Gemma Nierga, durante la entrevista en Late Motiv.

Gemma Nierga, durante la entrevista en Late Motiv.

Reportajes CONFESIONES DE LA PERIODISTA

Gemma Nierga: "No pongo la SER, no me apetece oírla"

Tres meses después de dejar la cadena de Prisa, rompe su silencio en la semana en que ha debutado su sustituto, Toni Garrido. "Es un desgarro enorme, me quedan sesiones de psiquiatra", dice.

16 septiembre, 2017 02:26

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Gemma Nierga ha reaparecido por todo lo alto. El programa de Andreu Buenafuente, Late Motiv en Movistar Cero, ha sido el lugar en el que se ha atrevido a confesar algunas de sus inquietudes más oscuras, como que es incapaz de escuchar la que sido su casa radiofónica durante casi tres décadas o que su despido está resultado algo tan doloroso como para vivirlo a modo de duelo. 

La presentadora, que recién ha comenzado como colaboradora en Radio Catalunya, reconoce que ya ha rechazado ofertas y que está a la espera de que surja alguna que realmente le apetezca. A continuación reproducimos algunos fragmentos de la charla que mantuvieron los dos presentadores catalanes.

—¿Es una nueva vida?

Es una nueva vida, sí, sí. Es una nueva vida que me ha llegado sin yo quererlo. Que me ha llegado de una manera que no esperaba pero que una vez ya estoy viviendo en ella la estoy disfrutando mucho. Me quedé sin trabajo después de muchos años en la radio.

—Algo que desgraciadamente pasa mucho en este país. Hay gente que dice: "Bueno, vosotros estáis en los medios, ahí estáis a la sopa boba...".

Habrá mucha gente que se sentirá identificada, que dirá: "Mira, pues a esta también le ocurre que te digan 'no vuelvas más'. No vuelvas más porque la radio ahora funciona mejor sin ti.

—Bueno, que eso nadie lo ha visto, nadie lo ha oído.

¿El qué?

—Que la radio funcionase mejor sin ti.

Ah bueno, pero es lo que tú deduces. Pero bien, esta nueva vida es entretenida, es ilusionante, es excitante, está llena de llamadas, Andreu. Llegan llamadas, me ofrecen cosas, algunas un poco surrealistas. Yo las agradezco todas, eh. Todas. Algunas intento dejar la puerta abierta por si puedo explorar.

—Ahora tengo una mezcla de nostalgia y celebración. Nostalgia de la buena, eh.

Antes de entrar Andreu me ha dicho: "Oye, algo habremos hecho bien para que hayan pasado tantos años y sigamos aquí". Yo también lo creo. Mi actitud es más de celebración que de nostalgia o de añoranza.

—Ya habrá tiempo para la añoranza, ¿no? Si es que llega en algún momento.

No, si ya me ha llegado, eh. Me llega, no te diré que no. Cuando dejas de trabajar en un sitio donde has estado tantos años... tuve unos días de profunda tristeza. Pero chico, no sé, después la gente te repite eso de la puerta que se cierra y que se abren las ventanas, y es una oportunidad, y no es grave. Y piensas: "Pues tendrás razón".

—Nada es grave, en realidad.

El problema es si te falta la energía. El problema es cuando no tienes ganas de levantarte por la mañana. A mí también me ha pasado, tener ganas de acostarme y decir, bueno mira....

—¿Echas de menos a los oyentes? Son como esa familia sin cara que nos acompaña a todos.

A mí lo que me ha ocurrido es que en el momento en el que en la radio me dicen que no me quieren es el momento en el que he notado un mayor cariño por parte de amigos, compañeros y, sobre todo, oyentes del programa, que me los encuentro en la calle. El otro día fui al supermercado, estaba comprando merluza, y la señora de al lado me dijo: "Ay, Gemma, de qué trabajarás". Y digo: "Bueno, señora, algo encontraré".

—Como una preocupación de familiar.

Sí, he notado, y lo quiero agradecer, que los oyentes estaban preocupados por mí. Y les digo: "Tranquilos, de verdad, algo encontraremos".

—¿Puedes escuchar la radio con tranquilidad o todavía te sientes un poco rara?

—Puedo escuchar la radio, en general, sí.

—¿La SER?

No, no, no. La SER me quedan sesiones de psiquiatra, me imagino, para...

—Eso es un duelo en toda regla, un duelo profesional.

Sí, es un duelo, es un desgarro enorme y yo no escucho la SER, es que no puedo. A ver, no puedo... Ni lo he intentado, no es que la ponga cada mañana y a la primera lágrima... No, es que no la pongo. No me apetece oírla, porque oiré la voz de todos mis compañeros a los que quiero tanto y me entrará mucha pena. En eso me he vuelto bastante superviviente emocionalmente. Me acerco a la gente que me anima, me acerco a la gente que me da buen rollo, me acerco a las cosas que me gustan. Pero a lo que no, no. Para qué me voy a poner una música que me hará llorar, o un sonido de un radio que es que es mi radio. Yo entré allí muy joven. De momento, no la escucho. Volveré a ella seguro.

—Toda la vida contando lo que pasa, haciendo la crónica radiofónica de la vida... ¿Cómo estás viviendo este momento de periodismo? Además eres catalana, vives en Barcelona, han pasado un montón de cosas... ¿Tienes la sensación de que te gustaría contarlo o disfrutas viviéndolo?

Sí que es verdad que cuando sucedieron los atentados en verano a mí me pilló muy lejos, físicamente no tanto, estaba en el Pirineo, pero digamos que intelectual y emocionalmente estaba muy lejos de la radio y del periodismo. Sí que tuve algún momento que lamenté no estar trabajando en la SER, estar en la Rambla contándolo.

—El periodismo siempre está abriendo debates, continuamente. Quizá ahora más que en épocas pasadas.

Un debate muy interesante fue a partir de la portada de algunos periódicos, algunos optaron por publicar víctimas en la Rambla y otros optaron por lo contrario: una página en negro y el titular. Es un debate interesante, no me posiciono ni en un lado ni en el otro. No sé si tú lo tienes claro, pero yo no. Hubo unas críticas furibundas a la portada de El Periódico. La puedes compartir o no pero es una opción periodística que todos podemos tomar en un momento dado.

—¿Qué crees que hace más daño al periodismo: la falta de medios o el exceso de miedos?

O las dos cosas. La falta de medios es un drama, no llegas a todo. El periodismo es fascinante porque, aunque existan medios distintos y redes sociales, siempre se basa en informar, en contrastar tus fuentes, en ser incómodo para el poder. Claro, falta de medios significa hacerlo todo con prisas y tener miedo, lo otro, eso te autocensura de una manera a veces vergonzosa y vergonzante.

El Hoy por Hoy de Toni Garrido

El mallorquín Toni Garrido ha tomado los mandos de Hoy por Hoy en el segundo tramo, el programa que hasta hace tan solo unos meses dirigía Gemma Nierga junto a Pepa Bueno. La imagen que pretende dar la cadena es la de renovación: nuevas voces, nuevos colaboradores. El objetivo del comunicador es hacer un programa magazine pero con un toque más social y un punto político. Lo hace, además, desde Madrid: se acabó la realización del segundo tramo desde Barcelona, que era el último bastión de la SER.

Hoy por Hoy cerró el curso pasado con 3.047.000 oyentes, su primera subida en un año con 200.000 seguidores más. El tramo de Pepa Bueno mejoró en 184.000 oyentes y el de Gemma Nierga en 64.000, uno de sus mejores registros en casi dos años. El desafío de Toni Garrido es al menos mantener estas cifras.