A la izquierda, Juan Ramón acosado por indepes en Mataró. A la derecha, en su etapa de legionario

A la izquierda, Juan Ramón acosado por indepes en Mataró. A la derecha, en su etapa de legionario

Reportajes Batalla de las cruces

Juan Ramón, el exlegionario que se hizo 500 km desde Francia para quitar cruces amarillas en Mataró

29 mayo, 2018 01:40

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Juan Ramón Camacho es un cocinero español que vive en Rodez (Francia). El sábado por la noche se enteró de que los CDR indepes iban a llenar la playa de Mataró de cruces amarillasla mañana siguiente. No se lo pensó. Acabó su jornada laboral a medianoche, se pegó una ducha, se montó en su coche y condujo casi 500 kilómetros para estar en esa playa el domingo bien temprano, "porque alguien tendrá que limpiar eso", pensó.

Juan Ramón tomó esa drástica decisión porque Mataró es su ciudad. Su playa. Allí nació y allí se crió. Allí ha estado bañándose toda su vida. Y aunque por motivos laborales lleva doce años residiendo en el extranjero, Mataró le sigue doliendo. "Sigo mucho por internet lo que está pasando en Cataluña. Con mucha tristeza", asegura. Se siente español. Le indigna lo que están haciendo los independentistas. Pero cuando se enteró de que iban a mancillar la playa de su ciudad, decidió que ya estaba bien. Que tocaba actuar.

Juan Ramón se fue solo. En Francia se dejó a su mujer y a su hijo. No le arredró la posibilidad de los indepes le acosaran y le impidiesen circular por su playa. No le dio miedo que la policía se lo pudiese llevar de allí a pesar de no haber cometido ningún delito.

Tensión en la playa de Mataró por la colocación de toallas amarillas en forma de cruz

Empujado y acosado

Y todo eso fue exactamente lo que sucedió. Que llegó a Mataró y se puso a limpiar la playa él solito. Y cuando estaba retirando las cruces, se vio acosado por decenas de personas que le intentaron impedir incluso que caminase por la playa. Por su playa. "Me empujaron, me bloquearon el paso, me pegaron pellizcos, me insultaron... y encima los Mossos me sacaron de allí a mí y no a ellos", explica.

Por todo esto, se convirtió en el personaje del día. El vídeo de Juan Ramón quitando cruces amarillas en una playa atestada de indepes se viralizó. También el desenlace: la policía autonómica sacándolo a él de la playa. De su propia playa.

"No son gente pacífica"

"Dicen que son gente pacífica, pero yo me llevé empujones, insultos, patadas y agarrones. No parecen tan pacíficos los de la revolución de las sonrisas", expone Juan Ramón, que asegura que no pasó miedo en ningún momento. "Miedo no. Fui legionario en la brigada paracaidística de Alcalá de Henares. Allí en la legión aprendí que, cuando toca dar el paso adelante, no vale recular", apunta.

Juan Ramón se pegó seis horas de coche desde Rodez a Mataró. "Llegué el primero a la playa. Todavía no había cruces ni independentistas. Había un par de Mossos y les dije que esperaba que hiciesen su trabajo, porque si no, lo iba a hacer yo. Para eso había bajado desde Francia sin dormir", cuenta.

Así dejaron la playa de Mataró los independentistas

Así dejaron la playa de Mataró los independentistas

Luego se fue a desayunar. Volvió a la playa pasadas las 9 y ya se encontró el percal. La arena sembrada de cruces y la policía estática. Ni corto ni perezoso, se metió en harina. En este caso, en arena. Empezó a quitar cruces a pesar del acoso de decenas de personas. "Había incluso gente que conozco de toda la vida". Daba igual; también contribuían a generar más tensión. Al final, los Mossos decidieron llevárselo de ahí. 

"Estoy haciendo el trabajo de la policía"

A Juan Ramón no lo detuvieron. Sólo lo identificaron. "Los agentes se sorprendieron cuando les enseñé el DNI. Me preguntaron qué hacía yo allí si vivo en Francia. Qué tendrá que ver eso, les dije. Yo soy de Mataró y esto que están haciendo en mi ciudad es indignante. Y sois vosotros los que tendríais que estar quitando cruces y no yo, porque eso es ilegal. Estoy haciendo vuestro trabajo. Uno de los Mossos me acabó diciendo que tengo razón, pero que no pueden hacer nada porque es que no les dejan", relata.

"Es una vergüenza antidemocrática. Es ilegal. Y e equivocan si se piensan que el resto del mundo les respalda. Aquí en Francia les ven como los delincuentes que son. Aquí hubo una cosa parecida con los independentistas corsos. Llevan por lo menos 7 años en la cárcel. Y es una República, tanto que dicen..." apunta Juan Ramón, que se ríe con las acusaciones de extrema derecha y xenofobia: "Mi mujer es árabe. Es de Marruecos. Allí trabajé yo 7 años. Los marroquíes también rechazan el independentismo, porque allí abajo tienen el mismo problema con los rifeños. Mi mujer está encantada de que yo haga esto por mi país. Que no me vengan con tonterías de xenofobia porque yo las desmonto rápido".

Me siguieron y me provocaron

A Juan Ramón le llevaron los agentes hasta su coche y le conminaron a quedarse allí para evitar altercados. "Aparqué lejos a conciencia, porque luego encia pasa lo que pasa. Te pintan el coche, lo destrozan. Atentan contra ti. De camino me siguieron unos cuantos miembros de CDR con camisetas independentistas. Se ponían delante de mi coche, muy chulitos. Querían provocarme", asegura Juan Ramón, que cree que "lo que busca esta gente es la violencia, es que salte la chispa otra vez y que haya una guerra. Quieren otra guerra civil y no van a parar hasta que la tengan. No saben eso de que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Se inventan la historia. Le ponen flores a [Rafael] Casanova como si hubiera sido un independentista. Casanova fue un español de pro. Hasta su familia está harta de reivindicarlo", reclama.

Juan Ramón en su etapa como legionario

Juan Ramón en su etapa como legionario

Lo que él reivindica es "que se acabe este olvido del resto de España y del gobierno español. Nos tienen olvidados. Sí, sí... mucho apoyo, pero luego estamos solos. Los catalanes que nos sentimos españoles estamos abandonados por nuestros compatriotas y por nuestras instituciones".

Juan Ramón se ha vuelto a Francia. Toca trabajar. No descarta seguir haciendo acciones en la medida de lo posible. Esta vez lo hice porque era mi playa. Tengo ahí todos los recuerdos de mi vida, bañándome con mi hermano, pasando allí mi juventud. Pero yo lo que espero es que los catalanes que se sienten españoles no se rindan. Hay que plantar cara Esta gente no puede ganar. Tienen que encontrarse siempre a alguien resistiendo. "No nos podemos callar, porque el silencio de hoy son las lágrimas de mañana. Y como dice el refrán, más vale una vez rojo que ciento amarillo". En este caso, nunca mejor dicho.