De izquierda a derecha, el líder de Vox Santiago Abascal, el torero Morante de la Puebla y Jorge Marques, su mejor amigo.

De izquierda a derecha, el líder de Vox Santiago Abascal, el torero Morante de la Puebla y Jorge Marques, su mejor amigo. Cedida

Reportajes

El talismán de Morante de La Puebla: Pedro, el dentista amigo de Abascal tras el éxito del torero

El portugués Pedro Jorge Marques es el mejor amigo del matador y uno de los causantes de su gran temporada. Llegó a La Puebla a raíz de un chat.

25 octubre, 2021 06:02
Golegã (Portugal)

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Aunque todo es jaleo a su alrededor, Morante de La Puebla fuma tranquilo un puro Cohiba mientras acompaña el compás de una fiesta por bulerías. A su lado, la figura del flamenco Diego Carrasco. Son unas palmas sutiles, sordas, que todos los presentes observan como si generaran el ruido de un avión. En el restaurante de Golega, un bucólico pueblo portugués en Ribatejo, retiradas las mesas donde antes han comido, el baile del hombre sosegado supone el momento más fascinante de la ceremonia, cuando tres gitanas que le cantan “la cara de mi Morante, más gitana no las hay”. La escena, de otro tiempo, la explica una ausencia: la de móviles.

El ganadero Álvaro Núñez del Cuvillo, en la primera fila de la pintura, la realidad a la que aspira la puesta en escena de C. Tangana, confiesa al matador de toros José María Manzanares que es la primera vez que lo ve bailar, atónito ante lo que considera una armonía congénita.

José Antonio Morante (La Puebla del Río, Sevilla, 1979), más conocido como Morante de La Puebla, es un hombre feliz, quizás en el momento más dulce de su vida. Primero en el escalafón, uno de los toreros más trascendentales de la historia acaba de cerrar su mejor temporada con una actitud salvaje, con la ambición de un novillero hambriento. Nadie sabe los porqués de un estado de gracia que remolca la tauromaquia entera, en una situación límite en las postrimerías de la pandemia. Cómo funciona un tipo que, como dijo Rafael el Gallo, se sabría que es torero hasta cayendo de un primer piso.

Pedro Jorge Marques y Morante de La Puebla, este fin de semana, en Portugal.

Pedro Jorge Marques y Morante de La Puebla, este fin de semana, en Portugal. Juanfran Gómez Portugal

Una de las certezas es la presencia de Pedro Jorge Marques, su mejor amigo, el hombre sentado a su otro lado en el cuadro. Su posición, su importancia dentro de un séquito cada vez menos tumultuoso, escapa a las crónicas de los morantólogos. La búsqueda arroja apenas un puñado de resultados en Google y tan solo un tuit, el de un perfil que responde a Rasqui de La Puebla: “#noerescigarrero [de La Puebla] si no conoces a Pedro Vaz Marques “el portugués” amigo de Morante”. El mensaje se publicó en abril de 2012.

Llegada La Puebla vía chat

“Tenía 11 años y había un programa de ordenador que era mIRC, de hablar por internet, de chatear. Yo hablaba con una niña, que creía que era una niña pero tenía 18 o 20 años y que era muy amiga de Morante”, cuenta Pedrito el Portugués, el apodo genuinamente taurino con el que se le conoce, en un portuñol que adereza con un perfecto uso del quillo. Corría 1997 y Pedro ya admiraba a un prometedor novillero que ese año, en octubre, daría la alternativa en Burgos.

Morante de La Puebla y el dentista portugués Pedro Marques, en Córdoba.

Morante de La Puebla y el dentista portugués Pedro Marques, en Córdoba. Cedida

Dos años antes había vivido en directo la única puerta grande de Morante en Las Ventas y, al cruzarse con él en Sevilla, su madre le había pedido un autógrafo para el niño en un trozo de papel. Sus padres, Fernando y Guiomar, desconocen las razones de la afición desmedida y prematura que les llevó a instalar una parabólica en casa para ver Canal Plus Toros, a comprarle los primeros tomos del Cossío, a colmar la única ilusión veraniega de un niño tras la mudanza estival de Marinha Grande a San Pedro Muela: ir a los toros a Nazaré.

La amistad cibernética cuaja y los padres llevan al niño a Sevilla para que se conozcan. Pedro, “un crío con una conversación adulta para su edad”, según su madre, solventa la sorpresa inicial del desfase de edad y esa misma tarde viaja hasta La Puebla, donde cumple el sueño de conocer a su ídolo. “Comencé a ir todos los meses a La Puebla, después cada 15 días. Salía a las cinco de la mañana de Lisboa y llegaba a las cinco de la tarde a Sevilla”, rememora de una época donde los días de corrida viajaba en traje y corbata. Un peñista solitario con un bocadillo destino a una suite del Wellington. En una ocasión las pintas, el trayecto y el macuto levantaron las sospechas de la policía: un pastor alemán olió un croissant donde debería haber droga.

El chaval portugués, siete años menor que el maestro, se convierte en una presencia exótica y curiosa dentro del fenómeno emergente de un hombre cosido por atributos en desuso: integra en su nombre en su pueblo, en su cuadrilla a su gente y en su personalidad tímida cualquier afición carpetovetónica. Pedro le cogió el aire. “Es una persona que está en su sitio siempre, que no molesta y que le ha venido bien de verdad a Morante”, cuenta a EL ESPAÑOL un vecino de La Puebla de alguien “totalmente integrado en el ambiente”.

A Pedro, desde niño, le ha apasionado la tauromaquia. En la imagen aparece con Roca Rey y Morante de La Puebla.

A Pedro, desde niño, le ha apasionado la tauromaquia. En la imagen aparece con Roca Rey y Morante de La Puebla. Cedida

La intensidad con la que crece su presencia, además, nunca disminuye. “Yo estuve cinco años entre La Puebla y Portugal: venía dos veces a la semana a Sevilla. 2000 kilómetros todas las semanas. Llegó un momento que ya era inviable, no quería faltar al trabajo, tenía clientes y me sentía mal por faltar a mis responsabilidades”, cuenta Pedro, médico y dentista, que el 5 de marzo de 2020, días antes de la explosión de la pandemia, abrió una policlínica en La Puebla donde trabajan cinco personas más. Allí vive, en la casa de los padres de José Antonio, donde los suyos también cuentan con una habitación cuando lo visitan.

Amistad con Abascal y San Juan

Tras el fin de la relación de apoderamiento con Toño Matilla el pasado mayo, las contrataciones de Morante pasan por el teléfono de Pedro, que rehúye del tradicional apelativo y se define como “un representante que no hace nada sin contar con el torero”. Morante es ahora un torero independiente con el único filtro del hombre con el que comparte casi todas sus vinculaciones.

También la de Vox, partido por el que hace campaña. “Ya no solo por sus ideas políticas, que comparto, yo vengo de una familia de derechas; también porque Santiago es una persona extraordinaria”, sostiene el portugués, que sólo pierde la sintonía con el maestro en lo futbolístico. Al contrario que Morante, madridista irracional y bético, exfutbolista del Club Deportivo Cantarrana de segunda regional sevillana, equipo del pueblo, no le gusta el fútbol.

Para Pedro El Portugués, Santiago Abascal es una persona extraordinaria.

Para Pedro El Portugués, Santiago Abascal es "una persona extraordinaria". Cedida

La obsesión de Pedro es la de tener a su amigo enchufado, alejado de distracciones, con la capacidad de exprimir todas sus cualidades y colmar a una legión de seguidores. El éxito de la temporada ha provocado que algunos partidarios lo llamen San Pedro. Aunque también se habla en los mentideros de otra divinidad, la de San Juan, por Juan Ortega, el emergente torero sevillano con el que comparte estirpe.

“Yo te puedo hablar desde mi punto de vista: a mí me motivan los toreros que andan por mi palo, son los toreros que hacen cosas que a mí me gusta ver, que a mí me llaman la atención”, afirma Juan Ortega, que entiende “que al resto de toreros les pasará lo mismo. El hecho de que hayan salido toreros de ese corte [también Pablo Aguado], del gusto de la afición de Sevilla, entiendo que le ha tenido que tocar su amor propio y en algunos momentos le habrá ayudado a dar un paso más”. 

Fin de temporada

Este fin de semana, Morante y Pedro han cerrado la temporada europea en Chamusca y ya preparan la americana. Allí se celebró un festival en honor a Ricardo Chibanga, el primer torero africano, mozambiqueño y negro, que murió de un ictus fulminante en 2019, pocos días después de conocer a un torero que, impactado, regaló a la ciudad un busto de bronce erigido a pocos metros de donde vivía.

Pedro Marques se ha convertido en una persona clava en la vida de Morante de La Puebla.

Pedro Marques se ha convertido en una persona clava en la vida de Morante de La Puebla. Juanfran Gómez Portugal

Morante se retiró de la fiesta a la hora que se retiran los hombres que lo están haciendo bien, el umbral de la noche donde estalla el caos, todavía perfectamente engominado, con una sonrisa que en sus fieles genera una inclinación inmediata a su favor. Tras él, el hombre que ocupa “un papel pasajero como apoderado”, algo que “se acabará y la amistad continuará”. Al día siguiente, el Madrid ganó el Clásico. A Morante, la vida le sonríe.