El chef Jose Calleja, propietario del restaurante Surtopía, en Madrid.

El chef Jose Calleja, propietario del restaurante Surtopía, en Madrid. Esteban Palazuelos

Reportajes

La batalla del gazpacho: el 'doctor' Calleja examina los de Dabiz Muñoz, Belén Esteban y Carlos Ríos

Ponemos a prueba los gazpachos de las celebridades bajo el criterio del cocinero Jose Calleja, propietario del restaurante Surtopía (Madrid). 

7 agosto, 2022 01:52
Jaime Susanna Esteban Palazuelos

Vivimos tiempos extraños en los que falta el hielo y las celebridades tienen gazpachos. Ni los mejores videntes lo podían adivinar. Recientemente el chef Dabiz Muñoz ha lanzado su nueva línea de gazpachos de fresa y jalapeño. Una apuesta rompedora, como suele ser habitual en este cocinero, que busca competir con la ya amplia oferta de gazpachos premium envasados.

El gazpacho de Belén Esteban lleva ya varios años cosechando éxitos entre los consumidores, pese a que a esta celebridad no se le conocen más dotes culinarias que su empecinada batalla porque Andreíta se comiera el pollo. Asimismo, el influencer Carlos Ríos, también ha lanzado su propia línea de gazpacho.

Ríos es el pionero del llamado realfooding en España, es decir, lo que toda la vida se ha conocido como comida casera, pero con un nombre cool. En su constante batalla contra los ultraprocesados, propone una receta natural de la sopa de tomate fría andaluza por excelencia. Pero, ¿un verdadero realfooder no debe hacerse su propio gazpacho? Bueno, no perdamos el hilo. Vamos con la cata.

Probamos los gazpachos de Belén Esteban, Carlos Ríos y Dabiz Muñoz Esteban Palazuelos

Para esta prueba hemos elegido los gazpachos frescos de Belén Estebán y Carlos Ríos, y la rompedora propuesta de Dabiz Muñoz. Belén Estebán también tiene una variedad de gazpacho hecho con kumato, que hemos omitido de esta cata.

El árbitro y jurado de esta batalla es el cocinero profesional experto en gastronomía andaluza Jose Calleja (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1979), propietario del restaurante Surtopía, situado en el número 106 de la calle de Núñez de Balboa, en Madrid.

Los cuatro productos probados en esta cata.

Los cuatro productos probados en esta cata. Esteban Palazuelos

Primera ronda: ‘realfooding’

Jose vierte cuidadosamente el brebaje en una copa. Mira el color, lo huele con detenimiento, como quien cata un vino. Y finalmente, se lleva la copa a la boca para, acto seguido, emitir un veredicto. “Lo veo un poco simplón. Está subido de vinagre y le falta sal. De consistencia veo que está poco triturado. Eso quizás va más en consonancia con lo que quiere vender. Se notan las trazas del pimiento y del tomate. En eso, parece un gazpacho casero. Si me preguntas cuál ha hecho mi abuela, te diría que este”. Sin embargo, en cuanto a sabor, no le termina de convencer.

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Un detalle llamativo de los dos gazpachos tradicionales es que ninguno lleva cebolla. “Qué raro. La receta del gazpacho lleva cebolla”, aprecia el cocinero. “Puede ser que con la cebolla fermente”. Ambos brebajes llevan exactamente los mismos ingredientes, sin embargo las proporciones son distintas y ahí radica la diferencia.

Segunda ronda: Belén Esteban

Lo primero en lo que repara Jose es en el color. El de Esteban es claramente más rojizo. “Si me dices que es un bloody mary me lo creo”, bromea el cocinero. Sin embargo, al llevárselo a la boca, llega la sorpresa. “¡Está muy bueno!”, salta. Una de las claves, como señalamos en el párrafo anterior, son las proporciones. “Este tiene el doble de aceite de oliva y casi un 10% más de tomate”. Y además, es claramente más barato.

Jose prueba el gazpacho de Belén Esteban.

Jose prueba el gazpacho de Belén Esteban. Esteban Palazuelos

“A mi juicio el de Belén Esteban está bastante mejor. Está bastante integrado, notas bastante el aceite de oliva, el tomate. Está equilibrado en cuanto a sal y vinagre, que son también los puntos principales a la hora de elaborar un gazpacho. Cumple todos los requisitos de un buen gazpacho. Es refrescante, está integrado y se percibe bien el aceite de oliva. Está bastante conseguido”.

—¿Sería un gazpacho que podrías servir en tu restaurante?

—Totalmente.

Tercera ronda: Dabiz Múñoz

La cata se desmarca totalmente de lo que venía siendo en el momento en que Jose destapa el gazpacho de fresa de Dabiz Muñoz. Cualquier parecido con un gazpacho es pura coincidencia. “Parece más un smoothie”, opina el cocinero, que no puede evitar sorprenderse con la cantidad de ingredientes. “¡Lleva ketchup! Y aceite de oliva, de girasol y de colza”. Al llevárselo a la boca lo percibe enseguida. “Se nota mucho el ketchup”.

El cocinero lee la etiqueta del gazpacho de jalapeño.

El cocinero lee la etiqueta del gazpacho de jalapeño. Esteban Palazuelos

“Va muy en consonancia con su estilo de cocina. Me parece un cúmulo de cosas que lo llama gazpacho de fresa. Siendo quien es, puede permitirse estas licencias. No está malo, pero no me termina de parecer un gazpacho”, considera el cocinero. “Parece casi un postre”.

Jose se ha guardado el gazpacho verde, el de jalapeño, para ser el último, para que el picante no le impida degustar correctamente los demás. De nuevo, la sorpresa se dibuja en su cara. Tras un par de sorbos, concluye: “El de jalapeño está francamente rico, porque el tomate verde le da ese puntito ácido que combina muy bien con el jalapeño. Sin llegar a ser potente en boca sí que se te llena el paladar un poco de ese frescor que da el jalapeño”.

El chef Jose Calleja tras concluir su cata de gazpachos.

El chef Jose Calleja tras concluir su cata de gazpachos. Esteban Palazuelos

Veredicto final

El campeón indiscutible de esta cata para Jose es el gazpacho de Belén Esteban, paradójicamente, la única persona entre estos tres famosos que no se dedica a la comida. no solo es el mejor, según nuestro experto, también es el más barato con 2,69 euros el litro. El de Carlos Ríos asciende a 3,89. Y, finalmente, el de Dabiz Muñoz se dispara hasta 15,8 euros el litro. Solo está disponible en la sección gourmet de El Corte Inglés, donde no hemos podido evitar hacer esta pregunta:

—¿Se vende mucho?

—Muchísimo. Yo suelo estar en la barra y lo tenemos todos los días en el menú del día. 

Ahora bien, ¿este brebaje vale lo que cuesta? Eso tendrá que decidirlo el lector que se aventure a probarlo.