Turistas británicos que llegan a Magaluf atraídos por la empresaria Laura Cameron, la cabecilla del timo de la diarrea. Imagen del Facebook de una de sus empresas.

Turistas británicos que llegan a Magaluf atraídos por la empresaria Laura Cameron, la cabecilla del timo de la diarrea. Imagen del Facebook de una de sus empresas.

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Golpe al timo de la diarrea: la Policía identifica a 800 estafadores británicos

Exigían dinero a hoteles por supuestas indigestiones. A cambio de un porcentaje del dinero de las reclamaciones, abogados británicos les ofrecían vacaciones gratis. La empresaria Laura Cameron, líder de la trama, fue detenida en septiembre.

20 octubre, 2017 18:09

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El timo de la diarrea va llegando a su fin. O al menos, la trama se va desentrañando. La Policía Nacional ha identificado a cerca de 800 turistas británicos supuestamente afectados por intoxicaciones alimentarias en Baleares, en el marco de la operación Hook, que investiga falsas reclamaciones en contra de hoteles. Las pérdidas, según pudo saber EL ESPAÑOL, ascienden a 50 millones de euros en tres hoteles diferentes de la zona de Magaluf y Calvià (Mallorca).Estos turistas presentaron reclamaciones a través de 77 despachos de abogados que habrían orquestado un posible entramado criminal basado en falsas denuncias que han generado importantes perjuicios económicos al sector turístico balear y español, ha informado el Ministerio del Interior en un comunicado.

Las actuaciones se enmarcan en la causa dirigida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, que investiga la comisión de un posible delito de estafa en masa por las reclamaciones fraudulentas de supuestos problemas gástricos, por parte de turistas ingleses que viajaron a España mediante turoperadores y en régimen de todo incluido. 

Desde enero de 2016 y hasta el final de este verano se han recibido en Baleares reclamaciones por un importe próximo a los 4 millones de libras esterlinas (casi 4,5 millones de euros), lo que supone un incremento de hasta un 700 % respecto al volumen de años anteriores.

Laura Cameron y el timo de la diarrea

Hace un mes y medio, este periódico desveló en un reportaje la vida de lujo de Laura Cameron, la cabecilla de la trama, y su círculo íntimo de amistades. Británica de nacimiento, creció en Mallorca al calor de las empresas de sus padres, que emigraron de Gran Bretaña en los 80 y comenzaron un pequeño imperio cuya hija luego desarrolló. 

Laura fue detenida como la presunta cabecilla del ya conocido "timo de la diarrea". Funciona así: En una noche de Magaluf, 10.000 turistas se pueden llegar a concentrar en apenas 500 metros en una sola madrugada de fiesta, en la calle de Punta Ballena. La mayoría de ellos son conducidos hasta la zona en las famosas rutas etílicas, organizadas por negocios como el que regenta la propia Laura. Todos los que la conocen desde hace años saben de su capacidad para mover grandes masas de turistas. 

Según contaron a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación en la isla, el procedimiento del timo era bien sencillo. Todo se realizaba gracias a los tiqueteros que esperan en las puertas de los establecimientos a los turistas. A través de ellos, una serie de bufetes y empresas de reclamación afincados en Gran Bretaña contactaban con los turistas en las puertas de los locales de Magaluf.

Laura en su lujoso chalet de Mallorca

Laura en su lujoso chalet de Mallorca

Bien adiestrados por Laura en el arte de las relaciones públicas de saber vender el producto, ofrecían vacaciones gratis a los turistas. A cambio, estos tan solo tenían que fingir ante sus touroperadores una falsa intoxicación alimenticia. Luego ponían una demanda ante los tribunales británicos, conocidos por su benevolencia hacia el turista en estos casos. Al poco recibían la indemnización. La touroperadora y, en consecuencia, el hotel en cuestión pierden decenas de miles de euros que van a parar a manos de los turistas.

Para que Laura Cameron lo tuviese todo controlado, los tiqueteros, una vez captaban a los turistas y les convencían de participar en “el timo de la diarrea”, elaboraban una lista con los nombres de los voluntarios y se la enviaban posteriormente a la jefa. Esta se la hacía llegar al bufete de abogados en el Reino Unido. Eran ellos quienes confirmaban que los turistas que participaban del fraude habían presentado sus respectivas reclamaciones.

Según la Policía, sólo un escasísimo porcentaje de los reclamantes fueron al médico, ya que la legislación inglesa -a la que se someten estas cuestiones por imperativo contractual-, es muy favorable al consumidor y basta con presentar un simple recibo de compra de un medicamento para justificar la intoxicación.

El timo de la diarrea es conocido por los empresarios de Baleares y también por los del litoral mediterráneo peninsular. Las denuncias por estas supuestas intoxicaciones terminaban afectando a hoteles baleares que han superado todas las inspecciones de salud satisfactoriamente, incluso algunas llevadas a cabo por los propios turoperadores ingleses que después gestionaron reclamaciones.

"Evidente ánimo de lucro"

Turistas pasean por una calle céntrica de Palma (Mallorca).

Turistas pasean por una calle céntrica de Palma (Mallorca). EFE

Según la Policía, subyace "un evidente ánimo de lucro en la conducta de aquellos, en tanto que retuercen la normativa de consumo inglesa a su favor, en un claro fraude de ley". Recientemente se ha actuado contra el escalón inferior del entramado, el de los tiqueteros, que físicamente promovían la interposición de reclamaciones fraudulentas.

Para poner fin a esta práctica, la Policía se ha puesto en contacto con instancias policiales internacionales a fin de ir contra los verdaderos autores del presunto delito. Los primeros efectos de esta colaboración han sido las recientes condenas de prisión a turistas británicos por tribunales ingleses.

La policía considera que estas decisiones de los tribunales ingleses contra los falsos intoxicados, pueden suponer un antes y un después en esta modalidad de fraude, ya que el efecto llamada que masificó el mismo está empezando a operar en sentido inverso, produciéndose retiradas masivas de falsas reclamaciones en el Reino Unido, ante el temor de tener que responder judicialmente por ellas.