La 'niñera de Podemos', Teresa Arévalo (i), Julio Rodríguez y la actriz María Botto.

La 'niñera de Podemos', Teresa Arévalo (i), Julio Rodríguez y la actriz María Botto. E.E.

Reportajes

El lento desaparecer del Jemad de Podemos: el 26 en la lista de Belarra entre una niñera y una actriz

Julio Rodríguez ha pasado de liderar el gabinete del vicepresidente Iglesias a la segunda fila de la lista de Vistalegre IV, que engrosa por detrás de Serigne Mbayé y Lilith Verstrynge.

28 mayo, 2021 01:57

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Dicen sobre él que le pesa un maleficio. Como mínimo, una fatal premonición política que le impide conseguir el escaño: sea cual sea el resultado, siempre se queda a las puertas. Nunca pareció importarle, aquello de esfumarse lentamente entre batallas perdidas, y siguió cumpliendo órdenes. También para dar un paso a un lado cuando parecía que el triunfo estaba cerca. Deformación profesional, dirán algunos.

En realidad, la travesía política de José Julio Rodríguez Fernández (Ourense, 1948) en Podemos siempre ha estado marcada por los baches. Incluso ahora, en pleno 2021, cuando tenía el escaño de la Asamblea de Madrid al alcance de la mano, parece que los planes del partido van por otros derroteros. Cumple órdenes. Renunciará a él. Y en lo interno no le va mucho mejor.

El próximo 13 de junio se celebrará la IV Asamblea Ciudadana de Podemos, conocida como Vistalegre IV, el congreso del partido para reelegir a los nuevos líderes tras la dimisión de Pablo Iglesias. Con toda seguridad, la ganadora será su heredera prometida, Ione Belarra, y su lista de correligionarios. Rodríguez forma parte de ella, en un discreto número 26, rodeado de la actriz María Botto (25) y Teresa Arévalo (27), la niñera de Irene Montero. Discreta compañía para el que hasta hace unos meses era hombre de confianza y jefe de gabinete del vicepresidente del Gobierno.

El ex Jefe del Estado Mayor del Ejército, Julio Rodríguez, junto a Pablo Iglesias. Efe

El ex Jefe del Estado Mayor del Ejército, Julio Rodríguez, junto a Pablo Iglesias. Efe

Si se mira un poco más arriba, las comparaciones salen solas y arrojan bastante luz sobre el devenir del exJemad, todavía secretario general de Podemos en Madrid y responsable de Paz y Seguridad en la formación. Varios puestos por encima de él, en el 20, se encuentra Serigne Mbayé, el mantero que hasta hace unas semanas ni siquiera formaba parte del partido. Más allá, el 13, Lilith Verstrynge, exasesora de Pablo Iglesias con escaso recorrido en la dirección.

Un paso atrás

En lo que respecta a su trayectoria electoral, la historia del exJemad podría haber terminado de una manera redonda. Ya hemos hablado del presunto maleficio político, ese que sitúa el suelo de Podemos en el mismo punto de la lista en el que Julio Rodríguez se presenta como diputado. Otra vez se cumplió el 4 de mayo. Podemos sacó 10 diputados y él iba de número 11. Una hora después del resultado, Pablo Iglesias dijo que no recogería el acta. La lista corría un puesto: al general. Por fin.

Visto de esta manera, bien podría decirse que, para que Rodríguez lograse su escaño, hicieron falta un adelanto electoral, un nuevo paracaidismo, una posición privilegiada y, sobre todo, que el líder de Podemos y vicepresidente del Gobierno renunciase a todos sus cargos. Pero ni con esas. El 19 de mayo, el exJemad siguió el ejemplo de Iglesias y anunció que no recogería el acta de diputado. Corre otro puesto, al 12, a Jacinto -Tito- Morano

La razón juega a dos velocidades. Por un lado, Isabel Serra, que fue la portavoz del partido la pasada legislatura, está pendiente de que el Tribunal Supremo confirme (o no) la sentencia que le condena a 19 meses de cárcel por los delitos de atentado, lesiones leves y daños cometidos durante un desahucio de 2014. En este contexto, Morano, que participó en la reforma del reglamento de la Asamblea y conoce todos sus detalles, llevará las riendas del grupo parlamentario sea cual sea el resultado de la decisión judicial.

La diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, Isa Serra

La diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, Isa Serra Efe

La segunda, más extendida en el tiempo, tiene que ver con el mañana. Si Serra pierde su escaño, la lista correría un puesto más, al 13, que ostenta la periodista Paloma García Villa. Si renuncia, se irían al 14, a Lilith Verstrynge, exasesora de Pablo Iglesias y una de las promesas del partido. El as bajo la manga. La apuesta de futuro frente al militar retirado.

Maleficio político

Hubo una vez en que Julio Rodríguez, que había sido general del Aire y Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad) durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, lo apostó todo por Podemos. Siempre al amparo de Pablo Iglesias, pero los votantes nunca han terminado de pagarlo.

La apuesta inicial del partido, cuando anunció su fichaje a bombo y platillo para las elecciones de 2015 a costa de perder sus medallas, era tener un revulsivo. Lo puso de número 2 por Zaragoza, donde se auguraba un buen resultado, pero la realidad estuvo por encima de la demoscopia y no salió elegido. Tampoco en 2016, candidato por Almería, para evitar riesgos con un escaño fácil.

Después de ser cesado del Ejército y perder su generosa pensión de militar de alta graduación, las batallas perdidas de las elecciones le dejaron muy tocado a ojos de las bases y votantes. Aun así, Iglesias siguió confiando en él. Lo puso al frente de la gestora de Podemos Madrid, primero, y como número 2 de la alcaldesa, Manuela Carmena, después. Tampoco funcionó.

El general Rodríguez, junto a los líderes de Podemos, Íñigo Errejón y Rafa Mayoral, en una foto de archivo.

El general Rodríguez, junto a los líderes de Podemos, Íñigo Errejón y Rafa Mayoral, en una foto de archivo. Juan Martín Efe

La apuesta de Iglesias de poner a su hombre de confianza como perro guardián de Carmena fue, a todas voces, un reto y un menosprecio. Se pensaba que la alcaldesa no tenía poder suficiente, y que él tenía demasiado. Se equivocó. Finalmente, la líder de Ahora Madrid -y a la postre de Más Madrid, escisión de Podemos- antepuso a una persona de sus propios círculos y con mucho menos nombre que el exJemad: Marta Higueras.

"La verdad, no he pensado ningún puesto para él", declaró entonces la exalcaldesa, antes de improvisar: "Hombre, en lo que sí tiene mucha experiencia es en dirigir cuerpos que se rigen por el principio de la disciplina. Así que, si Julio está interesado, a lo mejor en el área de Policía Municipal...". Al final, ni él se integró ni Podemos se presentó a las elecciones. De nuevo, una derrota. Esta vez sin presentar batalla. Ahora, tras catorce meses como jefe de gabinete del vicepresidente y volver a perder en el 4-M, Rodríguez está cansado. 

Su histórico valedor ya no está, y su trayectoria como candidato acuna más memes que victorias. Tampoco tiene un perfil claro. No es un killer como Echenique ni un Maquiavelo como Juanma del Olmo. Tampoco tiene vocación de mártir, como Iglesias, ni de promesa, como Verstrynge. Simplemente es Julio Rodríguez, mimetizado con el paisaje del cambio, siguiendo órdenes como siempre ha hecho, sin importar quién esté al mando. Cambia el tercio.

Belarra o muerte. Venceremos.