Félix Rico, dueño de La Flor de Montouto

Félix Rico, dueño de La Flor de Montouto Quincemil

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La fiesta sigue en la Flor de Montouto, en Abegondo (A Coruña): "Llegamos a vender 3.425 entradas en una noche"

El salón de fiestas más conocido de Galicia cumple 72 años con Félix Rico al mando. Varias generaciones han pasado por esta pista de baile a unos kilómetros de la ciudad de A Coruña

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Para contar la historia de la Flor de Montouto, primero hay que contar la de Félix Rico. Su padre, Antonio Rico, fue el fundador del salón de fiestas más conocido de Galicia. Cuando abrió, un 25 de julio de 1952, Félix tenía apenas 5 años. Hoy, con 77, recuerda con claridad cada uno de los momentos icónicos que marcaron la leyenda de La Flor. Desde esa noche en la que vendieron 3.425 entradas, pasando por el disfraz de King Kong premiado con 15.000 pesetas en carnaval, hasta aquella pelea que terminó con él en el hospital tras recibir un par de navajazos.

La Flor puso Montouto en el mapa. Esta parroquia en el municipio coruñés de Abegondo, que hoy ronda los 300 habitantes, llegó a acoger a miles de personas que venían en busca de una cosa: la fiesta. Conciertos, bailes, verbenas y noches que todavía hoy se recuerdan en toda Galicia, y España: "Venía gente de Asturias, León y hasta de Oporto a nuestro Carnaval".

Pero lo que muchos desconocen es que el padre de Félix estuvo a punto de tirar la toalla y cerrar el local. Apenas diez años después de la apertura, los bailes solo generaban pérdidas. La Flor agonizaba. Fue entonces cuando el joven Félix entró en escena: "Trabajaba en una joyería, pero ya estaba maquinando cómo salvar el negocio familiar".

Todos los 24 de julio se celebraba la patrona de Santa Cristina. A Félix se le ocurrió la idea de prestar la pista de baile para ese día y así sacar beneficios del bochinche. Después de muchos intentos por convencer a su padre, al cabo de cuatro semanas, Antonio se dirigió a su hijo y le dijo: "Nocho, por probar no perdemos nada". Pero algo si perdieron, y fue dinero. En Montouto, como en todas las aldeas, eran muy de costumbres, y la gente siempre iba a celebrar las fiestas al mismo sitio, que quedaba un poco más arriba de La Flor. Entonces, Félix pensó en llegar a un acuerdo con la comisión de fiestas para evitar coincidir fechas.

Flor de Montouto

Flor de Montouto Quincemil

Las mejores orquestas

En 1965 llegó el acuerdo clave: La Flor podría hacer bailes todo el año excepto julio y agosto. Justo lo que querían. Con solo 17 años, Félix formó una sociedad de seis personas y empezaron a contratar a las mejores orquestas del momento, evitando competiciones innecesarias. El primer gran baile fue un 27 de noviembre con Lamas da Piña y Montes de Pontevedra: "Recibimos más de mil asistentes y ganamos 15.000 pesetas limpias". Aquello fue el comienzo del éxito.

"Funcionaba fenomenal", recuerda. Dejó la joyería y se entregó a La Flor. Organizaban bailes todos los sábados. Los pueblos vecinos les pedían pactos para repartirse fines de semana porque la gente dejaba de ir a sus fiestas para ir a La Flor.

El cartel del primer baile en La Flor de Montouto en 1952

El cartel del primer baile en La Flor de Montouto en 1952 Quincemil

Llegaron las grandes noches: promociones con partidos de fútbol, comidas y eventos. En el carnaval, con La Playa y Los Españoles como estrellas, tuvieron que cerrar taquillas porque la gente no cabía. Y luego el récord: "Llegamos a vender 3.425 con Pedrito Fernández 'el de la mochila azul'", recuerda Félix con brillo en los ojos.

La Flor también creció físicamente. Empezó como una pista en un descampado. Luego el edificio con su icónica fachada, la entreplanta en 1978 y una ampliación en 2015 para 500 personas más. Cada detalle pensado para la fiesta: el techo alto para que el humo del tabaco no molestase demasiado y la pista baja para controlar broncas desde arriba. Aunque ni eso evitó sustos: "La peor fue cuando dos familias de gitanos se enfrentaron y me dieron dos navajazos en la barriga", relata. Por suerte, todo quedó en anécdota.

Imagen de una noche en los 80 en La Flor

Imagen de una noche en los 80 en La Flor Quincemil

La Flor en el presente

El negocio se adaptó al presente. Hoy, La Flor es territorio de bodas, banquetes y verbenas de invierno. "Facturamos más en bodas que en bailes", reconoce. Dos cocinas, una con la que llegó a preparar 150 chuletones en un solo servicio, y otra moderna con 28 fogones lista para lo que venga. Y lo que viene es potente: el 5 de diciembre Paris de Noia, el 6 Los Satélites, el 13 Combo Dominicano. Temporada completa. También cenas de empresa y noches para seguir "dándoo todo", como siempre.

El nombre de La Flor también tiene su historia. "Mi padre quería poner Las Flores", cuenta. "Y la funcionaria le dijo: '¿Y no serán muchas flores?'. Y mi padre respondió: 'Pues tienes razón, mejor ponle La Flor'". Y así pasó a formar parte de la historia de los grandes templos musicales de Galicia. Porque Félix lo tiene claro: para él, la fiesta nunca termina. Ni a sus 77 años.