Las campañas de marketing pueden estar perfectamente ideadas.

Mensajes pulidos, anuncios atractivos, una banda sonora gancho que se te cuela en la cabeza, una narrativa que emociona…

Pero si detrás de esa fachada hay un equipo desconectado, poco motivado o desencantado, el mercado lo acaba notando.

No me preguntes cómo, pero acaba saliendo a la luz. Se nota.

El employer branding no es una sección bonita en la web, con fotos de empleados sonrientes en el rincón más chulo de la ofi. Es algo más profundo.

Es lo que tu equipo dice de tu empresa cuando no hay cámaras delante. Es cómo hablan de su día a día a sus amigos, a su familia, en LinkedIn o en un café con colegas del sector. Es la verdad sin filtros.

Esa frase final que añades cuando te preguntan qué tal el curro. Esa, la del salseo, con la que se queda el receptor.

Cuando el equipo no cree en la marca, la desconexión se filtra. Se cuela en cada interacción con el cliente, en cada proyecto entregado, en cada decisión tomada con desgana.

Esa desconexión puedes maquillarla con campañas externas, pero estarás condenando a tu empresa a depender de la capacidad del de enfrente de creerse tu discurso.

Una marca que no es creíble desde dentro difícilmente lo será desde fuera; y, si lo es, será a base de billetera en campañas publicitarias.

La fórmula es simple: a más motivación del empleado, menos inversión en marketing.

Son los mejores embajadores de la marca porque no tienen que fingir, esa autenticidad se convierte en tu mejor campaña. Altavoces de tu empresa dejando caer por todos lados las bondades del día a día.

Como empresarios, cometemos muchas veces el error de poner el foco, única y exclusivamente, en el exterior. Sin ser conscientes de que en nuestras filas está la fuerza, la diferenciación, la posibilidad de permanencia.

Para mirar hacia afuera, primero hay que mirarse dentro.

Lili Lorenzo

Lili Lorenzo es consultora en estrategia digital y project manager digital, experta en marketing estratégico y posicionamiento de marca. Seis años como autónoma, más de 70 proyectos en puestos de decisión y dos empresas propias autofinanciadas a sus espaldas; con 34 años recién cumplidos. Tiene un objetivo como directora de Acto Voltaje: inyectar en empresas tradicionales todo lo aprendido durante más de una década entre negocios digitales, sin dependencias del algoritmo ni costes insostenibles en publicidad. El branding y el talento como pilares de marketing estratégico. Hacerlo bien, hacerlo raro, hacerlo imborrable.