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Un rincón mágico muy cerca de A Coruña: Los secretos y las fervenzas salvajes del río Cambás

Esta ruta por la naturaleza de Aranga permite descubrir extraordinarios bosques de ribera e increíbles cascadas como las del Rego da Palanca o el Pozo de Castro Rodicio
Fervenza de Castro Rodicio, Aranga.
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Fervenza de Castro Rodicio, Aranga.
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Situado a poco más de media hora en coche de A Coruña y cerca de la frontera con Lugo, el municipio de Aranga esconde entre sus límites un sinfín de interesantes tesoros naturales enmarcados entre montañas, sierras y valles. Un destino, sin duda, marcado por la naturaleza y repleto de fragas que muestra todo su esplendor a orillas de ríos como el Mandeo, uno de los más importantes que podemos encontrar en el norte de Galicia. De hecho, este curso fluvial atlántico, que nace en lo alto de O Marco das Pías (Sobrado dos Monxes) y recorre más de 56 kilómetros hasta desembocar en la ría de Betanzos, es uno de los grandes culpables de los exuberantes paisajes que se extienden por lugares como la pequeña localidad de Aranga

No obstante, existen otros rincones igual de mágicos pero mucho más alejados del ojo del turista para los que merece la pena desviarse de las rutas habituales y descubrir así el encanto de la Galicia más desconocida. Uno de esos enclaves arangueses nos transporta hasta el bautizado como valle del Cambás, un paraje natural donde el río que le da nombre acaba entrelazando sus aguas con las del Mandeo en una suerte de paraíso fluvial que avanza entre pequeños saltos de agua, varios rápidos y frondosos bosques de ribera.

Una ruta al corazón del Cambás

Fervenza do Rego da Palanca, Aranga, A Coruña. Foto: Wikilock

La ruta de senderismo del valle del Cambás tiene como punto de partida el Ponte Aranga, concretamente el Área Recreativa de Barranco da Loba, remontando después dicho paraje natural entre ambientes rurales e impresionantes paisajes de ribera. El recorrido en cuestión consta de unos 7 kilómetros de trayecto lineal hasta el lugar de O Couce y requiere de cierta destreza ya que los caminos atraviesan terrenos abruptos, pedregosos y bastante resbaladizos. De hecho, hay incluso algunos tramos provistos con cuerdas para poder agarrarse y avanzar de forma más segura hacia las preciosas cascadas ocultas a lo largo del río Cambás. 

Una de las primera paradas de esta senda nos lleva hasta la idílica Fraga das Barbudas, una masa de bosque caducifolio atlántico que abarca unas 50 hectáreas en el corazón del valle del Cambás. Lo cierto es que es de las pocas que quedan en este entorno, situada a unos 350 o 400 metros sobre el nivel del mar. Desde este enclave mágico y solitario hay que seguir ascendiendo por el margen izquierdo del río entre montañas y afiladas gargantas para alcanzar los tesoros ocultos al final de esta ruta a orillas del río Cambás. 

Es precisamente en el segmento final de la senda donde aparecen las bonitas siluetas de las fervenzas do Rego da Palanca y del Pozo de Castro Rodicio. La primera de las cascadas nace en el Cordal de Montouto a más de 700 metros de altitud, descendiendo por las tierras de Aranga y parte del valle de Cambás para tomar rumbo hacia la comarca de Betanzos. La Fervenza do Rego da Palanca es la más grande que se puede encontrar en la zona, superando un desnivel de 30 metros y una caída principal que ronda los 20 metros. En el segundo caso, el conocido como Rego da Loba salva un desnivel de más de 20 metros y varios saltos hasta dar forma a un pozo semicircular y muy profundo conocido como el Pozo de Castro Rodicio. Un lugar repleto de historias y leyendas que dicen que bajo estas aguas existe unas reservas de oro y un encantamiento que ni el cura de Aranga logró romper. 

Un paisaje de altura en Aranga

Vistas desde el Mirador Vieiro en Aranga. Foto: Turismo de Galicia

Situado a medio camino entre el Ponte Aranga y el lugar de O Gallado, a unos 550 metros sobre el nivel del mar se localiza una impresionante balconada natural con vistas al valle del Cambás y la Fraga das Barbudas, el Cordal de Montouto así como también gran parte de la Serra da Loba. De hecho, en los días más despejados, incluso es posible llegar a divisar en el horizonte la ciudad de A Coruña. Este espacio al aire libre conocido como Mirador de Vieiro permite a los visitantes observar las diferentes masas boscosas que envuelven las cuencas de ríos como el Mandeo y la orografía tan característica de este rincón coruñés enclavado entre valles bajos y sistemas montañosos. Además, muy cerca del lugar se encuentra la Iglesia de San Pedro, un templo de estilo barroco con planta rectangular y una sola nave que tiene adosada en un lateral la sancristía.  

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