La fotógrafa y profesora Carmen Martínez Torrón
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Carmen Martínez Torrón "Superkarmen", fotógrafa de A Coruña: "El mejor proyecto es mantenerse fiel a lo que uno ama"
La fotografía llegó a la vida de Superkarmen casi por casualidad y, desde entonces, captura instantes mágicos de la ciudad disfrutando a cada paso: "Creo que a veces un momento bonito no es el más perfecto, sino el que más te remueve por dentro"
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El alma de A Coruña en imágenes. Eso es lo que transmiten las fotografías de Carmen Martínez Torrón, que captura instantes del día a día de la ciudad a través de su objetivo para mostrar la belleza de su lugar favorito del mundo, del que es una gran embajadora.
Superkarmen, como es conocida en redes sociales, explora diversos lugares para "capturar relatos inspiradores" y destacar su conexión con la naturaleza. El azul del mar y el naranja de los atardeceres son una constante en las fotos de esta coruñesa que emociona con su trabajo.
Algo que empezó prácticamente por casualidad, terminó formando una parte muy importante de la vida de Carmen Martínez Torrón: "Mientras buscaba belleza, me encontraba a mí misma y ahí es donde comenzó la verdadera aventura". De esto, y de mucho más, hemos hablado con Superkarmen.
Carmen Martínez Torrón fotografiando A Coruña.
¿Quién es Superkarmen?
SuperKarmen soy yo, solo que con una capa invisible. Nació como una forma de enfrentar los momentos más difíciles, compartiendo con el mundo lo que captaba mi retina. Fotógrafa, profesora y soñadora.
¿Cuándo y cómo comenzó tu historia de amor con la cámara?
Mi historia con la cámara empezó casi sin darme cuenta, hace muchos años, capturando momentos cotidianos. Fue casi terapéutico porque mientras buscaba belleza, me encontraba a mí misma y ahí es donde comenzó la verdadera aventura.
¿Y cómo ha sido, o es, el proceso de aprendizaje para captar los instantes más bellos?
Muy intuitivo y constante. Observo mucho y disparo mucho. He aprendido de mis errores, de la luz y algo que me cuesta cada día... la paciencia. Pero también la emoción. Creo que a veces un momento bonito no es el más perfecto, sino el que más te remueve por dentro.
Ayer mismo le dije a un amigo que a lo largo de la historia las mejores obras se han compuesto con el corazón roto, con un duelo, una decepción o nostalgia y quizá por eso nos llegan tanto.
"La fotografía me equilibra cuando la docencia me exige mucho, y al revés. Es muy enriquecedor"
Haces fotos de todo tipo: paisajes, eventos, productos... ¿Cuáles son las que disfrutas más haciendo?
Me encantan los paisajes, me dan paz. Pero también disfruto mucho fotografiando personas sin que posen, cuando son ellas mismas.
Eres una gran embajadora de A Coruña. ¿Qué tres escenarios elegirías para describir a la ciudad a través de la fotografía?
Me emociona que me definas así. El primero, sin duda, sería la Torre de Hércules al atardecer: habla de historia, de identidad... y de resistencia. El segundo, el mar bravo del Orzán, porque refleja el carácter indomable de la ciudad. Y el tercero, los árboles de la plaza de Azcárraga: majestuosos, silenciosos, como guardianes del tiempo.
Recientemente has colaborado con la marca coruñesa Cero de Costa. ¿Cómo surgió la colaboración y por qué esas fotografías?
Ellos vieron mi trabajo en redes y conectamos enseguida. Me pidieron una colaboración. Los dos quisimos mostrar la fuerza del paisaje gallego y al mismo tiempo la calma que transmite. Las fotos hablan de identidad, raíces y mar.
¿Tienes algunas otras colaboraciones actualmente?
Sí, algunas colaboraciones locales con proyectos que me ilusionan. Me gusta implicarme en lo que hago, así que colaboro cuando creo de verdad en lo que hay detrás.
Además de fotógrafa, eres profesora. ¿Cómo compaginas ambas facetas?
Con muchas ganas pero también con muchas horas de sueño pendientes. La fotografía me equilibra cuando la docencia me exige mucho, y al revés. Es muy enriquecedor.
¿Qué tienen en común la fotografía y la enseñanza?
Pues te diría que en las dos se necesita observar, escuchar, empatizar y transmitir. En las dos facetas busco conectar, contar una historia y provocar una reacción en quien está viendo lo que hago. También tengo que señalar que en las dos se requiere vocación.
Compartes tu arte con la fotografía a través de redes sociales. ¿Por qué empezaste a hacerlo y por qué crees que conectas tan bien con tus seguidores?
Todo comenzó porque sentía que tenía algo bonito que compartir. No solo imágenes, sino corazones que me encuentro por el camino, árboles que me provocan emoción, paisajes irrepetibles, canciones que me remueven.
Hay personas que pasan por nuestra vida como una estación: dejan huella, pero no se quedan. ¿Recuerdas a alguien que te marcara profundamente, incluso sabiendo que no era para siempre?
Mi tía abuela, Eulalia Torrón —Lalita—, fue una de esas personas. Era muy culta, trabajó en la radio, hizo obras de teatro y era la persona que más quería y sabía de nuestra ciudad. La echo de menos todos los días.
También tengo la suerte de tener personas que están cerca desde siempre y sé que lo estarán para siempre. Otras no llegaron para quedarse, pero me quedo con lo bonito, con lo que me enseñaron. Porque hay huellas que no duelen, simplemente te acompañan... y te ayudan a crear, a mirar la vida con más sensibilidad.
Cuando no estás impartiendo clase ni haciendo fotos, ¿a qué dedicas tu tiempo libre?
Me pierdo por la costa escuchando miles de horas mis listas de Spotify. Me encanta escuchar a los míos y mirar al mar. Me gusta disfrutar de lo sencillo y con la edad me he dado cuenta que también de la soledad. Y si puedo hacerlo con una cámara en la mano, mejor todavía.
"Ahora mismo no tengo grandes planes con nombre propio, pero sí muchos pequeños retos que hacen mucha ilusión: seguir fotografiando lo cotidiano con ojos nuevos, descubrir lugares que me inspiren y seguir compartiendo lo que veo y siento con quienes conectan con mi forma de mirar"
Nunca has escondido que sufriste una enfermedad, la colitis ulcerosa, que te hizo pasar muy malos momentos. ¿Crees que es importante darle visibilidad a este tipo de enfermedades
Sí, totalmente. Creo que muchas veces las enfermedades crónicas se viven en silencio, con vergüenza o miedo. Darles visibilidad ayuda a normalizar, a empatizar, a que otras personas se sientan menos solas. Yo aprendí a vivir con ella cuando todavía no existía internet, cuando hablar de estos temas era mucho más difícil. Pero también aprendí a no dejar que definiera mi vida.
Si mi experiencia puede ayudar a alguien que está pasando por un momento complicado, entonces todo cobra aún más sentido. Que alguien te recuerde el día que ya no estés sería maravilloso... como también lo es sentir que puedes transformar el dolor en compañía para otros o en un "¿si Superkarmen puede hacerlo por qué yo no?"
¿Qué proyectos tiene por delante Carmen Martínez Torrón?
Ahora mismo no tengo grandes planes con nombre propio, pero sí muchos pequeños retos que hacen mucha ilusión: seguir fotografiando lo cotidiano con ojos nuevos, descubrir lugares que me inspiren y seguir compartiendo lo que veo y siento con quienes conectan con mi forma de mirar.
También seguir compaginando la docencia con la creatividad, que no siempre es fácil, pero me llena. No necesito que todo sea grande o público para que tenga valor. A veces, el mejor proyecto es mantenerse fiel a lo que uno ama, y en eso estoy.