Escaparate de la sombrerería Iglesias, en rúa do Vilar.

Escaparate de la sombrerería Iglesias, en rúa do Vilar. Sombrerería Iglesias

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Las sombrererías de Santiago de Compostela, históricos locales que resisten

Sus escaparates se salen de lo normal en el casco histórico de Santiago y, de hecho, son de los más fotografiados por los turistas. Estos negocios especializados en sombreros se mantienen a pesar de la competencia de grandes superficies y del comercio electrónico

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Hay tiendas que han ido desapareciendo porque han perdido público, relevo generacional para tomar sus riendas o porque ya no queda tradición en la adquisición de los productos que vendían. Es el caso de las sombrererías, porque sí, así se llaman las tiendas de sombreros.

Entre los siglos XIX y mediados del XX, los sombreros se usaban de forma habitual. En concreto, entonces era una prenda esencial tanto para hombres como para mujeres y, en muchas ocasiones, marcaba la diferencia entre clases, de modo que lo portaban los pertenecientes a la media-alta.

Además, entre los sombreros hay mucho donde elegir. Desde sombreros de copa, boinas, bombines, fedoras, panamás, sombreros con plumas, lazos o redes, estos últimos más históricamente ligados a las mujeres y a ocasiones más especiales.

Muchas sombrererías históricas -que además de comercializar sombreros, también los fabricaban- echaron el cierre a finales del siglo XX. El motivo: el descenso en el uso sombreros más asiduamente.

A día de hoy algunas tiendas especializadas en este producto han sobrevivido, especialmente en ciudades con tradición en la industria de la moda. Otras, sin embargo, sobreviven porque mantienen una fiel clientela que apuesta, renueva e invierte en esta prenda tan especial.

La sombrerería Iglesias, la de siempre

Sombrerería Iglesias, en Santiago.

Sombrerería Iglesias, en Santiago. Quincemil

Puede que el de esta tienda de sombreros sea el escaparate más fotografiado en las calles de la zona vieja compostelana. Y no es para menos con tal exposición de sombreros, boinas y viseras. Además, no hay quien se libre de pasar por delante de sus cristaleras, ya que está ubicada en el número 34 de la icónica rúa do Vilar, a escasos metros de la Catedral, principal monumento turístico para muchos y final de peregrinaje para otros tantos. El que más y el que menos, todo el que haya transitado Santiago, la ha tenido que ver. 

Fue fundada en 1912 por Celestino Iglesias (de quien recibe el nombre el negocio) y Ramona Blanco, ambos pareja. Luego, fue regentada por su hija, Mari Nieves, y en la actualidad por el hijo de ésta y nieto de los anteriores: Tino Fernández Iglesias. Las riendas del negocio han pasado ya por tres generaciones, consolidándose como negocio familiar.

"Un sombrero es la diferencia entre ropa y llevar traje. Es la diferencia entre vestido e ir vestido. Es la diferencia entre ir bien o estar mejor…"

Sombrerería Iglesias

"Somos un establecimiento que trabaja con las principales marcas y fabricantes del sector y en el que exigimos la máxima calidad en los productos para así poder ofrecérselos a nuestros clientes", exponen desde el negocio. De hecho, aquí encontrarás gorras, viseras y sombreros de muy distintos tipos, así como las famosas boinas Elosegui, chisteras, bombines, bonetes, birretes, sombreros cordobeses, panamás, pamelas, etc. "Esto, junto a la experiencia adquirida a través de todos estos años, nos ha servido para que nuestros clientes sean atendidos con profesionalidad y cuidando al máximo su atención para que estén satisfechos del producto adquirido", siguen.

Ir a esta sombrerería es toda una experiencia, ya que no supone solo el realizar una compra, sino también disfrutar de una asesoría. Así, en el negocio de los Iglesias te explicarán con qué luces mejor, qué tela puede ser la adecuada para ti y más recomendaciones. "Nuestro lema es 'si no le gusta o no lo va a usar, no lo compre', el sombrero o visera tiene que lucir en la cabeza y no en un armario. Un sombrero es la diferencia entre ropa y llevar traje. Es la diferencia entre vestido e ir vestido. Es la diferencia entre ir bien o estar mejor…", exponen desde el local.

Misha Millinery, sombrerería para mujer

La sombrerería Misha Millinery, en Santiago.

La sombrerería Misha Millinery, en Santiago. Quincemil

Mezclando tradición e innovación, ahí está Misha Millinery, la preciosa tienda en el número 3 de la rúa dos Bautizados, donde su dueña hace sombreros y tocados a mano centrados prácticamente en un público femenino. Ella es Teresa Gómez, formada en diseño de alta costura y con carta de Artesanía de Galicia, que regenta su propia sombrerería desde un par de años antes de la pandemia.

Su taller está en su casa y principalmente hace tocados por encargo, lo más llamativo de su negocio, con mayor salida en verano. En su tienda, además de sombreros y gorros de muy distintos tipos, también hay otro tipo de accesorios, como guantes. 

En su local hay mucho color. Sus sombreros se salen de lo clásico: los hay con estampado print, plumas o pompones. Los hay más recatados y también más llamativos. Hay, en esencia, de todo. De hecho, muchas de las mujeres que entran en su tienda lo hacen pensando en que lo suyo no son los sombreros. Teresa lo tiene claro: hay sombreros para todo el mundo, solo hay que encontrar el que a una le guste o le quede bien.

Los sombreros de Teresa han llegado incluso a la Ascot, las carreras de caballos inglesas que suponen todo un acontecimiento social en Reino Unido, donde los tocados y sombreros son también los protagonistas. Y es que una familiar de Teresa le pidió en 2017 llevar un sombrero suyo al evento y, al vérselo otras amigas inglesas, le llegaron más encargos a la gallega, catapultándola a lo más alto.