En el intermedio del curso radiofónico, las ondas todavía parecen de alquiler sin Gemma Nierga en los micrófonos. La voz de la periodista catalana (Girona, 1965), compañera de legañas, de duchas y de cafés, pero también de sobremesas y de insomnio, ha dejado detrás una parroquia de fieles que ahora no saben dónde localizarla. Aunque Nierga está más presente que nunca: lejos de quedarse quieta, danza por aquí y por allá. De casi dos millones de euros a sobrevivir con un sueldo terrenal.

Tras desperezarse de ritmo diario, ahora vive lejos de los tentáculos de un grupo PRISA que un día fue hogar para acabar desahuciada. Presentaciones de libros, colaboraciones en revistas y medios son su menú. Y un denominador común: un perfil cada vez más político.

De aquel desgarrador sollozo reclamando diálogo en La Ventana al día siguiente del asesinato de Ernest Lluch a manos de ETA poco quedaba en su última época a los mandos del segundo tramo del matinal de la SER. "Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató hubiera intentado dialogar: ustedes, que pueden, dialoguen por favor", dijo en los primeros momentos de los años 2000. Aunque nunca dudó de significarse política y socialmente, el formato magacín al que ponía cara fagocitó ese espíritu reivindicativo, casi punk.

Gemma Nierga llegó a la SER con 22 años.

“Ella siempre ha tenido esa parte política. Nunca la ha ocultado, pero es cierto que perdía peso al desprenderse del peso de la actualidad  que dirigía Pepa [Bueno] en su tramo”, cuenta a este periódico Ignacio Escolar, habitual colaborador de Nierga y uno de sus últimos jefes, en sus colaboraciones en eldiario.es durante las elecciones autonómicas de Cataluña. La faceta de la nueva Gemma, más incisiva, desperezándose de las telarañas de ese ojo crítico que ya enarbola, sigue irradiando luz con su voz. Sello de la casa.

Sueldo aquí, colaboración allá

Las colaboraciones de las que ahora vive no suman, ni de lejos, el montante que ingresaba mes a mes en las ondas. Los días comienzan con Ana Rosa Quintana en televisión contando “asuntos sociales de gran calado entre la opinión pública" -según la propia cadena-. Los fines de semana, en el magacín matinal de fin de semana, El Suplement, en Catalunya Ràdio. De vez en cuando en digitales como eldiario.es. Y, durante la noche de los Oscars, en Movistar+.

Fuentes del sector cuentan a este diario que, en AR, “un colaborador con el nivel de exposición de Gemma Nierga cobra entre 400-500 por programa”. En el caso de la retransmisión de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas norteamericana, el pellizco será superior. “Dado el tipo de gala que es y con la duración prevista, ingresará sobre 3.000 euros”. El motivo no es otro que la cadena que lo retransmite: “Movistar está en el rango bajo de las galas”.

En eldiario.es hizo “una colaboración puntual”, explica el propio Escolar, durante las últimas elecciones catalanas: vídeos en los que analizaba los perfiles de los siete candidatos a presidir la Generalitat. Su nueva casa en las ondas catalanas es pública, junto con TV3. Sin embargo, mientras que TV3 sí es líder de audiencia, Catalunya Ràdio es menos escuchada que su competencia, RAC1 (del grupo Godó).

Niergamanía

Nierga, que temía haber sido "descatalogada", está de moda. Y presume de estar seleccionando con ojo minucioso aquellos proyectos a los que se presta, como le confesó a Buenafuente en Latemotiv. Más de un rechazo y aguardando más propuestas. Una dulce espera.

Gemma Nierga en Latemotiv

Quien ha trabajado con Nierga suele guardar un luminoso recuerdo de ella. “Es extremadamente concienzuda en su trabajo, meticulosa. Es muy optimista, una tía positiva, con mucha fuerza. Peleona con lo que cree”, la define Escolar. Mikel Iturriaga, que fue su colaborador, el 27 de junio de 2017: "Gemma Nierga ha sido una jefa ejemplar. Ni un mal gesto, ni una palabra más alta que la otra, ni un sólo puteo personal o profesional, sino amabilidad, receptividad y generosidad. Se sabe cómo es alguien en un curro mirando cómo trata a los de abajo, no a los de arriba. Nunca vi a Gemma tratar mal a ningún subordinado. Por no hablar de lo que he aprendido de radio con ella, que es DIOSA cuando se pone delante de un micro".

Quizá el punto discordante más sonado con esta imagen fuera el que la enfrentó a la otra cara del Hoy por Hoy, Pepa Bueno, aunque ambas se esfuercen en recalcar que existe una relación cordial entre ellas. El motivo, una eterna lucha de poderes entre ambos iconos del periodismo. Las dos viven por la comunicación y forman parte de los rizomas de la radiotelevisión nacional.

Gemma Nierga junto a quienes formaban su equipo en la SER Catalunya.

Vida en la radio

La periodista catalana, que ahora tiene 52 años, tenía apenas 20 cuando entró pisando fuerte en el panorama mediático: presentadora de un programa de cine en Radio Vilassar de Dalt. Un año después estaba en TVE y ya en 1987, con 22, llegó a Radio Barcelona de Cadena SER. De ahí pasaría a Hablar por Hablar y participaría en Hora 25. Pero su fama llegó en 1997, año en el que no solo recibió un Premio Ondas como reconocimiento profesional a su labor en Hablar por Hablar, sino que se hizo cargo de La Ventana sustituyendo a Javier Sardá, programa que en aquel momento era líder en audiencia en su franja horaria.

Diez años después, en 2007, Gemma Nierga recibió otro Ondas justo cuando acababa de fallecer su madre. Tenía 42 años y, tras una década al frente de La Ventana, era una estrella radiofónica. Fue en 2012 cuando aterrizó en Hoy por Hoy, a cargo del segundo tramo, justo después de Pepa Bueno. Ya, medio año transcurrido del anuncio de su despido en la SER, el programa que presentan Pepa Bueno y Toni Garrido ha perdido 49.000 oyentes respecto a la anterior oleada del Estudio General de Medios, un 1,6% menos.

Mientras Gemma Nierga aúna cinco empleos para permanecer en primera línea, la SER, que prescindió de ella con un despido traumático, pierde oyentes en la joya de su programación. Ella, mientras tanto, seguirá sonriendo. Micrófono mediante.

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