Mercado de vehículos de ocasión

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Coches usados con su libro de averías para evitar timos: la DGT quiere implantarlo

En esta documentación aparecerán averías y reparaciones. Esta buena iniciativa aún no es obligatoria.

12 mayo, 2019 19:05

Lanzarse a la compra de un vehículo de segunda mano en lugar de estrenarlo es una opción por la que se decantan 6 de cada 10 conductores que adquieren un coche hoy en día. Y a su vez, el 61,5% de compradores de vehículos de ocasión prefieren comprarlo a un particular antes que a un concesionario. Es la fórmula en la que más expuesto se encuentra el nuevo propietaro, arriesgándose a una infinidad de posibles problemas. Problemas con hacienda, problemas con la DGT e incluso con estafas. Pero desde el mes de febrero, el problema más temido por los conductores podría comenzar a desaparecer: podemos saber qué daños ha sufrido el coche y qué kilómetros ha recorrido a lo largo de su vida a pesar de que al vendedor se le haya "olvidado" declararlos.

En lo que va de año, el mercado de turismos usados ha alcanzado un volumen de 716.847 ventas, según datos de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam). En todo 2018, la cifra llegó hasta 1.321.438 unidades. Dentro de un mercado con tanta demanda, es muy normal por desgracia que haya oportunistas que intenten sacar rédito a costa de mentiras, trampas, fraudes o estafas.

Vehículos que no existen, vehículos que han sido robados, vehículos averiados, documentaciones falsificadas, pagos por adelantado a vendedores que luego desaparecen... Cada vez, los estafadores se las ingenian más para engañar a los compradores. Por algo fuimos los precursores de la picaresca.

Verlo por la calle otorga mucha más confianza que verlo a través de Internet.

Verlo por la calle otorga mucha más confianza que verlo a través de Internet.

Sobre este tipo de fraudes, se recomienda obtener toda la información oficial posible sobre la historia del vehículo. A día de hoy esto es posible si tenemos la matrícula o el número de bastidor del coche. Teniendo alguno de estos dos números, se puede solicitar, por un lado, un informe ante la DGT en el que podemos comprobar datos como el número de propietarios que ha tenido, el tipo de uso que se le ha dado, si recae sobre él alguna multa sin pagar, las inspecciones (ITV) que ha pasado, las revisiones que ha superado o la procedencia del mismo.

Por otro, también se puede solicitar (si está disponible) el informe de Carfax. Este es un informe similar al emitido por la Dirección General de Tráfico, pero realizado por un ente independiente que actúa en toda Europa. Cuenta con más de dos millones de vehículos registrados en su web y obtiene la información a partir de jefaturas de tráfico, oficinas gubernamentales, organismos policiales, talleres de mantenimiento y reparación, o concesionarios de automóviles, entre otros. En el fondo ambos informes ofrecen el mismo servicio, con la idea de que el futuro comprador complemente ambas informaciones de cara a obtener el mayor número de datos posible antes de comprar.

Incluso, con sendos informes podemos detectar uno de los timos más frecuentes en la venta de vehículos de segunda mano: la manipulación del kilómetraje. Conscientes de que uno de los factores que mayor incidencia tiene en el precio de venta es la cantidad de kilómetros recorridos, muchos vendedores recuren a mecánicos especializados en disminuir los contadores para aplicarlos en sus coches antes de "endosárselos" a sus nuevos e inocentes dueños. Según un estudio de Carfax elaborado en 2018, dos millones de vehículos en España presentan "inconsistencias" en su kilometraje, aunque detallan que no necesariamente todos los casos se deben a manipulaciones. 

Al margen de todo esto, no podemos obtener más datos ni oficiales ni del vendedor. No podemos saber ni qué reparaciones ha tenido durante todo su funcionamiento, ni de qué gravedad han sido, ni si aún conserva secuelas. Y aunque podamos probar el coche (consejo más que recomendable), puede tener pequeños vicios solo detectables con un uso prolongado. Sabiendo esto, queda fiarnos de él o, para quien sepa o pueda, realizar un análisis todo lo exhaustivo posible sobre el estado del vehículo.

Nueva forma de concebir la compra de 2ª mano

La realidad de la compra-venta de vehículos de segunda mano tal y como la conocemos hoy podría cambiar radicalmente si el nuevo proyecto impulsado por la Dirección General de Tráfico (DGT) y por la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles (CETRAA) consigue obtener la relevancia y repercusión suficiente.

LibroTaller.com permite, desde el pasado mes de febrero, registrar todas las acciones de mantenimiento y reparación realizadas por los talleres (legales) sobre los elementos de seguridad de los vehículos a los que atiendan. Del mismo modo, esta gran base de datos a la que aspiran configurar está disponible para aquellos compradores interesados en adquirir un vehículo de segunda mano. Hay que aclarar que con "elementos de seguridad" se refieren a que operaciones sencillas que no afecten al rendimiento o a la seguridad, como reparaciones de arañazos o cambios de tapicería, quedarán fuera de esta base de datos.

Para solicitarlo, basta con acudir a cualquier sede de la DGT, facilitar una matrícula y abonar una tasa alrededor de los 8 euros. Al ser de dominio público, cualquiera puede solicitar esta información.

La plataforma fue presentada a nivel nacional el pasado marzo y, de forma particular, en la Región de Murcia recientemente. Fuentes de Librotaller.com explican a EL ESPAÑOL que el proyecto ya ha superado la fase piloto y que funciona en todo el país, aunque inciden en que de forma voluntaria. Esto se traduce en que solamente se van a adscribir a LibroTaller.com aquellos talleres que lo deseen. Además, el registro de reparaciones se comienza a contabilizar desde las nuevas operaciones, dejando fuera todas las que se hayan hecho con anterioridad.

A día de hoy nada va a cambiar en el mercado de vehículos de ocasión. Pero si esta medida coge fuerza, se instaura en todas las comunidades tal y como se pretende desde ambas organizaciones y acaba englobando a la mayoría de coches, la cosa cambiaría. Es una apuesta a largo plazo para otorgar mayor transparencia a este mercado, en el que el engaño campa a sus anchas.

¿Cómo afectará esta mayor transparencia al consumidor? Principalmente, porque el comprador que tenga dudas sobre qué coche elegir dará un grado de confianza más alto al que tenga declarado sus daños y reparaciones a lo largo de su vida útil, aunque esté incluso en peor estado que el resto. Simplemente por el hecho de que ser transparente transmite una mayor seguridad al adquisidor, ya que influye positivamente en la valoración del turismo.

Al saber su historial, será más fácil decantarse por uno u otro.

Al saber su historial, será más fácil decantarse por uno u otro.

Esta nueva medida pronostica, además, otras muchas ventajas. Por ejemplo que facilitará la actividad del taller y de los mecánicos a la hora de reparar coches al disponer de un informe con el historial de problemas del coche, como si se tratase del informe médico de la Seguridad Social de cada paciente. Disminuirá considerablemente el número de fraudes y mejorará la seguridad vial, ya que, probablemente, aumente el interés por mantener el coche en buen estado de forma preventiva. A su vez, esta tendencia derivará en una mejora de la calidad del medio ambiente.

También, y de manera especial, creen que ayudará en la lucha contra los talleres ilegales, ya que al no poder compartir sus registros generarán entre los usuarios. Según estima CETRAA, aproximadamente el 20% de los talleres que operan en España son ilegales, siendo más de 9000 los que actúan al margen de la ley.  

Por el momento, es difícil pronosticar el alcance que tendrá esta iniciativa u otras de identidad similar, ni los años en los que podría alterar los comportamientos de vendedores y compradores. Pero sí es cierto que cada vez más actores implicados en el mundo del automóvil (fabricantes, distribuidores, vendedores, reparadores) apuntan más las miradas hacia un sistema en el que sea obligatorio constatar las reparaciones de cada vehículo.