Villanueva de Alcardete

El lunes es el día en que se revela la emboscada. La fecha, 16 de diciembre. El lugar, un restaurante de la localidad toledana de Quintanar de la Orden. José Manuel Gallego, un agricultor de la vecina localidad de Villanueva de Alcardete, se cita con un hombre de nacionalidad rumana que le hace una insólita revelación. Así que se sienta a escuchar una importante grabación que tiene que enseñarle. En ella se encuentra el secreto que guardaba un guardia civil retirado y tío de su ex pareja: la confesión de que había contratado a un sicario marroquí para matarle.

En lugar de asesinar por encargo a José Manuel, el rumano le propone una trato para no mancharse las manos de sangre: entregarle la grabación en la que el ex agente de la Guardia Civil Santos García, encarga el crimen a cambio de 3.000 euros. En ella, el agente ya jubilado a sus 52 años ofrece instrucciones precisas al compinche del rumano, el marroquí A.T., para que asesine al ex marido de su sobrina. Mientras le cuenta todo esto, el sicario no tiene ni la más remota idea de que algunos oídos indiscretos, dispuestos convenientemente en el local y en sus inmediaciones, escuchan con atención todo lo que está diciendo.

El rumano prosigue su relato. El ex agente de la Benemérita presuntamente le habría pagado 15.000 euros al sicario marroquí como adelanto. Al consumar el asesinato llegaría la segunda parte de la recompensa: otros 30.000 euros de honorarios que los ejecutores del crimen sólo verían cuando completasen su misión.

Vista del pueblo toledano de Villanueva de Alcardete.

Satisfecho, José Manuel le entrega los 3.000 euros en el comedor a cambio del audio en el que el ex guardia civil se incrimina a sí mismo, en el que quedan reveladas sus intenciones. Que "parezca un suicidio”, dice el ex agente en la grabación, según revelan a EL ESPAÑOL fuentes cercanas a la familia de la víctima. Santos manda y ordena. Sólo quiere acabar con el antiguo esposo de su sobrina. Sea del modo que sea: “Quemadle la casa y el coche”. En el momento en que se consuma la transacción, los ojos que observaban a cierta distancia dentro y fuera del bar se abalanzan sobre el rumano. Son agentes de la Guardia Civil camuflados de paisano. Han presenciado todo el encuentro esperando el momento exacto para actuar.

Todo era una trampa que había sido orquestada por los investigadores del cuerpo armado y la víctima, José Manuel, para obtener la grabación que inculpaba al tío de su ex mujer.

El caso ahora está en manos del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Quintanar de la Orden. Allí se instruye la causa. La jueza ha determinado, de momento, libertad con cargos y una orden de alejamiento de 300 metros para el ex guardia civil Santos, el sicario marroquí y el cómplice rumano -respecto de José Manuel- por un delito de conspiración de homicidio doloso.

La traición del asesino a sueldo marroquí y su cómplice, el rumano, le salió cara a Santos. Su torpeza provocó que los agentes de la Guardia Civil que llevan el operativo los detuvieran. Y también, produjo el arresto de Santos García, un ex agente al que el cuerpo había jubilado tras un accidente de tráfico que le impedía continuar con el tricornio. Fuentes cercanas a José Manuel, han informado a este diario que el motivo del encargo de Santos es consecuencia de la turbulenta ruptura que había tenido con Pilar Cámara García, la sobrina del agente retirado. “La familia de Pilar les odiaba, nunca aceptaron ni a José Manuel ni la relación que tenía con Pilar”.



Mala convivencia en pareja

La boda era el broche de oro para sellar aquella relación. Pilar y José Manuel, la presunta víctima de este intento de asesinato, unieron sus destinos en junio de 2018. Era un modo de confirmar lo que había entre ambos después de haber sido padres el año anterior. Su bebé cumplía ya un año. Ahora cuenta dos y medio, siempre según el testimonio de una persona muy cercana a José Manuel. Fue un espejismo. La pareja duró poco tiempo a causa de “la mala convivencia” entre ambos. En febrero de 2019, José Manuel y Pilar rompieron su relación.

Un mes después, el 20 de marzo, Pilar denunció a José Manuel por malos tratos. “Ella decía que José Manuel le había levantado la mano”, explica a este periódico la misma fuente cercana al afectado. Por ello, la Guardia Civil encerró a José Manuel, quien pasó aquella noche en el calabozo.

Al día siguiente, tendría lugar el juicio rápido en el Juzgado de Primera Instancia de Quintanar de la Orden. La jueza instructora, en aquella ocasión, decidió “archivar la denuncia por falta de pruebas e indicios”. El caso quedó sobreseído. Ni siquiera la jueza aceptó la orden de alejamiento que pedía Pilar.

Orquestando el asesinato

La relación entre José Manuel y Pilar, pese al hijo en común, no mejoraba. Fue en verano cuando el tío de Pilar, Santos García, inició los preparativos de su presunto plan: matar a José Manuel, el ex de su sobrina. Para ello, el guardia civil retirado contactó con A. T., un asesino a sueldo marroquí de 34 años, para acabar con la vida de aquel hombre. Santos le otorgó al sicario 15.000 euros y le prometió otros 30.000 cuando acabase el “trabajo”.

También le proporcionó detalles precisos del día a día de José Manuel, de su rutina, de sus costumbres, de toda la información que le pudiera resultar de ayuda para cometer el asesinato.

Así, según el testimonio de un familiar del afectado, Santos explicó “en el audio” al marroquí cual era el mejor momento para sorprenderle: el chico solía acudir al campo a trabajar con su padre, pero a éste -también agricultor en Villanueva de Alcardete- acababan de operarle de dos hernias discales. Por ello, animaba al sicario a “aprovechar” que José Manuel estaba yendo solo al campo, sin su padre convaleciente, para acometer en ese momento el crimen.

“Le indicaba donde tomaba café José Manuel, dónde tenía la corraliza”. Santos presuntamente había informado al marroquí de todo lo que debía hacer. Los pasos que tenía que dar. Pero éste hizo caso omiso de sus indicaciones. Tras coger sus 15.000 euros, no siguió ni una sola de las instrucciones de Santos.

La emboscada

En vez de eso, el marroquí contactó con su cómplice, el rumano, para indicarle su plan: no matar a José Manuel, pero sólo en contrapartida de una prestación económica. Este mes pagaba. 3.000 euros a cambio de la grabación en donde Santos explicaba a los sicarios cómo actuar contra el ex de su sobrina.

El rumano aceptó. Hace tres semanas, su mujer -de su misma nacionalidad- comenzó a llamar a José Manuel a petición de su marido. Le decía que “tenía información muy fuerte” de la familia de Pilar y que iban a “hacer algo contra él”. Toda una advertencia. Pero la mujer rumana dejó de llamarle. Era el turno de su esposo, el rumano, quien le explicó a José Manuel la situación y le dijo “que tenían una grabación” de Santos, pero que se la daban por 3.000 euros.

José Manuel, perplejo y cada vez con más miedo y dudas, decidió denunciar estos hechos en la comisaría de la Guardia Civil. La Benemérita “primero investigó quién era el titular del teléfono del que procedían las llamadas”, según la fuente cercana a José Manuel. Y después, el Cuerpo Armado, en complicidad del propio José Manuel, diseñó el encuentro en el que los agentes, vestidos en ropa de calle, detendrían in situ al rumano. Después, arrestarían al sicario marroquí, y cómo no, al presunto autor intelectual del delito de conspiración de homicidio doloso, el ex agente Santos.

Santos, el ex agente que cultiva viñedos

El agente de la Guardia Civil jubilado, Santos García, tuvo que dejar el cuerpo por un accidente de tráfico en acto de servicio. “Le operaron varias veces de la columna”, asegura un vecino de Villanueva de Alcardete a este periódico. Esta localidad en la que, pese a estar llena de adornos navideños, se respira un aire enrarecido. El pueblo de 3.300 habitantes no sale del asombro tras conocer el intento de asesinato a su vecino José Manuel. Todavía no ha quedado claro el verdadero motivo del crimen, el móvil que encaje en el asesinato por encargo. “Queríamos ser noticia porque nos tocase el Gordo de la Navidad, pero no por algo así”, comenta otro vecino del municipio manchego.

Santos era una persona muy “respetada” por los conciudadanos de Villanueva. Desde que se retiró de la Guardia Civil había montado una empresa que distribuía riegos y otras herramientas necesarias para el cultivo de la vid, el producto más importante del pueblo. Tras colgar su tricornio, cogió su azadón y él mismo también cultivaba parras en su viñedo. La uva producida, como toda la de los agricultores de la localidad, estaba gestionada por la cooperativa del pueblo. El guardia civil retirado, natural también del municipio toledano, se había ganado “el cariño” de los demás trabajadores, a pesar de “no salir mucho de su casa”. 

Ahora, los vecinos ya no saben qué pensar sobre él. Santos “está totalmente encerrado en su casa y no se le ve desde hace días”. Ni a él ni a su sobrina Pilar, quien ha declinado hablar con este diario. José Manuel, por su parte, sigue vivo. El presunto plan de Santos nunca llegó a ejecutarse. Pero estuvo a punto de hacerse realidad. Queda la incógnita de los verdaderos motivos que escogió para hacerlo.

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