Interior del Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.turismo.gal

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Historias de la Historia

El manicomio gallego donde rebeldía se confundía con locura: Conxo

La historia de cómo el sanatorio psiquiátrico de Conxo se convirtió en una cárcel para muchos, con casos escalofriantes de personas encerradas durante décadas

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En 1887, la periodista Nellie Bly fingió estar loca para infiltrarse en un manicomio de Nueva York. Pasó diez días encerrada entre mujeres que gritaban, lloraban o permanecían en silencio absoluto sin recibir tratamiento alguno, apenas comida, y durmiendo sobre suelos húmedos. Cuando Bly logró salir y publicó su investigación, el mundo entero se horrorizó, porque aquel manicomio no era un hospital, sino una prisión donde la razón y la dignidad se apagaban lentamente. Aquel reportaje cambió la historia de la psiquiatría moderna, pero mientras en Estados Unidos la denuncia de Bly sacudía conciencias, en Galicia se escribía un capítulo propio. En 1885, apenas dos años antes de la investigación de Bly, Santiago de Compostela inauguró el primero manicomio de Galicia y uno de los más antiguos de toda España. Nació con el mismo propósito que aquel de Nueva York, atender a los enfermos mentales bajo el amparo de la ciencia y la caridad, pero pronto se transformó en una institución donde el poder médico, religioso y social dictaba quién merecía la libertad y quién no. En poco tiempo, aquel lugar se convirtió en el espejo del mundo que Nellie Bly había denunciado, un infierno donde miles de gallegas fueron encerradas por “alborotadoras”, “impertinentes” o “inmorales”. Esta es la triste historia del manicomio de Conxo.

Portada y contraportada del libro escrito por Nellie Bly sobre su investigación. https://es.wikipedia.org

Portada y contraportada del libro escrito por Nellie Bly sobre su investigación. https://es.wikipedia.org

En el año 872, en la ciudad de Bagdad, el califa Al-Mutawakkil ordenó construir un hospital especial para los “locos”. Fue el primero del mundo dedicado a tratar enfermedades mentales. Allí, los pacientes eran atendidos con música, baños de agua fría y jardines perfumados. No había cadenas ni celdas, sino la convicción, revolucionaria para su tiempo, de que la locura merecía compasión y no castigo.

Con el tiempo, aquella idea se perdió y Europa sustituyó los jardines por muros, los cuidados por encierro y la música por el silencio, y los “manicomios” se convirtieron en espacios donde la ciencia se mezclaba con la moral y donde ser diferente se castigaba.

Mucho antes de convertirse en hospital, Conxo era el monasterio benedictino de Santa María de Conxo. Su origen se remonta al siglo XII, cuando los monjes de San Paio de Antealtares fundaron allí un pequeño priorato dedicado a la oración y al trabajo agrícola.

Fachada del hospital. https://www.parquefluvialdesantiago.org

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Durante siglos, sus tierras fértiles a orillas del Sar abastecieron a Compostela, y el convento prosperó bajo el amparo del arzobispado. A mediados del siglo XVI, pasó a manos de la orden franciscana, que lo reformó con la misma piedra que las murallas de la ciudad, pero con la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, los frailes fueron expulsados y el monasterio, cargado de historia y simbolismo, quedó vacío y abandonado.

La idea de crear un hospital para enfermos mentales en Santiago surgió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Europa entera se debatía entre el humanismo médico y el confinamiento moral.

Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.caminodesantiago.gal

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Los antiguos edificios del Monasterio de Conxo fueron elegidos en 1885 para albergar este nuevo manicomio, impulsado por el arzobispo Miguel Payá y el Cabildo Catedralicio. El cambio de uso fue tan radical como revelador de su tiempo. Lo que antes se ofrecía a Dios, ahora se dedicaba a la ciencia, aunque ambas compartieran el mismo propósito, mantener el orden del alma.

El 1 de julio de ese mismo año, el hospital abrió oficialmente sus puertas. Era el primer centro psiquiátrico de Galicia, una institución que aspiraba a ser un símbolo del progreso científico y que, en sus inicios, acogía tanto a hombres como a mujeres, aunque pronto las separaciones de sexo y clase marcarían para siempre su historia.

Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.santiagoturismo.com

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Durante décadas fue el único hospital de este tipo en toda Galicia. Los enfermos mentales de Lugo, Ourense o A Coruña eran trasladados hasta allí en tren o en carretas, muchas veces en condiciones infrahumanas. Los documentos del propio hospital, hoy custodiados por el Archivo de Galicia, muestran registros con descripciones escalofriantes de pacientes encadenados, internos sin diagnóstico y casos de ingreso “por conducta inmoral”, “por soledad” o “por abandono familiar”.

En los primeros años del siglo XX, el hospital se llenó de mujeres. Algunas sufrían depresión posparto, epilepsia o trastornos psicóticos. Otras simplemente habían desafiado las normas de su tiempo. Solteras embarazadas, viudas sin recursos o esposas que discutían con sus maridos acababan ingresadas con diagnósticos tan imprecisos como “trastorno histérico”, “melancolía” o “conducta impropia”.

Comedor del Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.santiagoturismo.com

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Los médicos y los jueces hablaban de “reeducación”, pero la realidad era otra. En los pabellones femeninos se aplicaban métodos represivos, aislamiento prolongado y terapias que hoy nos parecen impensables. Algunas mujeres permanecieron encerradas toda su vida, sin volver a pisar la calle. Otras fueron dadas por muertas para el mundo exterior.

De esta manera, Conxo fue, durante décadas, una institución donde las fronteras entre la enfermedad mental y el control social no existían. En sus muros, la ciencia se mezclaba con la moral, y la medicina servía a menudo como instrumento para corregir lo que la sociedad no era capaz de comprender.

Iglesia del Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.turismo.gal

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A medida que crecía, el manicomio se convirtió en un microcosmos autosuficiente con huertos, talleres, lavanderías, carpinterías y hasta cementerio propio, y muchos internos trabajaban en las tareas agrícolas o de mantenimiento, bajo el argumento de que el trabajo tenía valor terapéutico.

Los pabellones de piedra, rodeados de altos muros y jardines, daban a Conxo una apariencia casi apacible. Desde fuera parecía un lugar tranquilo, pero dentro de aquel mundo cerrado, las rutinas eran inamovibles y los días se confundían con los años.

Durante buena parte del siglo XX, el hospital funcionó con escasos recursos y un personal reducido. El ideal médico con el que había nacido quedó pronto superado por la realidad, dominada por el hacinamiento, el abandono y las prácticas que rozaban lo carcelario.

Claustro del Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.caminodesantiago.gal

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Pese a ello, Conxo sobrevivió a guerras, dictaduras y reformas sanitarias, y se convirtió en un símbolo de la psiquiatría gallega en su lado más luminoso, aunque también en el más oscuro, reflejando la evolución, y los errores, de la psiquiatría moderna.

A finales del XIX, el manicomio representaba un gran avance, ya que por primera vez se trataba a los enfermos mentales como pacientes, no como criminales. Pero la ignorancia, el paternalismo médico y el poder eclesiástico convirtieron pronto aquel ideal en un mecanismo de exclusión.

Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.turismo.gal

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En los años cincuenta, llegó a albergar más de 700 pacientes, la mayoría mujeres, y en los últimos años del siglo XX, con la reforma psiquiátrica y la progresiva integración de la salud mental en la sanidad pública, Conxo fue transformándose, dando paso a un hospital psiquiátrico, vinculado al Complexo Hospitalario Universitario de Santiago.

En 2021, un reportaje periodístico volvió a poner el foco en Conxo. Contaba la historia de mujeres ingresadas durante décadas, algunas más de 50 años, muchas de ellas sin diagnóstico claro. Algunas habían sido internadas siendo jóvenes y murieron ancianas en el mismo lugar. Entre los expedientes recuperados por el Archivo de Galicia aparecen casos estremecedores, como el de algunas niñas ingresadas por “traviesas”, viudas catalogadas como “impertinentes”, o mujeres sin familia marcadas como “inútiles para la vida social”.

Placa de entrada al Hospital Psiquiátrico de Conxo. https://www.parquefluvialdesantiago.org

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Pero por desgracia, Conxo no fue un caso aislado. Instituciones similares se crearon por toda Europa con idéntico espíritu: encerrar y ocultar lo que no se entendía. Hoy, los pabellones del antiguo manicomio conviven con nuevas unidades de salud mental. El edificio sigue en pie, restaurado en parte, pero su historia continúa siendo incómoda. Porque dentro de aquellos muros de granito y en sus preciosos jardines hubo una época en la que la rebeldía se confundió con la enfermedad.

¿Cuántas gallegas y gallegos fueron encerradas en Conxo solo por ser libres? Quizá nunca lo sabremos…

Iván Fernández Amil escribe cada semana Historias de la Historia en Quincemil. Consigue sus libros en https://www.ivanfernandezamil.com/libros

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Referencias:

es.wikipedia.org

elespanol.com/quincemil

elidealgallego.com

elpaís.com

lavozdegalicia.es

rtve.es

infobae.com

farodevigo.es

elprogreso.es

parquefluvialdesantiago.org

arquivosdegalicia.xunta.gal

scielo.isciii.es