Paco Castro Santé, en las galerías junto a su charcutería y frutería en las galerías de Ramón y Cajal.

Paco Castro Santé, en las galerías junto a su charcutería y frutería en las galerías de Ramón y Cajal. Quincemil

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El "atajo" comercial de Ramón y Cajal en A Coruña: "En lo que va de año cerraron cuatro bajos"

Las galerías comerciales con acceso por Novoa Santos llevan más de 60 años abiertas, con negocios duraderos pero renuncias recientes. "La inflación se nota, se compra menos y los márgenes de ganancia son escasos", señala su presidente

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Hay un "atajo" en Cuatro Caminos que une dos de sus arterias por debajo de cuatro edificios residenciales. Son las galerías comerciales Ramón y Cajal, con un acceso por la calle del mismo nombre y otro por Novoa Santos.

Este pasadizo de A Coruña existe desde finales de los años cincuenta del siglo pasado, cuando se levantaron las viviendas, y en este 2025 ha ocurrido algo insólito.

"Aquí los negocios tienden a estar abiertos mucho tiempo, pero en lo que va de año ya han cerrado cuatro". Hace cuentas el presidente de los comerciantes, cuyos dos negocios contiguos son los más antiguos del pasadizo, del "atajo", como lo llama Paco Castro Santé.

La gestoría ha cerrado este año, la barbería también, igual que el zapatero, y como la cafetería, que reabrirá en unas semanas con nuevos responsables. Ha sido por jubilación, por el alquiler del bajo o por una errónea gestión del negocio.

Acceso por Ramón y Cajal a las galerías de la zona.

Acceso por Ramón y Cajal a las galerías de la zona. Quincemil

"Estos cierres se notan, los clientes que tenían nos compraban a los demás, ahora no hay. El cambio ha sido brusco, no solo por esto sino por la inflación, que hace que se compre menos: las patatas o la fruta por unidades. Los márgenes de ganancia son escasos", asegura Santé.

El presidente y otros comerciantes se encargan ellos mismos de limpiar el pasadizo, de su iluminación y de la seguridad. "Si no es por nosotros, nadie más lo hace. Esto es ancho, está bien iluminado, y a mí me gusta tenerlo digno".

De la zona hacen uso a diario no solo las personas que allí trabajan y los vecinos que acortan tiempo en sus desplazamientos evitando dar la vuelta a la manzana, sino las 76 familias que entran y salen de los cuatro portales interiores.

Manda la alimentación

Tras las recientes bajas en las galerías Ramón y Cajal, ahora conviven dos pescaderías, una carnicería, un obrador de comida, una tienda de productos gourmet y con platos preparados, un negocio de pollos, una empresa de diseño de videojuegos y la frutería y jamonería propiedad de Paco Castro, además de un pequeño gimnasio de uso privado. Son ocho locales abiertos al público, la mayoría de alimentación.

Interior del pasadizo comercial de Ramón y Cajal.

Interior del pasadizo comercial de Ramón y Cajal. Quincemil

El presidente lleva 34 años al frente de El Pasadizo, cuando tomó el relevo de su padre, que había empezado a vender embutido en 1966. Entonces los bajos se alquilaban con opción de compra. Paco jugaba al fútbol de niño en el pasadizo con un balón de playa, donde el barbero que se acaba de jubilar le cortaba el pelo.

"Soy presidente desde hace unos 15 años y no hay relevo. Los comerciantes son mayores o los hijos de los dueños de los locales no aparecen por aquí. Cuando me jubile esto se acaba. Porque quema, y me tocará descansar", dice Castro.

Unos pocos metros a su lado Ofelia atiende la carnicería donde antes despachaba su marido. Es otra veterana, abierta desde finales de los años setenta, con clientes fieles, aunque "la gente mayor se nos va muriendo".

Pero los vecinos siguen caminando de un lado otro, para atajar de Novoa Santos a Ramón y Cajal.