La Illa Coelleira, en O Vicedo (Lugo)
La misteriosa isla gallega que fue refugio de los últimos templarios y escenario de una sangrienta historia
Una pequeña isla de Lugo de espectacular belleza se convirtió en el último baluarte de la causa templaria y fue escenario de sangrientos asesinatos
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En la costa de Galicia se oculta un tesoro natural: la isla Coelleira. Este pequeño islote, a solo 500 metros de tierra firme, no solo es un refugio para la fauna y un santuario para aves marinas, sino que también dispone de multitud de leyendas y una espectacular historia. Su nombre, que proviene de la cantidad de conejos que antes vivían allí, contrasta con los secretos que guarda. Coelleira fue testigo del paso de los últimos caballeros templarios, quienes buscaron en sus costas un refugio tras la caída de su orden. Te contamos todo lo que debes saber sobre este lugar de la provincia lucense.
Frente a la costa de O Vicedo, en la entrada de la ría de O Barqueiro, se encuentra la enigmática isla Coelleira, un refugio natural de increíbles acantilados y paisajes singulares. Este rincón casi inexplorado del litoral lucense cuenta una historia espectacular que data del 13 de octubre de 1307, cuando Felipe IV de Francia ordenó la captura de los templarios, acusándolos de herejía para desmantelar su poder. Aunque la Orden del Temple fue disuelta en 1312 por el papa Clemente V, algunos templarios lograron escapar y buscaron refugio en lugares como esta isla.
El último bastión de la orden en Europa
Isla Coelleira.
Considerada la tercera perla de A Mariña tras la playa de As Catedrais y la ruta de O Fuciño do Porco, la isla Coelleira deslumbra por su belleza, pero también por ser el escenario de una historia legendaria que la vincula a la Orden del Temple. En el contexto de la persecución desatada por Felipe IV de Francia, un grupo de 36 caballeros templarios encontró en este islote su último bastión. La ubicación estratégica de Coelleira, rodeada por el océano y con acantilados que alcanzan los 82 metros de altura y un perímetro de 2 kilómetros, ofrecía una defensa natural perfecta para aquellos que deseaban escapar por ser "casi" inexpugnable.
Sin embargo, según cuenta una de sus leyendas más icónicas, este refugio no resultó ser lo que esperaban. Se dice que en una noche fatídica y sangrienta de 1331, mientras las campanas del monasterio sonaban como advertencia, un grupo de verdugos logró acceder a la isla y atacó a los templarios. A pesar de sus esfuerzos por resistir, 35 caballeros fueron asesinados en un acto brutal que marcó el final de su resistencia en Europa.
Solo uno logró escapar: un monje que se disfrazó de campesino y nadó hacia la costa utilizando una barca de cuero muy similar a los "curraghs" irlandeses. Su travesía lo llevó a O Vicedo, donde se ocultó en una casa que hoy se conoce como la "Casa do Paisano", recordando la leyenda del último templario que sobrevivió para contar la historia de su orden y su trágico destino en Coelleira.
El pasado monástico de la isla Coelleira
El faro de isla Coelleira
Antes de la llegada de los templarios, Coelleira albergó un monasterio benedictino dedicado a San Miguel, fundado entre los siglos V y VI, que sirvió de refugio durante las persecuciones religiosas del rey visigodo Leovigildo. De él no quedan restos visibles, ya que fue destruido en el siglo IX por las incursiones normandas. Los registros más antiguos datan de 1095, mencionando donaciones para el monasterio, que luego fue consagrado a San Agustín.
Otro segundo documento, fechado el 18 de julio del año 1099, en tiempos del rey Alfonso VI, describe más donaciones para el monasterio.
A pesar de su historia monástica rica, el aislamiento y las condiciones adversas llevaron a su abandono a finales del siglo XVI. Posteriormente, la isla sirvió como atalaya ballenera hasta que en el siglo XIX se construyó el faro actual a manos de la Armada española como parte del Plan general de alumbrado marítimo de 1847.
Un entorno de lo más salvaje
El paisaje de Coelleira es un verdadero espectáculo que enamora a cualquiera. Llama la atención el contraste entre su lado norte y sur. Por un lado, su cara norte destaca por los increíbles acantilados que se precipitan hasta el océano, mientras que la cara sur es mucho más accesible. Rodeada por pequeños islotes como Cabaliño, Percebosa y Carabelas, Coelleira mantiene una apariencia pintoresca que recuerda a épocas pasadas.
No obstante, es muy complicado llegar a este paraíso natural; el acceso es difícil y requiere navegar por rutas que dependen del estado del mar. Se puede optar por el Portiño en el suroeste o por Liñeiro en el este. Gracias a esta dificultad, la isla Coelleira sigue gozando de su esencia virgen, sin alteraciones del paisaje.