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Eduardo Casanova: "El cine tiene la capacidad de cambiar el discurso de la gente"

El director y actor conocido por su papel de Fidel, en 'Aída', visitó Noia para presentar su corto 'Sexilio', sobre la huida de personas LGTBIQ a las ciudades
Eduardo Casanova
J&B
Eduardo Casanova
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La Mostra de Curtas de Noia (A Coruña) se ha convertido en un punto de peregrinaje para nuevos y consolidados directores, y esta edición no ha sido diferente. Después de dos años con restricciones por la pandemia, el festival audiovisual ha vuelto a sus niveles de afluencia normales y lo ha hecho trayendo a actores, productores y gente del mundo audiovisual para hacer talleres con el público.

Una de las proyecciones más esperadas ha sido Sexilio, el corto de Eduardo Casanova sobre la huida de personas LGBTQIA de los pueblos a ciudades y capitales. El cortometraje se estrenó ayer a la noche, tras el que hubo una fiesta con la caravana de la campaña Orgullo de pueblo, de J&B. En la obra se muestran lso testimonios de 5 personas, que indagan en sus vivencias abandonando sus lugares de origen, especialmente en zonas rurales. El corto fue rodado en la localidad manchega de Tembleque (Toledo) en la que vecinos y autoridades se abrieron para recibir a todos los protagonistas.

La iniciativa promovida por la marca de whisky J&B ha llevado estas experiencias con la carroza "Sol" por diferentes lugares de España.

Casanova, conocido por su papel como Fidel en la serie Aída, ha creado un documental que relata una de las realidades más desconocidas del colectivo y desde Quincemil hemos querido conocer más sobre este proyecto y cómo encaja en la ya reconocida carrera del creador.

¿Por qué crees que es necesario enseñar la realidad de las personas LGTBIQ en los pueblos? 

El porcentaje LGTBIQ es muy pequeño en los pueblos porque tienen que sexiliarse a capitales con espacios seguros para tener una vida más tranquila. Una persona no huye de su pueblo porque le apetezca, sino porque está viviendo una situación de peligro, porque está siendo violentado,, porque no se siente cómodo. El compromiso de un documental social es denunciar o darle visibilidad a eso que está sucediendo. Yo no soy político, pero desde mi profesión hago lo que puedo, y estoy orgulloso de poder hablar de esto en este proyecto.

¿Qué diferencias ves tú entre ser abiertamente homosexual o queer en la capital a serlo en localidades más pequeñas?

Quiero dejar clara una cosa: Cualquier persona LGBTIQ ha sufrido lgtbiqfobia, igual que todas mujeres han sufrido en algún momento misoginia, tanto en pueblo como en las ciudades. La diferencia es que a lo mejor las capitales muestran más variabilidad de géneros y hay espacios más accesibles. Pero en realidad, la discriminación y la violencia sigue ahí. Hay que tener en cuenta que hay países enteros que prohíben la homosexualidad, que no permiten entrar a gente seropositivas, en concreto 58 países que te prohíben la entrada si seres seropositivo o transexual. Estados Unidos y China levantaron las restricciones de viaje a seropositivos hace tan solo 7 años. En los pueblos se puede percibir esa discriminación porque hay una cultura, suelen tener poblaciones con una edad determinada y pueden faltar espacios... pero la violencia al colectivo está en todos sitios.

De acuerdo con los últimos datos del Ministerio del Interior, los delitos de odio continúan subiendo sobre todo hacia el colectivo, ¿cómo se anima a alguien a "salir del armario" en estas circunstancias?

Evidentemente hay más conciencia social y por eso estamos viendo que cada vez más se animan a denunciar, pero detrás de estos datos están los discursos de odio. Que Alicia Rubio dijera en Asamblea de Madrid a un compañero que tuviera "cuidado" en las fiestas del orgullo, volviendo a poner encima de la mesa los estigmas de las enfermedades sexuales que sobrevuelan al colectivo; tenemos a Abascal en el Hormiguero hace unos años que los homosexuales no deberían adoptar. Hay un auge en los discursos de odio legitimados, sobre todo en el Parlamento. Tener a locos diciendo barbaridades en el Congreso hace que la gente se sienta con un poder legítimo de agredir.

Es difícil no politizar las cosas cuando hablamos de arte, pero es que esta es la realidad, todos hemos sufrido lgtbiqfobia desde que VOX está más activo, también lo percibimos. En el cortometraje, Sexilio, aparece Patricia, una transexual, y dice algo que creo que tiene mucha razón dice que es que nos siguen matando. Salir del armario es complicado, porque yo entiendo que a veces te hueles el peligro y es algo para lo que hace falta mucha valentía y abanderamiento, además de recursos económicos y sociales. Eso no se le puede pedir a todo el mundo, cuando la gente lo que quiere es simplemente vivir tranquilos. No sé cómo se anima a alguien para salir del armario, ni qué consejos darles. A los que puedan hacerlo yo les apoyaré, lo único que podemos hacer es dedicarnos a ser buenas personas y a hacer activismo desde nuestras profesiones.

La experiencia ya ha recorrido varios pueblos de España intentando dar voz a la realidad de las personas LGTBIA en los entornos rurales, ¿qué has aprendido de estas historias?

En esto quiero ser sincero. En el pueblo donde rondamos, vimos como se implicó el alcalde y el resto de vecinos. Hay muchas personas que se han interesado, de quien hemos aprendido mucho. Pero también se percibe que a veces es algo pasajero. Después de la fiesta del Orgullo de Pueblo, con la caravana, pues la gente se lo ha pasado muy bien, ha visto por primera vez a un drag o a un intersexual o lo que fuera, pero cuando termina yo no estoy seguro si les ha cambiado. De alguna forma así funciona el inconsciente, es un pequeño paso, el cambio en las personas no se puede hacer de un día para otro, son granitos de arena. A quien de verdad aprecio son a todos los protagonistas que han ido pueblo por pueblo con J&B a defender sus derechos.

Fiesta Orgullo de Pueblo

Has hablado en ocasiones de la libertad que hay en el cine, ¿piensas que el audiovisual puede ayudar a sentirse algo más libre cuando uno piensa que no lo es?

Sí, yo creo que sí. Es lo que a mí me engancha del cine y lo que nos engancha a todos los que creamos arte. El cine tiene la capacidad de cambiar el discurso de la gente o al menos hacer que se lo piense. El cine es un lugar de libertad, sobre todo en la ficción, donde se puede establecer un discurso y replantearse lo que pensaba, no solo tiene el poder de mostrar la oportunidad del cambio sociológico sino que también tiene la oportunidad como catalizador para mostrar otras realidades. Es una de las cosas más importantes que tenemos, al finales comunicar es hablar entenderse y empatizar.

Lo hemos visto también con el movimiento feminista, que reclamaba más personaje protagónicos y los ha dado. Personajes como Angela Molina y otros muchísimos más, que ahora ya son una norma no solo porque lo pide la sociedad y que sirven para que mujeres como mi madre, que nunca había visto esas historias, se puedan sentir más empoderadas.

Tu nueva película La Piedad está haciendo recorrido por los festivales y muchos críticos destacan la estética de la obra, ¿en qué elementos te has inspirado para crear este sello tan personal y que ya distingue tus creaciones de las de otros directores?

Yo no me inspiro en ningún elemento, o en nada en concreto. Mi universo es así, mi casa es así, mis pesadillas son así. Cuando hago ficción intento enseñar a la gente mi universo y mi mundo. Si que es verdad que La Piedad a nivel estético es Corea del Norte, pero siempre que hablo de un país de una época, lo hago con mi propia marca, no por márketing, sino porque es como me sale. En Sexilio, es un documental, pero la estética no lo es. Cualquier historia me la imagino así y adoro muchísimo crearla. Es un buen momento para el cine en España, y hay que destacar el trabajo de autores españoles con un mundo muy personal, muy necesario en el cine. Hay que hacer cine que no se parezca a la vida real, porque la vida real es demasiado hostil.

Fotograma de Sexilio

¿Qué esperas de la Mostra de Curtas de Noia?

Yo creo que lo mejor es no esperar, hay que llegar desnudo, dejar que te sorprenda. Nosotros con Sexilio tenemos un objetivo: enseñar que aunque no lo creamos hay marcas que respaldan la casa fuera del mes del orgullo. Eso para mí es importante. Enseñar una obra artística con la que la gente aprenda y disfrute, y que lo reciba como quiera recibirlo. Me he esforzado también en este documental, sea entretenido, que aunque tenga una intención muy grande, yo me he esforzado en exceso para que la historia sea divertida y entrase más fácil. En La Piedad no tengo la necesidad porque es una pura ficción, pero esto es un documental con realidades, valga la redundancia, reales, y quería que fuese mucho más consumible. No lo digo como algo que me parezca negativo sino positivo.

¿Qué es lo que te gustaría hacer en Galicia?

Comer. Quiero un buen potaje gallego, me apetece muchísimo comer pan, comer filloas. Además tener la suerte de que haga mucho frío, quiero estar arropado en el hotel o donde quiera que me pongan y descansar y comer, pero tengo la sensación que no me va a dar tiempo a hacer eso. Adoro Galicia, yo crecí en una aldea de Ourense, y me encanta siempre visitarla. 

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