Jose juega al Pokémon Go a sus 63 años: “Me ayuda a salir de casa los días que no tengo ganas de nada”

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Jose, el gallego que juega al Pokémon Go a sus 63 años: “Me ayuda a salir de casa”

Este lucense descubrió en el popular videojuego para móviles una forma de mantenerse activo, socializar y hacer frente a su cáncer de pulmón

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Si alguien le hubiese dicho hace 20 años al lucense Jose Rábade, que a sus 63 años, estaría enganchado al Pokémon Go y que encontraría en el juego una razón para salir a la calle todos los días, mantenerse activo y conocer a gente nueva, posiblemente no se lo habría creído y se habría echado a reír. Y es que, este gallego empezó a jugar en el 2017, alentado por su hijo, que por aquella época era jugador habitual del videojuego para smartphones japonés, y desde entonces no ha podido parar.

Un juego que lo ha acompañado en los buenos y malos momentos. “Tengo un cáncer de pulmón y jugar me ayuda a salir de casa, porque hay días en los que no te apetece hacerlo”, cuenta Jose, que forma parte de un grupo de aficionados al juego que se reúnen todos los días en el parque Frigsa de Lugo para combatir, paseando juntos (para conseguir eclosionar algún huevo Pokémon) y superando misiones en equipo. “Nos lo pasamos muy bien. Hay gente de todas las edades, desde jovencitos a mayores”, señala el lucense, aunque confiesa que él es el senior del grupo.

Para Jose, la edad es una virtud que hace que vea el Pokémon Go de una manera distinta a la de los jóvenes: “Los chavales suelen ser muy explosivos: empiezan a jugar, lo dejan y en algún momento vuelven a jugar. A los mayores también nos pasa, pero solemos buscar estabilidad”. Además, confiesa que, hasta el 2017, nunca había jugado a ningún videojuego: “Es algo que a mi generación nos quedaba muy lejos. Nosotros éramos más de jugar en las máquinas de los recreativos y a las cartas, pero al final intentas adaptarte a las nuevas tecnologías como los teléfonos móviles”.

Siempre fiel al Pokémon

Si hay algo que Jose tiene más que claro es, que él no cambia el Pokémon Go por nada. “Mi hijo me ha dicho que pruebe otros juegos, pero yo no quiero. Este lo domino y me sirve para salir a caminar por la calle, algo que me viene muy bien por mi enfermedad”, explica el jugador, que acude todos los días de lunes a sábado, a las 18:00 horas, al parque Frigsa para jugar con sus amistades durante una hora. 

Confiesa que, al principio, jugaba a escondidas en el parque, donde se encuentra uno de los puntos de encuentro del juego, conocidos como gimnasios. En estos lugares, cada jugador puede obtener recompensas y retar a otros jugadores, conocidos como entrenadores. Sin embargo, con el tiempo fue descubierto por los demás jugadores y terminó integrándose a la comunidad. “Ellos veían que había alguien que los retaba y que a veces los derrotaba, pero no lograban identificar quién era, porque me veían sentado en un banco, mirando el móvil, y no se imaginaban que, siendo mayor, iba a estar jugando al juego”, explica riéndose.

También cuenta que el juego ya forma prácticamente parte de su rutina diaria: “Cuando salgo a hacer la compra voy jugando por la calle, cazando Pokémons y sumando kilómetros para eclosionar huevos”. De hecho, dice que sus conocidos le suelen preguntar el por qué va mirando tanto el móvil por la calle y él dejando de lado la vergüenza les explica que está jugando al Pokémon Go: “Hay veces que les digo que tienen un Pokémon encima de sus cabezas, lo capturo y se lo enseño”.

La Comunidad de Pokémon GO en Lugo

La Comunidad de Pokémon GO en Lugo Cedida

Cuando le pregunto si también es fan de la serie de dibujos animados, me dice que no. Su afición por la marca de animación japonesa se limita solamente al juego del móvil. Aunque, Jose se declara un gran fan de las series coreanas, japonesas y chinas: “Como ya no trabajo, me las devoro en un día, me da igual que sean de amor, de misterio o de acción”.

El lucense explica que no tiene prisa por llegar al nivel 50, el máximo en el juego, porque quiere seguir disfrutando del juego durante todo el tiempo que sea posible y que le permita seguir teniendo una excusa para hacer ejercicio. Lo que sí reconoce es su debilidad por los Pokémon Shiny, aquellos que presentan un color distinto respecto a la versión original del Pokémon y que son muy difíciles de encontrar. Además, cuenta que suele bautizarlos con nombres poco habituales, como “cabra” y “carnero”.

Por último, José anima a la gente de su edad a probar Pokémon Go, porque para él la edad no importa cuando se trata de disfrutar un juego que, además, invita a mantenerse activo. “El otro día me encontré a un matrimonio conocido por la calle. Los dos están jubilados y me preguntaron qué hacía mirando tanto el móvil mientras caminaba. Les enseñé el juego y se lo recomendé a la mujer, que necesita caminar”, concluye José, animando a más personas a unirse a él.