La convocatoria del 23 de enero suena interesante. Una marcha-concierto en Madrid bajo el lema 'Por nuestros derechos y la vida', con muchas referencias a la falta de libertad y ninguna a la seguridad ciudadana. Es, a todos los efectos, una manifestación que reniega de las medidas colectivas, un evento que disocia de las responsabilidades de todos y se centra en los miedos y confabulaciones de unos pocos. Aun con todo, quizá la etiqueta “negacionista” no sea la más adecuada, pero hagamos un esfuerzo.

El sábado habrá una manifestación. Será en un espacio público y costará dinero público mantener la seguridad, al menos esa que se puede controlar por medio de las fuerzas del orden, y está aprobada por la Delegación del Gobierno socialista y por el Ayuntamiento popular. La convocatoria le invita a usted a pronunciarse, ya sea en persona o en redes sociales, por la falta de libertad. Después podrá quitarse la mascarilla, nadie le multará si no se mete en líos y podrá irse a tomar algo mientras suena la música de Barón Rojo.

Todo estará organizado por el colectivo negacionista ‘Humanos conscientes y libres’, que puede sonar a Perogrullo o a declaración de intenciones para separarse, ya por definición, de los reptilianos y los cylons. La convocatoria, sí, aúna a su vez a otros grupos como Docentes por la Verdad, Plataforma Libertad, Médicos por la Verdad, o La Quinta Columna, que apoyan entusiasmados desde sus redes sociales el acto negacionista.

Cartel promocional de la manifestación negacionista. E.E.

Entre otras cosas piden, según su manifiesto, "abrir un debate científico y plural" acerca de la "pandemia, el virus, los test, las vacunas, la industria farmacéutica, el uso obligatorio de mascarillas, la corrupción de la OMS y la relación de la geoingeniería, las ondas 5G con la Covid-19, enmarcadas todas en la agenda 2030". Pero no estarán solos.

En sus filas, ya sean presenciales o simbólicas, estarán varios artistas y personalidades como Enrique Bunbury o Carmen París, que consideran que el 23 de enero de 2021, en medio de una pandemia mundial con más de dos millones de muertos, "parece que hay que recordar" las libertades. No son los únicos. Están contra las restricciones de movilidad y ocio impuestas por los gobiernos frente a la Covid-19. Estos serán sus cabecillas.

Vista de los asistentes a la manifestación de verano por la tarde en la plaza de Colón de Madrid. EFE

El reclamo artístico

Todo movimiento que pretenda ser de masas tiene sus cabezas pensantes, esas que operan y fisgan en las sombras del despacho, y a su vanguardia propagandística, esas caras conocidas que ponen rostro a una causa. Los a veces llamados “tontos útiles” no tienen por qué ser lo primero, pero seguro son lo segundo.

Es por ello que funcionan tan bien los artistas. En el verano de 2020, acabada la primera ola de coronavirus, el reclamo fue Miguel Bosé. Lo suficientemente conocido como para llamar la atención, pero lo suficientemente alejado de la primera línea como para no suponer un problema. Esta convocatoria bebe de aquello y se centra, precisamente, en el componente del espectáculo. Se reivindica como una marcha-concierto de Atocha a Colón que, en sus propias palabras, “finaliza con gran evento”. Traducido: un show negacionista.

Miguel Bosé, durante la presentación de la 7º Edición de la Gala Sida 2016.

Ahora los vientos se han alejado de Bosé y señalan a Enrique Bunbury, el histórico cantante de Héroes del Silencio. El aragonés errante, que bien podría ser el mayor reclamo de la cita, no estará en la manifestación, pero ha dejado claro que la apoya, y sus convocantes han sacado provecho de él.

“En este 23 de enero no puedo estar con vosotros, estaré dando un concierto, pero me gustaría participar con vosotros en esta marcha por la libertad, coincidiendo en todo lo básico con vuestros argumentos. Obviamente estamos en momentos muy complicados en los que parece que hay que recordar nuestras libertades, hay que exigir que nuestras libertades sean devueltas”. Con estas palabras, Bunbury ha querido dejar claro que se posiciona del lado de los manifestantes en un vídeo de poco más de un minuto. Suficiente para él.

De melenudos a calvos: 30 años de Bunbury

Quienes sí estarán (y actuarán para las masas) en la cita, serán otras caras conocidas. El “gran espectáculo” prometido estará encabezado por Carmen París, la cantante y compositora flamenca que en los últimos meses, a pesar de su talento, ha copado más titulares por sus declaraciones que por sus discos. La última de ellas, el pasado verano, que la crisis del coronavirus no es más que “una farsa y un golpe de estado organizada a nivel internacional”.

En la misma línea se sitúa José Luis Campuzano, más conocido por el pseudónimo de Sherpa, uno de los grandes iconos del heavy metal patrio. Desde el inicio de la pandemia, el que fuera una de las caras conocidas de Barón Rojo se ha convertido también en una de las voces críticas contra el Gobierno, aplaudido por unos y abucheado por otros. A sus setenta años, cabe mencionar, lo que no se le puede achacar al legendario bajista es que no haya sido coherente, al menos consigo mismo, criticando lo que a sus ojos son “los abusos del poder, no del poder de la izquierda ni de la derecha: del poder”. Hace honor así a su alias, que en los mentideros políticos suele referirse a un negociador o asesor de alto nivel. Sólo que, en este caso, no estaría del lado de las instituciones, sino de los negacionistas.

Sherpa, antiguo cantante y bajista de Barón Rojo. Facebook

A la lista de artistas se suman otros con menos nombre. Algunos, como Sonia Bazán, son principalmente conocidos no por la música, sino por su activismo en contra de la pandemia y las medidas para sofocarla. La cantante gaditana reconvertida en influencer aseguraba en octubre, en un vídeo viral, que en el CEIP Nuestra Señora de las Montañas (Cádiz) se estaba vacunando de la Covid-19 a los alumnos del centro sin el consentimiento de sus progenitores.

La vacuna entonces no existía, y la implicada se retractó con el tiempo, por lo que no merece la pena intentar desmentirlo a toro pasado. En sus letras, no obstante, sigue con la cantinela, y hace apenas un mes se posicionaba frente a los “esclavos MK Ultra” -el programa de control mental ilegalizado de la CIA- o frente “el filántropo Gates promocionando tu pinchazo”. Ella también actuará en la función.

Carmen París. Diario de Avisos

Les siguen otros más o menos conocidos para el gran público, tanto dentro como fuera del negacionismo. Nombres como Martín Sánchez, David Enrique, Ramón Prendes, Nerea Mafarki, Estrit, José Carioca, Pablo Diamante, Creador o Mark Quark bailan entre los artistas invitados, e incluso personalidades de otros ámbitos se han sumado a sus filas. El caso más representativo: el de Cristina Martín Jiménez, escritora y periodista especializada en el Club Bilderberg, otro de los focos favoritos de las teorías de la conspiración. Recientemente ha publicado La verdad de la pandemia: Quién ha sido y por qué, un manifiesto en el que defiende que la pandemia de Covid-10 responde al interés económico de lobbys internacionales.

Detrás de todo

Como ya se ha mencionado anteriormente, están las caras bonitas y los que operan desde atrás. En este caso, si toda la publicidad se la llevan los Bunbury y Carmen París de turno, que de algo tendrán que vivir, el rédito interno es para los organizadores. Estos son los que en realidad controlan la manifestación y, por tanto, los instigadores del movimiento.

De la coordinadora del evento, Humanos Conscientes y Libres, se sabe poco. Su coordinadora es Iris Pérez, promotora tanto de la marcha-concierto de este sábado como de la “sentada pacífica por la libertad” del 7 de noviembre en Callao, que apenas tuvo repercusión. Ella dirigió el proyecto para unir a otros colectivos, de entre los que destaca la conocida asociación negacionista Médicos por la Verdad.

Iris Pérez, coordinadora del evento.

Una de sus líderes y promotoras es María José Martínez Albarracín, que se reivindica como cirujana pero que no aparece en el registro de colegiados del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. La presunta doctora saltó a los medios durante el segundo confinamiento por su teoría crítica con la campaña de vacunación, sus vídeos virales en los que relacionaba la vacuna de la gripe con “un pico tremendo de contagios y gravedad” de Covid-19.

También llegó a afirmar que las inoculaciones en mayores de 70 años generaban “incluso la muerte”. Varios colegios de médicos han anunciado que llevarán a la Justicia las responsabilidades penales del colectivo por incurrir en delitos contra la salud pública y supuestas infracciones del código deontológico.

María José Martínez Albarracín.

El mismo caso ocurre con ‘Plataforma Libertad’, grupo liderado por la empresaria Lola Sopeña. Esta directora de castings y CEO de una clínica de cirugía estética de 52 años es principalmente conocida por haber sido concursante del programa ‘Ven a cenar conmigo’ y defender a Elettra Lamborgini en ‘Gran Hermano VIP’. Durante el confinamiento volvió a la palestra por su enfrentamiento mediático con Risto Mejide, a quien le dijo que “Madrid es un foco de resistencia y que [el Gobierno] no nos dejan salir porque saben que vamos a liarla parda”. Uno de sus colaboradores es el divulgador de pseudociencias Josep Pàmies, otro conocido negacionista.

También salida de las cloacas de internet y los submundos del negacionismo se encuentra Cecilia Coviella Fernández, profesora de Educación Física argentina y residente en España desde el año 2001. Es la fundadora del colectivo Docentes por la verdad', que defiende, entre otros, "eliminar el uso de las mascarillas y las normas de distanciamiento social para docentes y alumnos dentro de los centros educativos". A los protectores faciales les achaca que “atentan contra [su] salud y la de [sus] alumnos, tanto física como emocional” y que, si a ella le obligasen a llevarlos, dejaría su puesto de trabajo.

Lola Sopeña y Belén Esteban. YouTube

Finaliza el registro Ricardo Delgado Martin, conocido en YouTube como ‘La Quinta Columna TV5’. Sevillano de 45 años, de su trayectoria defiende que tiene un postgrado biología sanitaria, microbiología clínica, epidemiología e Inmunología por la Euroinnova Business School, una compañía que participó en el descalabre de Corporación Dermoestética y que ahora factura más de cinco millones de euros en cursos y master online de dudosa calidad y nula validez académica. En sus vídeos defiende las conspiraciones mundiales y, sobre todo, bulos e información negacionista sobre la Covid-19.

Estos son todos. Personas de todo tipo. Negacionistas, pero normales. Se llaman a sí mismos "humanos, conscientes y libres", como reza la coordinadora, que suena un poco a cuando un loco dice que no está loco. Humanos, porque no son reptilianos. Conscientes, porque saben que manifestarse durante una pandemia es irresponsable. Y libres, porque aun así les permiten hacerlo.

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