No ha parado ni un instante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra desde el pasado 26 de abril. Ese día, el presidente de la sección, José Francisco Cobo Sáenz, leyó con voz monocorde el fallo, la sentencia del caso 'La Manada', inmune a los silbidos que se colaban en la sala al otro lado de la ventana, desde la calle, la voz del gentío que emitía su propia sentencia y que reclamaba justicia: "condena por un delito de abuso sexual", subrayó, funcionarialmente, el juez Cobo. "No es abuso, es violación", bramaba la calle. La indignación recayó al momento sobre el tribunal, y en especial sobre uno de sus miembros. El juez Ricardo González, el juez que quiso absolver a 'La Manada' en su voto particular. 

¿Qué ha hecho este tribunal desde entonces? ¿Cuáles han sido los quehaceres de sus señorías? Los tres jueces de la sala no han tenido tiempo para pararse en las repercusiones de la decisión que tomaron sobre un caso que ha provocado toda una convulsión en la sociedad española. Ni Cobo, ni Raquel Fernandino ni el juez González. En todos estos meses, los tres magistrados continuaron con su actividad inmersos en decenas de procesos penales, la mayoría de ellos delitos relacionados con la violencia contra la mujer. Decenas de los procesos penales sobre los que han emitido sentencias desde el veredicto de 'La Manada' tienen que ver con: quebrantamientos de la orden de alejamiento, maltrato, lesiones, etc.

Ahora, 4 meses después, será otra sala la que decida el futuro de los cinco miembros de 'La Manada', de Prenda, de Boza, de Cabezuelo, de Guerrero y de Escudero. En concreto, los cinco magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Ellos, a día de hoy, según ha podido saber EL ESPAÑOL, ya tienen una decisión tomada. Tan solo les queda redactarla. 

El Prenda, a la entrada de los juzgados.

En la mayoría de los casos, consultados por EL ESPAÑOL, la sala de la Sección Segunda falló a favor de las víctimas, condenando o refrendando la condena a los agresores. Hay también varias sentencias sobre procesos similares al de los cinco sevillanos: en concreto, han emitido, desde entonces, dos condenas por abusos sexuales y una por agresiones sexuales.

Esta última, precisamente, por una agresión sexual de dos individuos perpetrada sobre una misma víctima en el centro de Pamplona. Ocurrió en mayo de 2016, dos meses antes de la noche del 7 de julio, cuando 'La Manada' introdujo a la joven de 18 años en aquel portal.

También, según datos del Consejo General del Poder Judicial a los que ha podido acceder EL ESPAÑOL, este tribunal absolvió a un acusado de agresión sexual por las múltiples contradicciones en el testimonio de la presunta víctima. 

[Más información: Por qué el magistrado González votará contra condenar a 'La Manada' por violación]

Abuso sexual y robo a una joven inconsciente

Ricardo González es uno de los tres jueces del caso La Manada. Su voto es favorable a la absolución de los cinco.

Sucedió el 15 de agosto de 2016. El agosto es tranquilo en Pamplona, mayormente vacía tras los Sanfermines. Aquellos, en concreto, resultaron ser muy convulsos debido a la gravedad de los hechos perpetrados por José Ángel Prenda y sus secuaces. Algo más de 30 días después, se denunció un abuso sexual en el centro de la ciudad. Sucedió a las 3 de la mañana de ese mismo día. 

Nekane (nombre ficticio) se encontraba en la puerta de un bar del centro, "en claro estado de embriaguez", según la sentencia. Al poco apareció un joven, de nombre Benjamín. Valiéndose del estado en el que la joven se encontraba, la levantó del suelo y la llevó hasta unos contenedores de basura situados en las inmediaciones del Museo de Navarra, muy cerca del ayuntamiento de Pamplona. 

La joven estaba prácticamente inconsciente, con mucho alcohol en el cuerpo. El abusador la tumbó en el suelo y sin su consentimiento, la penetró analmente. Al terminar, cogió su bolso, le robó los 500 euros que llevaba en la cartera y desapareció del lugar. 

Dos años después, tras analizar el caso y las pruebas que tenían en su mano, condenaron al hombre a cuatro años y medio de prisión como autor de un delito de abuso sexual con penetración. La condena incluía también las siguientes penas: cinco años de libertad vigilada, prohibición de acercamiento a la víctima a una distancia inferior a 300 metros, prohibición de comunicarse con ella durante seis años y medio, seis meses de prisión por el hurto del dinero, 8.000 euros por el daño moral causado y también la devolución de los 500 euros. 

La versión de la joven, mantenida ante los jueces, así como el hurto y los análisis forenses y psicológicos sirvieron para emitir esta sentencia.

Varias semanas después de emitir este veredicto, la sala condenó a dos años de prisión y libertad vigilada por cinco años a un padre por abusar sexualmente de su hijo menor. El abuso sexual no conllevó penetración. El condenado afronta también la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de distancia con su hijo durante los siguientes tres años. El relato de la madre, que presenció los hechos, resultó clave para que el tribunal condenase al hombre. 

Dos violaciones a una misma joven

Los cinco integrantes de La Manada la noche de los hechos. El Programa de Ana Rosa.

Semanas después de esta sentencia, los jueces que condenaron por abusos sexuales a 'La Manada' condenaron a dos jóvenes por violar a una mujer el 15 de mayo de 2016, en el interior de un bar del centro de Pamplona, en la calle Cuesta de la Reina. Uno de ellos fue condenado a seis años por agresióon sexual con penetración y el otro a cuatro por agresión sexual en grado de tentativa.

Sucedió a las doce y media de la noche. Arantxa (nombre ficticio) acudió junto a una amiga y tres amigos al bar Paradise, en la Cuesta de la Reina, junto al parque de la Taconera. Habían estado bebiendo. Cuando llegaron al bar, se encontró allí con Esteban, quien poco después la violaría en el interior de otro establecimiento. No le conocía. Se fijaron el uno en el otro. Bailaron juntos, se besaron. Bebieron y se intercambiaron el número de teléfono. Ella le dijo que se iba con sus amigos al bar Candela.

Horas después, más tarde de la una y media, Esteban apareció en el bar Candela. Allí siguieron bailando juntos y abrazándose. Cuando salieron del bar, a eso de las 2:40 horas de la madrugada, Esteban la penetró contra su voluntad. La agredió sexualmente. Ella se opuso físicamente, hasta el punto de provocarse una contractura en un músculo elevador de la zona perianal.

Al poco, apareció en el lugar el otro condenado, Isaac. Iba con un amigo, cuya identidad no ha trascendido. Isaac sí que conocía a la víctima. En determinado momento, la agarró del pelo, le dio fuertes tirones hacia atrás, tratando de obligarla a practicarle una felación. El compañero, entretanto, la sujetaba por la espalda. Arantxa, a raíz de estos hechos, sufrió una grave contractura de la musculatura cervical. Como había testigos, una hora después de los hechos, los agentes detuvieron cerca de las cuatro de la mañana a los dos hombres. 

El juez González y el resto de los miembros del tribunal confirmaron como válido el testimonio de la joven, así como los informes periciales y los testimonios de los testigos que presenciaron los hechos. Los días posteriores a la violación, la víctima los pasó con estrés físico y psicológico agudo, con pesadillas y terrores nocturnos. Se le tuvo que prescribir diazepan. Fue diagnosticada posteriormente con un "trastorno mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo". También esta situación fue incluida en la sentencia.

Desde entonces, Arantxa, que no es ese realmente su nombre para preservar su identidad, mantiene los síntomas del trastorno de ansiedad. A día de hoy, afirmó en su sentencia el tribunal, puede afectarle durante años, "e incluso persistir de forma crónica, de modo que a día de hoy no es posible valorar dicha secuela y el impacto de la misma en su vida". 

Ilustración del tribunal realizada durante una de las jornadas del juicio de La Manada en noviembre de 2017. Guillén Zazpe