Dos edificios en uno en A Coruña: Casa Martí Villardefrancos

Dos edificios en uno en A Coruña: Casa Martí Villardefrancos Nuria Prieto

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Dos edificios en uno en A Coruña: Casa Martí Villardefrancos

La modernidad de la obra del arquitecto Andrés Fernández-Albalat forma ya parte de la historia de A Coruña. Pero no todos los edificios son obras sencillas, algunas son dos proyectos en uno. La Casa Martí Villardefrancos construida entre 1959 y 1963 es una de ellas

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En la película Parthenope (Sorrentino, 2024) alguien pregunta al arzobispo de Nápoles qué es lo que más le gusta de las mujeres, y este responde de forma categórica: “la espalda, lo demás es pornografía”. Esa perspectiva, desposeída de carnalidad orbita el mismo concepto que César Antonio Molina describía refiriéndose a la obra de Álvaro Cunqueiro: “el erotismo, a diferencia de lo pornográfico y de lo obsceno es aquello que convierte la carne en algo deseable […] la escenografía de lo desconocido, la puesta en escena de lo oculto, el devaneo y el arte del galanteo y la seducción”.  El misterio que esconde el deseo provoca una atracción. Es un mecanismo sencillo e involuntario que nace de un reflejo instintivo. Pero no es solo patrimonio de la percepción que los humanos tienen entre sí, sino que, a través de una cierta apofenia se infiere un proceso similar con respecto a estímulos de objetos, paisajes o cualquier derivado cultural. El misterio en torno a un cuadro, una obra de arquitectura, una pieza musical o una película genera una atracción a través de la cual convierte su materialidad en deseo. 

La atracción que provoca la arquitectura parte de una identificación emocional con la atmósfera creada por el espacio que define. Su realidad es la de aquello que provoca en quienes la visitan, no la que se dibuja en el plano. En el plano, la mano del arquitecto construye espacios que, cuando se construyan, cobrarán vida, es decir, el misterio presente en el dibujo se convertirá en materia, carne y, por tanto, atmósfera. 

“¿Cuál es la realidad de la arquitectura? ¿Qué son las representaciones arquitectónicas de la realidad? ¿Es absolutamente necesaria su realización (de la arquitectura)? Lo más importante es la representación de una realidad: Cómo la llamada realidad puede, de hecho, representarse a sí misma en la arquitectura – como, quizás, en una pintura no objetiva de Mondrian”. (Hejduk, 1985)

Bailey House – Case Study House 21 via wikimedia commons

Bailey House – Case Study House 21 via wikimedia commons

La arquitectura moderna, provocó en la España de los cincuenta con la generación de los arquitectos denominados pioneros, y a partir de los sesenta con los primeros profesionales formados con los nuevos conceptos y lenguajes, un cambio estético en las ciudades. En la etapa del desarrollismo, las últimas dos décadas de la dictadura franquista, una cierta imagen de progreso llegó a la ciudad en forma de diversos avances. La arquitectura, no era ajena a ese proceso de transformación, pero no todos los arquitectos tenían la posibilidad de infundir en sus obras una estética que acompañase a la concepción de una obra moderna. Tras las primeras décadas de autarquía y opresión, los dogmas en torno a la composición arquitectónica comenzaron a relajarse ligeramente, permitiendo la construcción de obras de planta nueva con un lenguaje alejado del monumentalismo escurialense o los rasgos tradicionalistas. En A Coruña, la modernidad tras la Guerra Civil, llega con Andrés Fernández-Albalat quien introduce en sus obras referencias a Albert Frey (1903-1998), Richard Neutra (1892-1970) o Pierre Koenig (1925-2004). Esa arquitectura ‘del aluminio’ se convierte en imagen de la vanguardia californiana, entonces construida por obras que reinterpretaban otros lenguajes como el popularmente conocido ‘estilo español’ o ‘estilo europeo’. 

Una obra de Fernández-Albalat

La obra de Fernández-Albalat no solo es muy reconocible, sino que además es un referente catalizador de su entorno y de su tiempo. Su trabajo y su forma de concebir la arquitectura abren la puerta de la ciudad a la modernidad. Muchas de sus obras son icónicas como el concesionario de SEAT (1963), la fábrica de Coca-Cola (1960 con Antonio Tenreiro Brochón), el Local de la Sociedad deportiva hípica (1966) o el Centro de cálculo y servicios de Caixagalicia (1979-1983), pero otras, resultan más miméticas o como él mismo decía “procurando, humildemente, no desentonar, ser una más […] la joven entre las venerables y bellísimas galerías mayores” (revista Arquitectura 117, 1968). Esta afirmación se refiere al edificio de viviendas situado entre la calle Real (con acceso en el número 7) y avenida de La Marina, una obra en dos fases que sigue el planteamiento conceptual de los edificios de vivienda con galerías de la arquitectura vernácula coruñesa, incorporando, sin embargo, una estética, composición y organización contemporáneas. 

Foto: Nuria Prieto

Foto: Nuria Prieto

El edificio de viviendas proyectado por Fernández-Albalat, comenzó en 1959, pero no se terminaría hasta 1963 debido a que cuando finalizó la obra de la primera fase, la propiedad adquirió la parcela colindante desarrollando una segunda fase. La proximidad temporal entre ambos encargos permitió al arquitecto unificar ambas parcelas creando un volumen único con un núcleo de comunicaciones común. Las dos parcelas presentaban unas dimensiones similares, con un frente de siete metros cada una y un fondo en torno a treinta metros. La primera parcela es una edificación en la que se proyecta una vivienda por planta, situando el núcleo de comunicaciones aproximadamente en el centro, un núcleo compuesto sólo por una escalera. Cuando se edificó la segunda parcela, la organización de la planta se planteó de forma especular, de tal manera que la unión se realizase a través del núcleo de comunicaciones. Como la escalera ya estaba construida en la primera fase, en esta segunda el espacio que ocuparía esta, fue ocupada por un ascensor. En la segunda fase, se produce una fragmentación de la planta, las viviendas ya no son pasantes entre ambas calles y se crean dos viviendas de menor dimensión. Así cada planta incorpora tres viviendas, dos de cuatro dormitorios y una de dos (hacia la calle Real). La distribución de la vivienda, hoy en día muy común, era entonces novedosa. 

Foto: Nuria Prieto

Foto: Nuria Prieto

El aspecto más destacable del edificio es la interpretación lingüística que Fernández-Albalat realiza de las fachadas, inscribiéndolo en una nueva estética que sigue por una parte los principios y criterios de su práctica profesional, y por otra encaja con el concepto global de modernidad presente en la idea del proyecto. La fachada que da hacia la avenida de la Marina sigue la misma lógica compositiva que las galerías tradicionales vecinas “las venerables y bellísimas galerías mayores”. Este sistema constructivo, presenta un comportamiento térmico en la arquitectura vernácula, similar a un muro trombe, sin embargo, en la concepción contemporánea de este sistema es más simplificada, debido al progreso de los sistemas de calefacción.

La galería ya no necesita comportarse como un elemento térmico, sino que puede ser solo envolvente capaz de proteger el interior del agua y permitir una gran entrada de luz natural. Para esta galería contemporánea, Fernández-Albalat utiliza un sistema de carpintería de aluminio, sencillo y homogéneo, que se integra en el conjunto. Pero hacia la calle Real, la fachada de cada uno de los edificios es completamente diferente. Ambas presentan la misma composición y proporción de huecos, pero, el material de la envolvente es completamente diferente. La primera fase se ejecutó con una fachada a base de prefabricados integrados con la propia carpintería del edificio. La segunda fase, sin embargo, incluyó un aplacado cerámico reforzado mediante elementos verticales, como pequeños nervios que dotan de una imagen más esbelta al conjunto. En la actualidad el edificio ha sido transformado y, si bien, se pueden percibir ambas fachadas hoy en día, a pesar de que la solución constructiva de la reforma utiliza un material de revestimiento que las unifica. 

Foto: Nuria Prieto

Foto: Nuria Prieto

Foto: Nuria Prieto

Foto: Nuria Prieto

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

Plantas y fachada original publicadas en la revista Arquitectura 117 y foto actual (Nuria Prieto)

La sede de la cultura doméstica

El deseo de modernidad nace de la atracción por un futuro incierto pero que se percibe, de alguna manera, como un lugar mejor que el presente. Pero la arquitectura tiene una definición de arraigo al lugar y al tiempo que la convierte en un elemento de génesis estática, pero de proyección dinámica.

“La arquitectura tiene que ver, por definición, con lo estático. Tiene que ver con elaborar dispositivos materiales de un tamaño finito en situaciones específicas. En el mejor de los casos, una intervención arquitectónica tiene una relación crítica con su sitio y su construcción está en contacto, de algún modo, con el contexto físico y social existente. Incluso en los edificios más banales, el lugar físico proporciona un marco frente al cual se desarrolla el habitar. En una casa es la sede de la cultura doméstica. […] Debido a que el proyecto arquitectónico está necesariamente localizado-ya sea intencionalmente o no-participa inevitablemente de los patrones existentes del habitar” Adam Caruso

Habitar el lugar de la manera adecuada significa comprenderlo de tal forma que de forma voluntaria o no, se producirá una participación directa en los patrones que definen el hábitat. La arquitectura de Fernández-Albalat, a pesar del contraste inicial de su modernidad es capaz de integrarse en el lugar mediante mecanismos conceptuales inherentes a la profesión. Su obra representa una forma de hacer serena y vanguardista que aún hoy sigue dibujando un el deseo de un futuro por llegar.