El escudo de A Coruña en una de las calles de la ciudad.

El escudo de A Coruña en una de las calles de la ciudad. Carmen G. Mariñas

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Coruña Secreta: los escudos que se desvanecen a las puertas de María Pita

Desde hace casi 30 años, una serie de emblemas decoran una de las calles que conduce a la principal plaza de la ciudad

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De camino a la plaza de María Pita, paseando por la calle de la Franja, los olores de los restaurantes de comida tradicional se entremezclan con las paredes de piedra, galerías y algún pequeño comercio que resiste junto a tiendas de souvenirs. Pero desde hace 27 años, quien además de al cielo mire al suelo, podrá ver unos escudos grabados. O lo que queda de ellos.

Era el año 1998 cuando el Concello de A Coruña encargó a la artista Rosa Guisán —que había presentado un proyecto ya a distintas administraciones con motivos como gaviotas— la elaboración de unas piezas para adornar esta calle. Conocida por su hostelería, al principio los detalles no iban a ser escudos, sino referencias a la gastronomía gallega con elementos como pulpos y tazas de vino.

"En un principio diseñé un módulo simétrico muy facilito, con dos curvitas que hacen unos cuarterones y jugaba con ellos para hacer una red de peces", explica la artista sobre uno de los ejemplos iniciales.

Sin embargo, las primeras ideas no cuajaron.

Algunas de las primeras propuestas de Rosa Guisán.

Algunas de las primeras propuestas de Rosa Guisán. Cedidas

"En aquella época estaba muy promovida en verano la instalación de casetas de las comunidades españolas para degustar productos y recetas populares", recuerda ahora Guisán. Por eso, de elementos gastronómicos se pasó a escudos con los que representar a las regiones de España, que se extienden también por las calles adyacentes del Ángel y de la Oliva.

Así, la artista, que entonces tenía 54 años y estaba "llena de vitalidad e ilusión", se puso a trabajar con un material a base de hormigón y serrina y con óxidos áridos. A los escudos de las comunidades sumó dos más, uno por la Unión Europea, "que en la fecha del encargo tenía 12 estrellas" y otro por la ciudad de A Coruña, cuyo escudo Guisán ideó "a partir de la bandera".

Los diseños, facilitados por la colaboración de las propias comunidades autónomas con las que contactó Guisán, se completaron con inspiraciones modernistas, siguiendo el estilo de buena parte de la arquitectura de la ciudad.

Este proyecto fue doblemente especial para ella. Además de ser su primera pieza de arte urbano, le brindaba la posibilidad de hacer una obra artística en la que fue la calle donde nació. "Fíjate. ¿A cuántos artistas les pasó que su primera obra urbana sea delante del portal donde nació? Me temblaban las piernas cuando salí del Ayuntamiento", recuerda ahora.

Escudo de A Coruña en la calle de la Franja cuando se colocó en 1998.

Escudo de A Coruña en la calle de la Franja cuando se colocó en 1998. Cedida

Es por este motivo que el escudo de Galicia y el de Castilla y León se encuentran en sus ubicaciones actuales cerca de aquel portal, elegidas por la artista para conmemorar a sus abuelos, procedentes de ambas comunidades.

Guisán alternaba entonces el trabajo en su estudio, situado en San Andrés, con la docencia en el colegio Compañía de María.

"Trabajaba muchísimo y aún así me metí en todo este jaleo", comenta recalcando la ilusión que tenía y que le hacía pasar "noches sin dormir, haciendo escudos de madrugada".

Cuando llegó el momento de construirlos, "no fue fácil encontrar el material. Por suerte cayeron por el estudio unos señores que me enseñaron un material súper potente y que nos iba a sobrevivir a todos y ya ves que no sobrevivió", explica, apuntando a que primero se recubrieron de un esmalte para reforzar colores como el azul, pero que cuando se colocaron se hizo a presión, lo que conllevó la pérdida de esa capa superior.

Con los años, el trajín de los viandantes, en una de las calles más turísticas de la ciudad, y el paso de vehículos de reparto o del butano hizo el resto.

Estado actual de alguno de los escudos de la calle Franja.

Estado actual de alguno de los escudos de la calle Franja. CGM

Casi 30 años después, algunos de estos escudos están hoy en día irreconocibles. Desde su colocación apenas se han llevado a cabo tareas de mantenimiento, algo que la artista lamenta, comentando que ya no se apuesta "nada" por el arte urbano.

Como ejemplo, recuerda cómo otro gran artista, Emilio Celeiro, cedió hace unos años una escultura para los jardines de Méndez Núñez. "Lo más que hicieron fue aceptarle que la regalara. Lo cedió porque no había manera de que la colocaran", recuerda, aludiendo a la falta de fondos.

De todas formas, en su calle, aún son visibles algunos escudos como el de la Unión Europea, el cual todavía invita a disfrutar del arte más desapercibido, esta vez, bajando la vista al suelo.