Carlos Moreno, propietario del restaurante El Bocata, en Parla, dentro de su local, que está lleno.

Carlos Moreno, propietario del restaurante El Bocata, en Parla, dentro de su local, que está lleno. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Reportajes

Probamos el menú del día de Carlos, el más barato de Madrid: ofrece 48 platos y cuesta 7 euros

En la oferta se incluyen un total de 18 primeros y 30 segundos más bebida, pan y postre o café. Se vende en el restaurante El Bocata, situado en Parla.

22 noviembre, 2021 03:44

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En España, el menú del día comenzó a popularizarse durante la década de los 60. Concretamente, Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, impuso el menú turístico con el fin de atraer turistas extranjeros en los años en los que la dictadura de Franco se empezaba a agotar y se abría, poco a poco, a Europa. Así, aquel menú llegó a este país como una idea importada desde Francia, donde una oferta similar se servía desde hacía un siglo. Pero como comer es algo muy español, aquel menú con primero, segundo, pan, bebida y postre o café —vendido siempre a un precio competitivo— llegó en 1964 para quedarse para siempre.

Hoy en día, es raro el bar o restaurante en España que no cuente en su oferta con el ya famoso menú del día. Los hay más caros, más baratos; más abundantes, más escasos; de cocina casera, de cocina de autor… de cualquier tipo. Pero lo que buscan últimamente los consumidores son las ofertas más baratas y competitivas para poder ahorrar algo dinero a causa de la crisis derivada de la pandemia. Por ello, EL ESPAÑOL ha buscado el menú del día más barato de la Comunidad de Madrid y lo ha encontrado en el municipio de la Parla, situado al sur de la capital. Lo ofrece Carlos Moreno González (Fuenlabrada, 1964) en su restaurante El Bocata. Su precio, casi imbatible. Está disponible por 7 euros.

“Y eso que este mes lo he tenido que subir un euro por el aumento de los precios de los productos y de los servicios como la luz. Hasta el pasado octubre se vendía a 6 euros”, explica el hostelero a EL ESPAÑOL. Carlos, que lleva tan sólo ocho años en la hostelería, ha recibido a este diario a mediodía de este pasado jueves en su restaurante. Y ha sido él mismo quien ha explicado la amplia oferta de su menú del día: ofrece 18 primeros y 30 segundos distintos. Es decir, los comensales pueden acceder a 48 platos —más bebida, pan y postre o café— pagando los ya citados 7 euros.

En la oferta de El Bocata, hay 18 primeros y 30 segundo a elegir.

En la oferta de El Bocata, hay 18 primeros y 30 segundo a elegir. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

—¿Cómo consigue vender sus menús del día a un precio tan bajo?

El misterio reside en comprar grandes cantidades de productos a los precios más competitivos. Suelo comprar el género incluso antes de que llegue a Mercamadrid acudiendo al vendedor directo, de modo que no hay intermediarios. Por ejemplo, acabo de comprar 3.000 kilos de calamares a 2,10 euros el kilo, es decir, he pagado algo más de 6.000 euros IVA incluido y tendré calamares para vender hasta el año que viene. Eso mismo hago con todos los productos, por lo que podemos ganar, al menos, 3,50 euros de los 7 que cuesta nuestro menú del día.

Probando el menú

Sobre las 2 de la tarde, nuestros estómagos empiezan a pedirnos comida. A nosotros y a los de los demás comensales que abarrotan el restaurante El Bocata, situado en el número 2 de la Avenida de Las Lagunas, en Parla. El salón, con un aforo de 80 a 90 comensales, está lleno. El éxito de llenar el local gracias al precio del menú del día es otra causa por la que Carlos se puede permitir ofrecer un menú tan barato. “De media, podemos llegar a vender entre 150 y 250 menús, cada día, en tres turnos”, dice el hostelero, mientras este diario era testigo del frenesí laboral de cocineros y camareros para poder servir a cada cliente su comida.

El hostelero Carlos Moreno, en una mesa de su restaurante.

El hostelero Carlos Moreno, en una mesa de su restaurante. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Esta capacidad de producción provoca que Carlos Moreno pueda facturar, cada mes y calculando a la baja 25.200 euros sólo en menús del día. “A esto habría que añadirle lo que se puede ganar sirviendo, desayunos, raciones o cenas”, explica el empresario hostelero. “Lo fundamental es la coordinación de todo el equipo. Los cocineros tienen una cadena de producción muy eficiente. Se lo debo todo a ellos y a los demás trabajadores”, añade.

Al frente de los fogones, de hecho, está Eusebia (53 años) o Euse, como la conocen sus más allegados. Ella ejerce como una suerte de jefa de cocina que lleva los mandos de El Bocata “desde las siete de la mañana”. Gracias a ella y los demás cocineros, probamos las lentejas que sirven de primero en el restaurante. “Los primeros que más triunfan son los platos de cuchara como la judías blancas, las lentejas, la sopa castellana…”, expone Carlos.

La cocinera Eusebia, de 53 años, cocinando durante su jornada laboral.

La cocinera Eusebia, de 53 años, cocinando durante su jornada laboral. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Y, la verdad, las lentejas que ha comido este periodista estaban realmente buenas. Se nota que son caseras y que no han escatimado en ingredientes porque contienen verduras, chorizo y carne. Hechas a fuego lento, no dejamos ni una cucharada en el cuenco de barro en el cual las sirven. La paella, el otro primero que prueba este medio, estaba relativamente bien. “No es la mejor paella del mundo, pero tiene una buena relación calidad-precio”, ha opinado el fotógrafo de EL ESPAÑOL.

Con el segundo que hemos pedido, la impresión ha sido similar. Este reportero, a sugerencia de Carlos, pide un chuletón. “Aunque ten en cuenta que es de 220 gramos al ser del menú del día; no de 500”, ríe el hostelero. A nuestro juicio, estaba en su punto y la carne era blanda. No era como la suela de una zapatilla, algo que suele ser recurrente en menús tan baratos. En opinión del fotógrafo, el codillo que pidió “estaba rico, pero algo frío por dentro”. “Aunque lo veo normal porque tienen que sacar muchos platos al mismo tiempo y puede pasar eso. Pese a ello, tenía muy buen sabor”, reflexiona el fotógrafo.

El plato de codillo, uno de lo segundos que ha probado este diario.

El plato de codillo, uno de lo segundos que ha probado este diario. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Origen, Covid y futuro

Aun así, la experiencia de EL ESPAÑOL en El Bocata ha sido muy buena. Se notan los años de trabajo que lleva, tras de sí, este negocio. “Llevamos ya ocho años con este modelo de negocio. Yo antes me dedicaba al sector de la construcción, pero con la crisis del ladrillo, me arruiné”, rememora Carlos. Fue cuando el hombre se reinventó y gracias a la ayuda económica de su familia pudo abrir “un pequeño negocio hostelero”. “Desde entonces, poco a poco, hemos ido creciendo”, agrega.

Tan sólo lleva cuatro años en local visitado por este medio, pero en Parla es tan conocido El Bocata que incluso se ha llevado a fieles clientes de su anterior restaurante. Por ejemplo, Carmelito, que come junto a tres compañeros en la mesa aledaña, lleva “ocho años” comiendo la comida de Carlos al menos, entre semana. Tantos que tiene un sitio con su placa que, en realidad, es una matrícula de coche en la que está grabado su nombre.

Carmelito, un cliente fiel que lleva ocho años comiendo en El Bocata. Por eso, tiene una placa.

Carmelito, un cliente fiel que lleva ocho años comiendo en El Bocata. Por eso, tiene una placa. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Este cliente, quizá, fue de los que no se olvidó de El Bocata durante los meses de confinamiento, los más duros de toda la pandemia para el sector de la hostelería. “Nosotros tuvimos la suerte de estar parados sólo 10 días. Rápidamente, nos reinventamos y empezamos a cocinar menús que repartíamos a domicilio con nuestros propios coches y una moto que compramos. Hacíamos menos, unos 40 menús cada día, pero ayudó a que pudiésemos superar el bache”, explica el hostelero Carlos.

Tiempo después, la salud del negocio va viento en popa. Tanto que Carlos está llevando a cabo una ampliación del local, tras comprar la nave posterior a su restaurante con el fin de ampliar la sala y poder añadir otros 200 comensales a sus menús diarios. El motivo: seguir ofreciendo a cada vez más consumidores el menú del día más barato de la Comunidad de Madrid.

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