Echemos por un momento la vista unos meses hacia atrás. A finales de enero de este año las tractoradas se sucedían en las principales ciudades, los agricultores y ganaderos se agolpaban frente al Ministerio de Agricultura... el campo español rugía con furia por los bajos precios en origen. Lo que seguramente no imaginaban los productores de cordero y cochinillo era que su crisis iba a ir todavía a peor.

A raíz del estado de alarma y el cierre de los restaurantes, estos ganaderos se han quedado sin sus principales clientes y con mucha cantidad de producto sin vender. Esto ha propiciado que los precios en origen del cordero y el cochinillo estén tocando mínimos históricos. 

En el caso del cordero, los ganaderos están vendiendo en torno a los 2,5 o 3 euros el kilo. Antes lo hacían, por lo menos, 1 euro más caro. En el caso del cochinillo es todavía más sangrante: lo que antes se vendía a 25 o 30 euros la pieza, ahora está en torno a 15. Sin embargo, no hay más que acercarse a una carnicería para comprobar que estas bajadas no repercuten en el consumidor. 

Son las 9 de la mañana. El Mercado de los Mostenses de Madrid acaba de abrir sus puertas y ya alberga a clientes en su interior con carrito y mascarilla. Hay cola en la carnicería Saboli Taboli, el único local del mercado que vende carne de cordero lechal. La pata está a 14'90 euros y las chuletas a 25. Dentro de la normalidad. “Hoy mismo lo he comprado a 11,2 euros el kilo”, afirma el encargado mientras enseña el resguardo de la compra que lo demuestra. “Está 1,8 euros más caro que la última vez”.

El precio de los cochinillos en la carnicería y en internet es el mismo.

La estampa se repite en la carnicería del Mercado de Vallehermoso, donde la pata está a 16,90 el kilo y las chuletas a 22,90. “Lo compro a 10,8 más IVA”, afirma Antonio, el carnicero. “No ha bajado de precio en estos meses”. Pero, ¿cómo es posible que en origen baje y en la carnicería nos cobren lo mismo?

La respuesta está en la escala de valor, precisamente la queja que llevó a los agricultores y ganaderos a tomar las calles a principios de año. “Hay que hacer tres escalas: la producción, que somos los ganaderos; la recogida y transporte al cebadero o al matadero y el despiece; y después transporte a carnicería”, afirma Martín Esteso, ganadero y portavoz del sindicato ASAJA en los sectores caprino y ovino.

“Si el cordero pesa unos 20 kilos hay que tener en cuenta que un 50% se va. Todo lo que son las vísceras, la cabeza, los pulmones y pieles se va. Si el cordero te ha costado 50 euros y se te va la mitad, eso lo tienes que ir repercutiendo en el precio”, explica Martín. “La reivindicación que tenemos nosotros es que esa bajada de precio también repercuta en el consumidor. Lo que no es lógico es que el ganadero esté vendiendo por debajo de costes y después llegue el consumidor y pague igual que antes”.

Venta en internet

Pepe, el ganadero que vende sus cochinillos en milanuncios.

Una simple búsqueda en Google muestra que los precios de las carnicerías no varían notablemente en la venta por internet. Pero además muestra una realidad peculiar nacida de esta crisis: actualmente hay ganaderos que venden sus corderos y cochinillos en el portal Milanuncios. “Es por pura necesidad”, cuenta Pepe, un ganadero que se anuncia en esta página.

“Estoy vendiendo corderos de 25 kilos a 60 euros. Antes los llegaba a vender a 79”, relata el dueño de la Agroganadería El Nene, que produce cerca de 1.200 corderos al año. “A nosotros nos ha bajado un euro el precio por kilo. La pena es que no le haya bajado también al consumidor”. Esto significa que lo antes vendía a “3,3 o 3,4” euros el kilo, ahora lo vende un euro más barato.

Lo mismo cuenta Samuel, de la ganadería El Prado de Arriba y que también se anuncia en Milanuncios. Sin embargo, asegura que este método no le está funcionando: “No va bien porque la gente no se puede desplazar”. Samuel terminó de vender sus corderos poco antes del decreto del estado de alarma y lo que ahora intenta vender por internet son las ovejas de cría. “Queremos quitárnoslas por la crisis que viene”.

El cochinillo es más complicado de encontrar en Milanuncios, pero también lo hay. “Llevo siete años criando cochinillos y nunca los había vendido tan baratos. Pero con mucha diferencia”, relata Agustín, un guarda de finca que también cría cochinillos. lo que antes vendía a 25 o 30 euros la pieza, ahora lo hace a 14. “He llegado a vender a 8 euros el cochinillo a particulares. Es tremendo”. Mientras tanto, un cochinillo entero en carnicería cuesta alrededor de 50 euros.

10 millones para el sector

Vista la crisis que atraviesa este sector, el Gobierno decretó esta semana destinar 10 millones de euros de ayuda a la ganadería ovina y caprina. Los ganaderos de corderos y cabritos podrán solicitar a partir de este jueves a las ayudas, según se recogía en el Boletín Oficial del Estado.

“Diez millones de euros parece mucho, pero luego los repartes por animal y no toca a nada. Con eso no pagas ni al veterinario”, afirma Martín. Que considera esta medida “ridícula, una vergüenza”.

Solo con mencionarle el tema a Pepe le hierve la sangre. “Eso es una burla. Primero hablan de una ayuda de 30 euros por cada cordero que se haya vendido a bajo precio durante la epidemia, pero por un máximo de 60 corderos por explotación”, exclama. “Imagínese nosotros que tenemos 1.000 ovejas y 400 corderos, ¿de qué nos sirve que nos den 2.100 euros? Después hablan de que van a a dar la ayuda por oveja. Ahí ya nos pusimos más contentos, si nos dan cinco o seis euros por oveja, pues por lo menos da para algo. Pero no, es a un máximo de 100 ovejas por explotación. Es que es ridículo”.

Una clienta espera su turno en una carnicería de Madrid.

En España hay cerca de ocho millones de cabezas de ovino destinadas a la carne y unos tres millones de cabras, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Si es reparten 10 millones de euros entre 11 millones de animales, sale a menos de un euro por cabeza.

“Ten en cuenta que un animal se puede estar comiendo alrededor de los 60 o 70 céntimos al día. Entonces esa ayuda sería la alimentación de 15 o 20 días. Esa es la ayuda que nos dan”, lamenta Martín.

“¡Pero es que además se solicita ahora y te lo dan el año que viene! Necesitamos dinero ahora, hombre. El año que viene a lo mejor hemos cerrado la ganadería porque no hemos podido sacarla adelante”, concluye Pepe.

Esa es la triste conclusión a la que llegan muchos empresarios tras estos dos meses de estado de alarma: seguramente sus negocios no lo superen y se vean obligados a cerrar. Los ganaderos, especialmente aquellos dedicados al cordero y el cochinillo, no son una excepción. Por eso antes de colgar el teléfono Pepe lanza una petición: “Dadle caña a este Gobierno a ver si se espabila”.

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