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Los cruceiros: origen e historia de un icono popular en Galicia

La representación más antigua conservada de estos monumentos religiosos data del siglo XIV y se localiza en el municipio coruñés de Melide
El crucero más antiguo de Galicia en Melide.
El crucero más antiguo de Galicia en Melide.

Los cruceiros se han convertido en una de las señas de identidad más importantes de la cultura, el arte y el paisaje gallego. Estos singulares monumentos religiosos construidos en piedra recorren el grueso de la geografía, desde las grandes urbes hasta las pequeñas aldeas, como una auténtica expresión de la devoción religiosa y popular. Y es que los cruceiros fueron concebidos hace siglos y en su origen como un elemento capaz de santificar lugares y alejar al demonio, aunque también llegaron a ocupar otros fines mucho más prácticos como marcar límites (jurisdiccionales, civiles o eclesiásticos), anunciar la proximidad de algún santuario o sepultura, e incluso señalar las distintas rutas a los peregrinos del Camino de Santiago. 

A día de hoy, se estima que en toda Galicia existen todavía más de 12.000 cruceiros, cuya representación más antigua conservada se encuentra en el municipio coruñés de Melide y nos remonta hasta el siglo XIV. Sin embargo, y a pesar de la longevidad del monumento melidense, uno de los cruceiros más famosos de la región gallega es el de O Hío, ubicado frente a la Iglesia de San Andrés en la localidad de Cangas do Morrazo. Una reputación que se debe sobre todo a la singular belleza de su silueta, considerada toda una joya del arte barroco. De hecho, entre las ornamentaciones de la estructura se pueden llegar a observar más de 30 personajes que representan el ciclo desde Adán y Eva hasta la Redención.

Origen y finalidades de los cruceiros en Galicia

Cruceiro en la entrada al Monasterio da Armenteira, Meis.

Los cruceiros están considerados obras de arte popular y religiosa en Galicia, siendo a su vez uno de los elementos etnográficos más importantes de la cultura gallega. Dichos monumentos encuentran sus raíces en la Edad Media, los cuales habrían sido construidos por monjes para marcar caminos y lugares sagrados, si bien con el paso del tiempo la gente terminaría por construir estos símbolos propios como un acto de devoción y protección. Con todo, no cabe duda de que los cruceiros gallegos tienen un componente y un origen claramente religioso, pues tal y como decíamos, muchos de ellos se erigieron para sacralizar signos o lugares considerados paganos, e incluso como una forma de santificar acontecimientos bajo este símbolo arquitectónico. De hecho, también existen un sinfín de leyendas sobre actos milagrosos que envuelven a este tipo de construcciones típicas en Galicia. 

En la actualidad, los cruceiros constituyen un símbolo más dentro del paisaje gallego y podemos encontrarlos en diversos lugares de la geografía, por lo general cerca de templos, cementerios, caminos o encrucijadas, especialmente en lugares de Vía Crucis o en las diferentes rutas del Camino de Santiago. "Onde hai un cruceiro houbo sempre un pecado, e cada cruceiro é unha oración de pedra que fixo baixar un perdón do Ceo. Reparade nos cruceiros e descubriredes moitos tesouros”, afirmaba el célebre escritor Castelo sobre estas estructuras religiosas. Lo cierto es que a pesar de sus orígenes, la popularización de estos monumentos provocó su construcción para otros fines privados o mucho más prácticos como honrar la memoria de algún fallecido o separar territorios. En cualquier caso, y sin importar el motivo de su creación, muchos de los cruceros que se reparten por Galicia conforman auténticas obras de arte esculpido.  

Sobre la representación de estos monumentos religiosos, construidos en piedra labrada o esculpida, es importante señalar que, al menos en su mayoría, están configurados por cuatro elementos básicos: una plataforma, un fuste, un capitel y una cruz. La base del cruceiro consta de dos o más gradas sobre las cuales se asienta el pedestal, el cual puede llegar a presentar varias inscripciones. El fueste por su parte conforma la parte alargada que eleva la cruz y que puede presentar diferentes formas (cuadrangular, octogonal, cilíndrica…). Cabe destacar que esta parte de la estructura puede aparecer totalmente lisa o con algún motivo esculpido relacionado con la pasión de Cristo, Adán y Eva, o cualquier otro significado religioso. En el capitel también se pueden encontrar algunas composiciones, si bien la parte más importante del cruceiro se reserva a la cruz, donde por lo general aparece un Cristo crucificado en un lado (la cara principal) y una imagen de la Virgen Marín o algún Santo (cara posterior).

Los cruceiros más destacados de Galicia

Cruceiro de Hío, Cangas. Foto: Turismo Rías Baixas

Como explicábamos al comienzo del reportaje, Galicia tiene más de 12.000 cruceiros repartidos entre sus cuatro provincias. En pleno centro de la villa de Melide, en un punto atravesado por el Camino Francés y Primitivo, se localiza el cruceiro de San Roque, el más antiguo conservado y conocido hasta la fecha. Se trata de un monumento que data del siglo XIV y que cada año recibe la visita de miles de peregrinos que realizan el Camino de Santiago. Es importante destacar que del crucero original tan sólo se conserva la cruz y parte del capitel, cuyas estructuras están sostenidas sobre un fuste y una base modernas. La parte delantera del monumento muestra una imagen de Cristo con los brazos abiertos y las palmas de las manos mirando al frente, mientras que en su parte posterior aparece representada la crucifixión de Jesús. También el cruceiro de O Hío, en Cangas, es otro de los más famosos del panorama gallego por la singularidad y belleza de sus representaciones en piedra. 

Pero más allá de estos sendos iconos de la arquitectura religiosa en Galicia, existen una multitud de cruceiros que destacan por su ubicación o la particularidad de sus estructuras, entre ellos el cruceiro de Fisterra, Noia, Combarro o los de San Martiño en Bueu. Una de las tipologías de cruceiros más peculiares se encuentra repartidos por toda la península do Barbanza (A Coruña) y son conocidos como cruceiros de capeliña o cruceiros de Loreto. Este tipo de estructuras presentan un fuste mucho más ancho de lo habitual y sobre el cual se alza una "capeliña", es decir, una caja de piedra que por norma general contiene una imagen de la Virgen. A su vez, sobre este cajón rectangular se sitúa la clásica cruz tan representativa de los cruceiros gallegos. Resultan bastante frecuentes a lo largo de las rías de Muros y Noia, aunque también se extienden hacia el interior y el sur de la provincia coruñesa, en localidades como Boiro, Brió, Lousame, Porto do Son, Ribeira o Rianxo entre otras.

Cruceiro de capeliña en Lousame
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