Probablemente haya ido usted estos días a comprar a Mercadona, como gran parte de los españoles. Si es así y reside en Mallorca, Valencia o Zaragoza, es muy posible que su cara haya pasado a ser chequeada por un nuevo sistema de vigilancia consistente en el reconocimiento facial. Es una nueva iniciativa de seguridad, no exenta de polémica, que sale directamente de la factoría de Tamir Pardo. ¿Y quién es Tamir Pardo?

Tamir Pardo era el mejor en lo suyo. Fue avanzando posiciones en su trabajo y pasó del escalafón más bajo a la dirección. Por el camino le fueron asignadas las mayores responsabilidades y siempre cumplió. Así llegó a la cumbre. Tamir Pardo fue el mayor espía de Israel y acabó comandando el Mossad, el servicio de inteligencia nacional israelí. Cuando se retiró lo pusieron al frente de una empresa tecnológica de vigilancia, que ha sido la elegida por Mercadona para diseñar su nuevo sistema de seguridad.

La cadena valenciana de supermercados se halla en pleno proceso de implantación de un sistema de reconocimiento facial para sus clientes. La razón, según esgrimen, es controlar a la gente que tiene prohibida la entrada a cualquiera de las tiendas: “Personas con sentencia firme y medida cautelar de orden de alejamiento del establecimiento, dictadas por un juzgado, con el objetivo de reforzar la seguridad de sus clientes y trabajadores”, explicaba la empresa por sorpresa a principios de este mes.

Juan Roig anuncia a sus empleados el cambio de jornada.

El sistema ya está funcionando en fase piloto en varios de los establecimientos que Mercadona tiene por España. Pero la medida no está exenta de polémica: aunque la empresa asegura que en ningún caso está generando ficheros visuales, hay dudas sobre su legalidad y sobre si puede estar vulnerando los derechos de privacidad. Incluso la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) se ha puesto a investigar el caso, para valorar si esta iniciativa, con tecnología israelí de la empresa del exdirector del Mossad, pudiera estar vulnerando algún derecho.

“No sale ni en la guía telefónica”

“Estamos alucinados. Ese señor nunca participaba en las reuniones del centro comunitario y lo dejaba todo en manos de su esposa. Era tan anónimo que ni siquiera estaba registrado en el listín telefónico. Nadie sabía realmente en qué trabajaba. Ahora lo entendemos todo”. Lo declaraba un vecino de Tamir Pardo cuando los medios de comunicación israelí publicaron la identidad y la foto, en 2011, del entonces nuevo jefe del Mossad, el servicio de espionaje nacional. Un hombre del que ni los vecinos sabían su nombre. Solamente la inicial: T.

La anécdota la revela el periodista Sal Emergui en un perfil sobre Tamir Pardo (Tel Aviv, 1953). Judío sefardita, descendiente de españoles y fanático del Barça, ha sido uno de los mayores espías de Israel y dejó de ser anónimo en 2011, con su nombramiento al frente del Mossad. Un cargo que desempeñó hasta 2016. Pero Tamir Pardo había entrado en esa casa mucho antes, en 1980. Formó parte del escuadrón más secreto, la llamada Unidad Cesárea, la que ejecutaba las misiones especiales.

El trabajo de Pardo como espía fue impecable, tanto que le acabaron entregando el departamento de escuchas y seguimiento. Y recién estrenado el siglo XXI, en 2002, el entonces jefe del Mossad le nombró número 2; su mano derecha. Durante esa etapa, según el diario israelí Maaeriv, “se consiguieron, según fuentes extranjeras, grandes logros como la destrucción de la planta nuclear siria o la muerte del todopoderoso jefe militar de Hizbulá, Imad Mughniyah”. La lógica decía que Pardo debería liderar el Mossad en breve, pero su antecesor no se retiraba y eso hizo que Pardo abandonase el servicio de seguridad israelí durante 2 años.

Un supermercado Mercadona.

De Cisjordania al Mercadona

Volvió en 2011, pero ya para asumir el mando. Se convertía, oficialmente, en el mayor espía de Israel. Se mantuvo en el puesto hasta 2016, año en el que fue relevado de su puesto en el Mossad. Dejó entonces de trabajar para el estado y se pasó a la empresa privada. Pasó a liderar la empresa israelí Anyvision, una de las más reputadas en materia de seguridad y vigilancia del mundo. Ofrece servicio en 45 países, aunque es conocida por hacerse cargo del sistema de vigilancia de las fronteras de Israel con Cisjordania.

Fueron esos trabajos donde Anyvision ganó su reputación, la misma que le ha hecho ser elegida por la cadena de supermercados levantina Mercadona para encargarle este sistema de reconocimiento facial que ha puesto en marcha por sorpresa. La firma presidida por Juan Roig lo anunció a principios de este mes, y ha informado de que esa prueba piloto ya se ha puesto en funcionamiento en, al menos, 40 de sus supermercados de Valencia, Zaragoza y Mallorca.

La empresa se ha apresurado a dejar claro que no está estableciendo ningún tipo de fichero de datos, que no está haciendo nada ilegal. Aseguran que se lleva a cabo solamente para poder identificar a personas que tengan una sentencia firme y medida cautelar de orden de alejamiento del centro comercial. Si el sistema reconoce a uno de estos sujetos, alerta de inmediato a Policía Nacional o a la Guardia Civil.

Bajo investigación

Declaran también en el supermercado que cada uno de los centros que ha sido dotado con esta tecnología lo refleja con un cartel en la puerta. Que el sistema de seguridad israelí lleva a cabo este proceso de identificación en apenas 0,3 segundos. Y que inmediatamente después, la imagen queda borrada del sistema y no se almacena en ningún disco duro. "No se guarda ningún tipo de información adicional", sentencian fuentes de la firma.

Entrada a un supermercado Mercadona.

No obstante, no todo el mundo lo tiene tan claro. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ya manifestó a Mercadona “diversas reservas” sobre la conformidad con la normativa de protección de datos de su sistema de reconocimiento facial y, ante las informaciones publicadas sobre su puesta en marcha, decidió iniciar una investigación de oficio.

Según la AEPD, Mercadona facilitó en el último trimestre de 2019 a la Agencia una información inicial sobre una iniciativa de reconocimiento facial en sus establecimientos y “ya entonces la AEPD puso de manifiesto diversas reservas sobre la conformidad del mismo con la normativa de protección de datos”. Y es que el tratamiento de datos biométricos sigue estando en una especie de limbo legal en España. La investigación se halla en fase previa.

La polémica sigue tan activa como las 40 cámaras que continúan identificando a clientes en los Mercadona de Mallorca, Valencia y Zaragoza “con un margen de error del 0,1 por ciento en el reconocimiento facial”, según asegura la empresa Anyvision. La factoría de Tamir Pardo ha tenido clientes gigantescos, como Microsoft, aunque el propio Bill Gates acabó rescindiendo su contrato con ellos tras un polémico episodio en el que la firma fue acusada de espiar a la población palestina. Gates vendió sus participaciones al confesar que no podía controlar qué uso hacían otros clientes de los sistemas de la firma israelí.

Ahora es Mercadona la que se hace con sus eficientes servicios. Tras el anuncio de la implantación del sistema “Better Tomorow” (ese es el nombre del producto fabricado por Anyvision), las redes se preguntaban si realmente Mercadona tiene a tantas personas con una orden de alejamiento, si es necesario un sistema tan exhaustivo de reconocimiento físico entre sus clientes, si es necesario ir tan al límite. Las redes y la Agencia de Protección de Datos, que ya se ha puesto a investigar ese límite diseñado por el mayor espía de Israel.

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