El domingo aquí cayó el quinto premio de la lotería. Pero ya nadie celebra nada. En el bar La Alegría de Valdemanco (Madrid), un papel escrito con rotulador fluorescente presume de que el número 74.770 se vendió en el establecimiento, pero ya nadie le hace ni caso. Todo son caras largas, gafas de sol y lágrimas que se escapan por debajo. Están todos de luto y, los que no, simplemente están callados. Todos conocían a Arancha.

El mismo domingo por la tarde, Arancha C.V., de 22 años de edad, salió a cazar con un grupo de jóvenes. Ella no era cazadora pero iba con sus dos hermanos, algunos primos y otros amigos que sí lo son. Días antes de Navidad, de vacaciones de sus estudios de fotografía, Arancha pensó en acompañarles como había hecho otras veces. Pero esta vez todo salió mal. En un momento de confusión, un disparo mal dado con una escopeta acabó impactando contra su tórax.

El suceso tuvo lugar en torno a las 16.30 horas en un lugar de difícil acceso de la finca conocida como La Fragüela, cercana a la M-633, en el término municipal de Valdemanco, de donde Arancha era vecina. Cuando los sanitarios del Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid acudieron al lugar se la encontraron en parada cardiorrespiratoria y no pudieron sino certificar su fallecimiento.

El autor del disparo fue un menor de 17 años que les acompañaba y que está siendo investigado por homicidio imprudente. La Guardia Civil del cuartel de San Agustín del Guadalix (Madrid) está investigando el suceso y tras tomar declaración al autor y a los numerosos testigos baraja como principal hipótesis que se trató de un hecho fortuito. Tras practicarle la autopsia en el Anatómico Forense, el cuerpo de la joven ha vuelto a Valdemanco la tarde de este lunes y será enterrada en la localidad madrileña este martes por la mañana.

En el bar La Alegría todavía no digieren lo sucedido. Mientras la gente habla por teléfono contándole a sus conocidos lo que ha pasado, un amigo de Arancha que estaba cuando todo pasó cuenta lo sucedido. Cuenta que estaban en grupo y que, de un momento a otro, Arancha se separó un poco y, de repente, se oyó el disparo. Nadie echa culpas al joven que pegó el tiro, parece que el arma se disparó sin querer. Este tipo de accidentes la verdad es que no son nuevos entre cazadores.

La tragedia de la familia

“Perdona hijo, es que todavía estoy nerviosa”, responde una vecina de Valdemanco frente a la puerta de su casa. “Es que cuando me lo dijeron, pensé que había sido mi nieta”, cuenta afectada aún así. “Mi hijo y mi nieta son cazadores y ella tiene la misma edad que Arancha”, relata, mientras que fuera de la casa tiene un cuadro bajo el título Los 10 mandamientos del cazador.

En Valdemanco, que tiene apenas poco más de 900 habitantes, muchos de ellos son cazadores. Y Arancha creció en el seno de una familia cazadora. Sus dos hermanos, que estaban con ella cuando todo sucedió, también son cazadores. Ella sin embargo, tenía otra pasión que empezó a practicar en el entorno rural de la localidad y luego decidió que quería profesionalizarse: lo suyo era la fotografía.

Tras acabar sus estudios en el instituto público IES Príncipe Felipe de Madrid capital, Arancha se enroló a estudiar fotografía para intentar trabajar de ello. En sus redes sociales solía subir fotografías que ella hacía y cuyos motivos principales tenían que ver con la naturaleza y animales. “Era una persona maravillosa, poco más hay que decir de ella, ha sido una desgracia”, cuenta otra vecina, algo más mayor que ella. Y no es una exageración decir que todos la conocían.

Finca La Fragüela, en Valdemanco, donde tuvo lugar el accidente. E.E.

En el Ayuntamiento, que tras el suceso ha decretado tres días de luto que arrancaron este lunes, las banderas ya ondean a media asta. En la recepción principal del consistorio, un grupo de mujeres está cortando lazos negros que más tarde irán a parar a las banderas. Cuenta la alcaldesa, Sylvia Déborah Molina, que Arancha también era muy querida porque solía ser monitora de tiempo libre.

Los veranos, para sacarse un dinero extra, Arancha solía trabajar para el Ayuntamiento de la localidad cuidando a niños en los campamentos. Estaba muy vinculada con su comunidad, según remarcan los que la conocían. Al fin y al cabo, “aquí casi todos somos familia”, dice un vecino, y Arancha tenía numerosos familiares entre los habitantes de Valdemanco. Este lunes su familia se reunió antes de lo previsto, antes de Navidad, en la casa de la abuela de Arancha para llorar a la joven.

Y la tragedia de la familia llega cuando todavía no habían superado la anterior. Hace aproximadamente dos años el padre de Arancha falleció de un ataque al corazón, dejando a su mujer y a sus tres hijos. Ahora, la ausencia se hace más grande y, aunque este tipo de desgracias siempre duelen, los vecinos recalcan que en Navidad parece que duelen más.

Licencia de caza: descuento para menores

Aunque ella no era cazadora, estaba muy vinculada con la comunidad de cazadores de Valdemanco por su familia y amigos. Lejos de ser profesional, hay una especie de asociación que suele reunirse en el bar La Alegría donde ahora la lloran o en la casa de la cultura del pueblo, localizada en los terrenos del polideportivo. Este lunes la reunión era por otro motivo.

El domingo, Arancha y sus amigos y familiares habían salido a practicar caza menor: liebres, conejos, alguna perdiz… en la falda de la montaña de la sierra de Madrid. El terreno ahí es de piedra, con mucho arbusto y matorral y con algunas caídas. No es alta montaña aún por lo que la zona no es demasiado difícil de transitar, aunque hay kilómetros sin nada a la redonda y donde la ayuda no siempre es fácil que llegue. En este caso llegó rápido pero no pudieron hacer nada al respecto.

Los servicios de Emergencias de Madrid encontraron a la joven en parada cardiorrespiratoria. Emergencias

A pesar de que el joven autor del disparo tenía sólo 17 años, la Guardia Civil ha remarcado que todos los papeles de los participantes en la cacería estaban en regla. Además, por edad, el joven podía cazar y la responsabilidad de lo sucedido no recaería en un tutor que le hubiera dado el arma. Por otro lado, según ha contado la alcaldesa, estaban en temporada de caza.

En la Comunidad de Madrid, un menor de 14 años cumplidos se puede sacar una licencia de caza. Para ello necesita la aprobación de los padres o tutores, pero no es necesario que estén acompañados por ellos en el momento de la caza. Además, hay una excepción, si el menor está emancipado ni siquiera necesita permiso de sus progenitores para sacar la licencia. Por otro lado, y por sorprendente que resulte, en la Comunidad de Madrid los menores de 16 años tienen un descuento del 70% del precio de la licencia de caza. Así, una licencia de un año tiene un precio de 22 euros para un adulto y de 6,60 para un menor de 16.

El día de Nochebuena no va a haber ningún motivo de celebración en la casa de Arancha y todo el pueblo se ha solidarizado con ella. Los quintos de Valdemanco, además, han cancelado unas fiestas que tenían programadas. Este martes, toda la localidad estará con la familia.

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