Estamos ante una encrucijada. La transición hacia la nueva era de la digitalización y la sostenibilidad, coincide con una ola de jubilaciones sin precedentes y con una brecha persistente entre oferta y demanda de profesionales cualificados. La paradoja es conocida: empresas que no encuentran perfiles mientras convivimos con la demanda de servicios, industria y transporte, entre otros. Llegados a este punto, si no situamos el talento en el centro, perderemos el tren hacia el crecimiento y la competitividad.
Más de 150.000 vacantes especializadas permanecen abiertas en nuestro país según el INE. La escasez de talento ya no es un desafío sectorial, se ha convertido en el gran reto estructural para el crecimiento de la economía española. Existen dos realidades que marcan el ritmo: la demográfica, ya que la generación del baby boom se jubila y deja miles de vacantes en oficios técnicos, logística, industria, servicios y sanidad. La segunda es competitiva: todos necesitamos el mismo talento y triunfarán los que lo fidelicen.
Tenemos que hacer atractivos nuestros sectores estratégicos. La formación profesional es la clave para mucho del relevo generacional que necesitamos para cubrir los puestos de empleo cualificado vacantes. No basta con atraer talento; hay que convencerles de que somos su mejor proyecto vital y profesional. Por ejemplo, en el caso de la industria y la logística ya no hablamos de cadenas de montaje, sino de automatización, datos y sostenibilidad.
Estos sectores, sumados al de servicios y el sector sanitario deben lograr hacer una propuesta de valor clara: salarios alineados a productividad, plan de carrera, formación continua, flexibilidad y entornos de trabajo modernos.
Hay otra realidad que no podemos seguir obviando en estos sectores: el 50% de la población en España son mujeres, y su incorporación a los sectores estratégicos es un multiplicador de talento disponible que todavía tenemos pendiente. La falta de referentes en estos sectores hace que continúen los sesgos y barreras y que nos limita teniendo que buscar otras soluciones.
Ante este panorama, muchas empresas españolas ven la continuidad de sus servicios en la incorporación de talento internacional. Según cifras actualizadas de Grupo Clave, el 15% de los puestos cualificados ya los ocupan profesionales internacionales y la tendencia sigue en aumento. Es la oportunidad que tenemos para garantizar nuestra economía contando con talento cualificado y especializado. Un talento que es imprescindible acompañar e integrar para que su incorporación sea sostenible. Además de agilizar trámites administrativos y de homologación de titulaciones. Para eso es imprescindible la colaboración real entre empresas, instituciones y sociedad permitirá transformar este problema en una oportunidad de futuro.
La buena noticia es que sabemos qué hacer. La mala es que el tiempo no se detiene. Por eso necesitamos reconocer, atraer, formar. Reconocer con rapidez la cualificación y oportunidades de incorporación que ya tenemos. Atraer con condiciones competitivas a profesionales, tanto mujeres como hombres, para sectores estratégicos en situación crítica. Poner en valor las formaciones adaptadas a las necesidades. No es solo economía. Se trata de cohesión, bienestar y futuro.
Ángel Pidal
Director general de Grupo Clave.