La Reina Roja, de Alicia en el país de las maravillas, decía "para permanecer en el mismo lugar hay que correr el doble de rápido". La vida profesional actual se puede parecer un poco al mundo de la Reina Roja, es una carrera de fondo en la que quedarse quieto equivale, paradójicamente, a retroceder y, muchas veces, formarse equivale a mantenernos donde estamos y, con esfuerzo, ir mejorando poco a poco.

El mundo laboral actual no es el mismo que hace diez años, ni siquiera que hace cinco. La velocidad del cambio tecnológico, impulsado en los últimos años por la Inteligencia Artificial y la automatización, ha convertido la formación continua en algo esencial para mantener nuestra relevancia profesional y garantizar la empleabilidad. No hablo de grandes cursos o másters, sino de mantenernos al día con las tecnologías y habilidades necesarias en nuestro entorno inmediato.

El desafío de mantenerse relevantes

Según el informe "Future of Jobs Report" del Foro Económico Mundial (2025), cerca del 40% de las habilidades laborales deberán cambiar significativamente en los próximos años. ¿Qué significa esto? Básicamente, que una gran parte de lo que hoy sabemos podría quedar obsoleto antes de lo que pensamos. Obviamente dependerá del área de conocimiento y la profesión de la que estemos hablando.

Podemos coger como ejemplo las herramientas utilizadas en marketing: hace algunos años, dominar Photoshop estaba reservado a diseñadores profesionales. Sin embargo, hoy disponemos de aplicaciones como Canva que han democratizado el diseño gráfico, permitiendo que los profesionales del marketing se conviertan en perfiles más polivalentes y completos, aumentando así sus posibilidades de empleabilidad.

IA: un reto, pero también una oportunidad

Según BBVA Research (2025), las tecnologías de IA están impactando sectores clave como, por ejemplo, salud, educación, transporte o finanzas, afectando a muchos empleos y creando la necesidad de nuevas habilidades.

Es cierto que la IA trae consigo cierto temor, especialmente entre aquellos que consisten en tareas muy repetitivas y susceptibles de automatización. Sin embargo, eliminar estas tareas repetitivas también abre una gran oportunidad para dedicarnos a actividades más intrínsecamente humanas como el razonamiento crítico, la creatividad y la reflexión estratégica, habilidades que, a día de hoy, son irremplazables por la tecnología.

La inteligencia artificial no solo elimina tareas repetitivas, sino que también democratiza el acceso a tareas que antes solo podían realizar perfiles altamente técnicos. Esto significa que, mediante formación específica, un profesional del área de RRHH, por ejemplo, podrá, más pronto que tarde, realizar análisis de datos complejos sin necesidad de ser un experto, o que un directivo de marketing pueda aprovechar herramientas predictivas sin tener que estudiar ingeniería de datos.

La formación breve y concreta como aliada estratégica

Frente al desafío del cambio constante, ¿no deberíamos preguntarnos si quizás la solución está en cursos breves y enfocados en nuestras necesidades más inmediatas? Según un estudio de LinkedIn Learning (2024), las formaciones breves, centradas en habilidades específicas y prácticas, crecieron un 38% en demanda en un año. Estos cursos permiten adquirir rápidamente competencias concretas y aplicables inmediatamente al día a día profesional.

Pongamos el ejemplo de una responsable de comunicación interna en una PYME interesada en impulsar, desde el área de comunicación, la transformación de la empresa. En lugar de un máster completo en transformación digital podría optar por un curso de 20 horas sobre gestión ágil y herramientas digitales colaborativas. El resultado podría ser una mejora significativa y rápida de la eficiencia y coordinación en los equipos de su empresa. Este tipo de formación es directa, accesible y adaptada al ritmo del entorno laboral actual.

La ventaja del profesional polivalente

La formación continua no solo implica que te actualices en tu especialidad, sino también ampliar horizontes y desarrollar nuevas competencias. Ser un profesional polivalente, capaz de entender diferentes áreas y conectar distintos puntos de vista, es una habilidad cada vez más demandada ya que te permite adaptarte rápidamente a nuevos entornos. De hecho, el informe "Skills Outlook" de la OCDE (2023) señala que las empresas valoran especialmente a los profesionales capaces de adaptarse rápidamente a nuevos contextos laborales, algo que solo es posible con una actitud permanente de aprendizaje. ¿Te has planteado alguna vez cuántas oportunidades podrías perder por no ser capaz de adaptarte rápidamente a nuevas situaciones?

El coste de no adaptarse

Ignorar la necesidad de formarse continuamente es arriesgarse a quedarse obsoleto rápidamente. Según un informe de McKinsey (2024), el 72% de las organizaciones ya han adoptado inteligencia artificial en al menos una función empresarial, y el 65% utiliza regularmente la IA generativa, cifras que, teniendo en cuenta que son del año previo, revelan la rapidez con la que las habilidades laborales necesarias están cambiando y la importancia de actualizarse constantemente.

¿Te has planteado cómo podría afectar esto a tu situación profesional concreta si decides no adaptarte? Reflexionar sobre las consecuencias de no adquirir las nuevas competencias que demanda tu sector es esencial, ya que podría significar perder oportunidades, disminuir tu valor profesional e incluso poner en riesgo tu futuro laboral.

Hacia una cultura del aprendizaje continuo

Formarnos en algo nuevo siempre nos abre puertas, sin importar la edad o el cargo que tengamos. Cuando vemos la formación continua como algo positivo, una inversión personal más que una obligación, es más sencillo y motivador continuar aprendiendo.

¿Renovarse o quedarse atrás?. Al igual que decía Darwin, no es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que mejor se adapta al cambio. Y tú, ¿te vas a adaptar al cambio?