Parque eólico Chao do Marco

Parque eólico Chao do Marco ADEGA

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La Justicia gallega frena otro parque eólico en los Ancares por su impacto ambiental "irreparable"

El TSXG paraliza cautelarmente el proyecto Chao do Marco, impulsado por Enel Green Power, en una zona de alta sensibilidad ecológica

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El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) ha estimado la solicitud de ADEGA para paralizar cautelarmente el parque eólico Chao do Marco, promovido por Enel Green Power en el municipio lucense de Becerreá. Esta decisión afecta a uno de los cuatro proyectos que forman parte del macropolígono eólico de más de 130 MW que la empresa pretende instalar en las montañas entre Baralla y Becerreá, junto con los parques Serra do Furco —también paralizado cautelarmente a instancias de ADEGA—, Serra do Colmo y Serra de Piñeira, en lo que supone una ofensiva legal contra este macroproyecto en una zona de alto valor ambiental.

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSXG considera que existen indicios suficientemente acreditados de riesgo de daño ambiental "irreparable" o de "difícil reparación" —incluso aplicando medidas correctoras— sobre hábitats prioritarios y especies protegidas, y que, por tanto, debe aplicarse el principio de precaución y prevención del derecho comunitario. Esta paralización cautelar implica que, aunque el parque cuente con autorización administrativa y de construcción por parte de la Xunta de Galicia, las obras no podrán iniciarse hasta que se resuelvan los recursos contencioso-administrativos interpuestos por ADEGA.

Un proyecto incompatible con la conservación ambiental

El parque eólico Chao do Marco, con 8 aerogeneradores de 200 metros de altura, está proyectado en una zona de alta montaña de la comarca de los Ancares, con presencia de hábitats prioritarios y especies en peligro como el milano real, el aguilucho cenizo o el halcón abejero. En la zona afectada perviven varios núcleos de población dedicados a la agricultura y la ganadería tradicional.

El tribunal reconoce que el polígono eólico se sitúa en una zona de máxima sensibilidad ambiental, según la Zonificación del Ministerio para la Transición Ecológica, y en las proximidades de espacios como las ZEC Ancares-Courel, ZEPA Ancares y la Reserva de la Biosfera Terras do Miño, claves para la conectividad ecológica entre los Ancares y O Courel, comprometiendo así su viabilidad ambiental. Además, la instalación ocuparía una zona incluida en la propuesta de ampliación de la Red Natura de 2008 y se encontraría a escasos kilómetros del área de recuperación del oso pardo.

La subestación estaría situada sobre una zona húmeda que da nombre a uno de los lugares más emblemáticos de Becerreá, "O Lago", la cual no fue tenida en cuenta en la evaluación ambiental. Además de afectar recursos hídricos, el parque impactaría sobre áreas de interés paisajístico como Cruzul-Agüeira, A Marronda u Os Ancares. Aunque el TSXG, en esta fase cautelar, no entra a valorar la posible fragmentación artificial de los cuatro parques proyectados por la misma empresa y de forma contigua, ADEGA alerta sobre sus impactos acumulativos y sinérgicos, ya que esta alineación de proyectos supondría una auténtica barrera para las aves.