El ‘bloguero de los colegios’, como era conocido ‘Juanri’, ha aceptado siete años de cárcel por abusos sexuales y corrupción de menores, según Levante EMV. Es decir, ha reconocido tener pornografía infantil,, elaborar material pedófilo e intentar violar a un niño al que daba clases particulares. Además, también confesó haber echado fotos en ropa interior a diferentes niños en los colegios que visitaba. Ha reconocido, en definitiva, todos los cargos en el juicio celebrado en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia.



‘Juanri’, que se enfrentaba a 20 años de cárcel –según había pedido la Fiscalía–, ha visto reducida su condena a siete años por el delito de abuso continuado de abusos a un menor de siete años, y a un año y tres meses por la producción de pornografía infantil. Por la tenencia de material pedófilo, sin embargo, tan solo tendrá que pagar una multa. El ‘depredador sexual’ pagó 80.000 euros de la responsabilidad civil por esto último y la sala lo ha tenido en cuenta como atenuante.



Durante mucho tiempo, ‘Juanri’ se valió de su blog y de diferentes foros educativos donde publicaba sus artículos y opiniones para recibir invitaciones de los centros educativos. Eso le llevó a conocer colegios, directores y a niños tanto en España como en el extranjero. A estos últimos los fotografiaba y después colgaba sus instantáneas en las redes sociales.



‘Juanri’ instaba a los niños a hacerse fotografías para poder utilizarlas en sus publicaciones. Después, cuando los tenía delante, los pedía que se quitasen la ropa y realizaba instantáneas de los menores en ropa interior, bañador o bikini.



Entre todos esos niños, no se ha demostrado que ninguno de ellos sufriera abusos sexuales. Eso sí, a un menor de siete años al que daba clases particulares, admitió haberle realizado tocamientos. Incluso, llegó a intentar violarlo en una ocasión.



Tras su detención, se encontraron vídeos de alto contenido sexual. En tres de ellos, se puede apreciar como abusó del menor de siete años al que daba clases particulares. Desde entonces, el pequeño sufre secuelas psicológicas graves.

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