A dos días de que se conozca la sentencia por el caso de La Manada, todo apunta a que el resultado será, en cualquier caso, un 2-1, con el voto discordante, diferenciado, de uno de los tres miembros del tribunal. Cuando el próximo jueves, a la una de la tarde, se dé a conocer la sentencia, habrán pasado 148 días desde que los tres magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra dejaron el juicio visto para sentencia. Era 29 de noviembre cuando Francisco Cobo, el presidente del tribunal que juzga a El Prenda y los otros cuatro acusados les hizo abandonar la sala, repleta de periodistas. Como en aquel entonces, esa opinión discrepante en la sentencia es bastante probable que sea la del juez Ricardo González.

Desde que se cerró la sala 102 de la Audiencia Provincial de Pamplona, los tres jueces han mantenido un prolongado silencio. Durante cuatro meses, además de atender a los otros casos que gestionan desde su gabinete, han estado debatiendo y redactando la sentencia con sosiego. Como ya relató en su día EL ESPAÑOL, el juez González ha sido el único de los tres que a lo largo de todo este tiempo se ha inclinado más por absolver a los cinco acusados que por emitir una sentencia condenatoria.

Lo que puede ocurrir con la sentencia de la Manada

La pulsión del magistrado quedó reflejada en distintas ocasiones a lo largo del proceso. Durante los casi dos años que han transcurrido desde que ocurrieron los hechos en el portal de la calle Paulino Caballero, en pleno centro de Pamplona, los abogados de los cinco miembros de La Manada propusieron en diversas ocasiones que fueran liberados de la prisión preventiva.

Hasta tres veces votaron los tres magistrados sobre este aspecto. En las tres ocasiones, tanto Raquel Fernandino como Francisco Cobo se mostraron proclives a continuar manteniéndolos en prisión. Solo González esgrimió en su voto la posibilidad de excarcelarlos a la espera de juicio. La pregunta es, ¿cuáles son los motivos que llevan a este magistrado a votar contra la condena de los cinco jóvenes sevillanos?

“Ha quedado claro que, dolor, no sintió usted”

Los cinco acusados (de izquierda a derecha): el guardia civil Antonio Manuel Guerrero Escudero; el militar Alfonso Jesús Cabezuelo; Jesús Escudero; Ángel Boza y José Ángel Prenda.

1 año, 9 meses, 19 días. O lo que es lo mismo, 658 fechas del calendario. Es el tiempo que los cinco amigos sevillanos del grupo conocido como la Manada llevan en prisión provisional. A José Ángel Prenda, Ángel Boza, Jesús Escudero, Antonio Manuel Guerrero (guardia civil) y Alfonso Jesús Cabezuelo (militar de la unidad de Emergencias del Ejército) se les detuvo la mañana del 7 de julio de 2016. Fue en las calles de Pamplona tras el primer encierro de San Fermín. A las pocas horas, el juez instructor decretó el ingreso en prisión de todos ellos, acusados de haber violado dentro de un portal a una joven madrileña de 18 años la madrugada anterior.

Desde entonces, los cinco amigos del distrito sevillano de Amate, quienes se hacían llamar "lobitos" desde niños, no han salido a la calle salvo para asistir como acusados a las 11 sesiones que duró el juicio. Se celebró entre el 13 y el 28 de noviembre de 2017, año y medio después de su detención. Este jueves se conocerá el veredicto definitivo. Y lo más probable es que el voto del magistrado González vaya en contra de la condena de los cinco acusados.

Su posición se basa en la respuesta que dio la víctima a la pregunta que suele plantear a quienes denuncian agresiones sexuales. Como hace cinco años. Y como hizo el pasado 14 de noviembre, cuando C. declaró ante él y sus dos compañeros, Francisco Cobo y Raquel Fernandino. González fue el único de los tres magistrados que se centró, durante su breve intervención de interrogatorio a la joven víctima, en el aspecto del consentimiento. Así fue aquel momento durante el juicio, durante las preguntas a la víctima:

-¿Qué manifestación hizo de que no quería mantener esas relaciones, cómo se lo hizo saber?

- No hablaba, estaba con los ojos cerrados y no hacía nada respondió la joven.

- ¿Hizo algún gesto, alguna manifestación que pudiera indicar a los acusados que no quería mantener relaciones sexuales?

-No hablé, no grité, no hice nada. Entonces, que yo cerrara los ojos y no hiciera nada, ellos lo pueden interpretar como que estoy sometida o como que no.

- En cualquier caso, daño, dolor durante ese episodio ha quedado claro que no sintió usted.

- Es que no me acuerdo si en ese momento... Lo único que estaba con los ojos cerrados y pensando en que se acabara.

La respuesta no debió de satisfacer al miembro del tribunal. La versión escenificada por los abogados de los cinco presuntos violadores la ha resultado más convincente para emitir su veredicto.

En resumen, ese discurso sería el siguiente: que una joven de 18 años, a las tres de la mañana de un seis de julio, se encuentra con cinco jóvenes en La Plaza del Castillo de Pamplona. Que nunca había tenido relaciones sexuales en grupo. Que nunca había hecho una orgía pero, en apenas diez minutos, decide irse con ellos en busca de un lugar escondido en el que tener sexo con todos a la vez. No sabe exactamente cuántos son. Tampoco sus nombres, y van a mantener relaciones de esa manera sin utilizar preservativo. Ella, siguiendo el relato de las defensas, admite realizar todo tipo de actos, todo cuantos ellos deseen. Tras lo ocurrido, ellos se marchan de allí sin despedirse, robándole el teléfono.

El tribunal de la Sección Segunda es conocido por sus extensos retrasos a la hora de emitir sentencia. Previos a la sentencia de 'La Manada' tienen otros procesos que todavía deben cerrar. Esos retrasos son también propios del juez González. En diversas ocasiones, el juez fue objeto de dos expedientes disciplinarios instruidos por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Uno de ellos data de su época como juez titular del Juzgado de Primera Instancia número 6 de Bilbao. En aquel momento fue suspendido temporalmente por excesiva dilación en la tramitación de las causas

Desde esta plaza, en marzo de 2001 obtuvo el traslado a la Sección Segunda, Sala de lo Civil y Penal, de la Audiencia Provincial de Navarra.

Una pregunta que ya había realizado en anteriores procesos

Las imágenes nunca vistas del Prenda y su manada la noche de San Fermín Andros Lozano

González es desde hace ya más de una década magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra. La familia del juez ostenta una larga tradición en la judicatura de la localidad. Dos de sus hermanos también son jueces. Un cuarto miembro de la familia ejerce como abogado.

En las semanas que se produjo el juicio, desde mediados de noviembre hasta el final de mes, la pregunta sobrevolaba los juzgados de Pamplona. En aquel entonces, un conocido e importante abogado de la ciudad comentaba a este periódico que todos en la sala tenían la certeza de que el juez González realizaría esa pregunta, al ser uno de los aspectos fundamentales del juicio. En los pasillos de la Audiencia Provincial se le conoce bien. Lo saben porque ya lo ha preguntado en alguna otra ocasión. Considera esta pregunta como algo crucial a la hora de emitir el veredicto.

En el año 2012, González tiene ante sí otro caso de violación. En aquel momento también le hace la siguiente pregunta a la víctima: “¿Mostró usted oposición o negativa?”. La joven contestó que sí, que trató de zafarse de él.

En su sentencia de hace cinco años el juez González condenó al violador a nueve años de cárcel. Ahora, se inclina por excarcelar a los cinco sevillanos acusados de agredir sexualmente a una joven en los pasados Sanfermines. En aquel momento, como lo es ahora, aquella pregunta resultó clave a la hora del veredicto.

Esta vez, González está teniendo más dudas. Para él juega un papel muy importante, entre otras cosas, la declaración de la chica. Le resulta crucial ese no resistirse, el hecho de que la víctima, según contó ella misma en su declaración, no hiciese utilizase la fuerza para zafarse de ellos, que no se opusiese a nada de lo que le obligaron a hacer. Eso es lo que se deduce de sus preguntas a la joven. Quizá por eso el próximo jueves, cuando se lea la sentencia, al menos uno de los tres votos irá en favor de la absolución de los cinco jóvenes. El suyo.