El Pazo de Meirás, ubicado en Sada, era la residencia estival de Francisco Franco.

El Pazo de Meirás, ubicado en Sada, era la residencia estival de Francisco Franco.

Galicia

La huella que el franquismo dejó en Galicia: "Un pensamiento único marca a muchas generaciones"

Medio siglo después de la muerte del dictador Francisco Franco, todavía quedan restos de las cuatro décadas de dictadura en el país

Más información: Galicia cuenta con más de un centenar de fosas comunes, medio siglo después de la muerte de Franco

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Medio siglo después de la muerte del dictador Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, Galicia y el resto de España son todavía testigo del paso de la dictadura. Ya sean huellas físicas como simbólicas, 50 años después todavía queda trabajo por hacer en materia de memoria histórica.

El historiador coruñés Emilio Grandío, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago de Compostela, lo resume así: "Cuatro décadas de una dictadura marcan extraordinariamente, sea cual sea. Un pensamiento único marca a muchas generaciones".

A nivel general, en toda España, el haber vivido una dictadura tan larga ha dejado un pensamiento en el que "no se entiende como en otras sociedades que lo colectivo es lo fundamental".

Mientras que en países de carácter democrático el Estado es "criticable, pero abierto en su imagen", en países de carácter dictatorial o autocrático, como fue España durante 40 años, "el Estado privatiza lo público. Se convierte en el dominio y en el control de una serie de sectores, de familias y de personas. En el caso de Franco, es evidente que el liderazgo de imagen es suyo, pero no solo. También estaba el égimen".

Pero del franquismo también quedan huellas que se pueden tocar.

Sin ir más lejos, en Galicia hay algunas cuestiones todavía abiertas. El historiador, director del equipo responsable del informe histórico sobre la Casa Cornide realizado por el Instituto José Cornide, recuerda que este inmueble ubicado en A Coruña y declarado BIC todavía está pendiente de un proceso para volver a titularidad pública.

Casa Cornide

Casa Cornide

Algo similar sucedió con el Pazo de Meirás, la que fue la residencia estival de Francisco Franco y el lugar donde celebraba Consejos de Ministros y que tan solo recientemente pasó a manos públicas tras una sentencia del 2020. Ahora, será declarado Lugar de Memoria Democrática como la isla de San Simón o la ciudad de Ferrol.

La presencia política en Meirás provocó cambios en A Coruña respecto a lo que era "antes de 1936". Pese a cuestiones vinculadas a Galicia, con el desarrollo de industrias y el aprovechamiento de recursos minerales o portuarios, Grandío recalca que Franco "no tenía una actitud de prioridad hacia Galicia. Entiende la gobernación desde la perspectiva de Estado. Para él, Galicia no fue una prioridad".

Otro ejemplo gallego de actualidad está en las esculturas del Pórtico da Gloria realizadas por el Mestre Mateo y que estuvieron en poder de los Franco precisamente en el Pazo de Meirás. La justicia resolvió este mismo año que la familia Franco debía devolver las piezas al Concello de Santiago. Estas llegarán al Museo do Pobo Galego el próximo 11 de diciembre.

Las estatuas de Abraham e Isaac, del Maestro Mateo.

Las estatuas de Abraham e Isaac, del Maestro Mateo. Xunta de Galicia

Fuera de este tipo de bienes, Grandío remarca otro aspecto todavía más importante. "Hay muchos cadáveres en las cunetas aún. Eso sigue existiendo y es lo que inicia los movimientos reivindicativos. Hay personas que no saben dónde están sus familiares o sus seres queridos". Solo en Galicia hay más de un centenar de fosas comunes.

El experto cree que "posiblemente no lleguemos al final de todo esto" reconociendo que "llegamos tarde. Hablamos de que ha pasado casi un siglo".

El franquismo que llega a nuestros días

Como historiador, otra de sus críticas va dirigida a la falta de transparencia y las dificultades para acceder a mucha documentación de la época de la dictadura, especialmente de la década de los 60 y los 70: "Hablamos mucho, aunque no en exceso, del apartado violento y de represión de la dictadura, pero hay otros elementos que favorecen que una dictadura se consolide. Necesitamos que se abran los archivos para poder trabajar sobre ello. Con el paso del tiempo, creo que cada vez va a tener más presencia hablar de la dictadura de los años 60 y 70. Hay que explicar las partes finales del régimen autocrático".

Pese al desarrollismo y un comienzo de una apertura internacional de aquellos años, Grandío recuerda que "la dictadura lo que hace es cambiar de piel, pero el poder sigue estando en la fuerza y en el control de la información".

De aquella época y de un proceso de Transición, que no de "ruptura" con el régimen —"hicieron lo que pudieron hacer en una situación muy complicada", matiza citando como ejemplo el 23F—, se extraen las explicaciones de por qué hoy en día son "elementos de convencimiento para posturas antidemocráticas".

Según los datos del estudio elaborado por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, casi el 36% de españoles está a favor de lo que supuso un franquismo, con solo la mitad de ellos, un 55,5%, manifestándose claramente en contra.

Entre jóvenes de 17 a 35 años el dato es más alarmante: un 41,4% aprecia positivamente la dictadura, con un 40% que lo rechaza.

El historiador, que es también profesor en la Universidade de Santiago de Compostela, considera que los jóvenes "están demandando que se les explique lo que pasó. Se explica, pero se explica mal y de manera acelerada, cuando deberia ser la base de la educación ciudadana y democrática. Debería ser una prioridad".

De todas formas, Grandío prefiere ser optimista. Frente a los datos de una minoría ruidosa que no se muestra crítica con el franquismo, pone el foco en una mayoría que sí lo rechaza abiertamente. Para el profesor de la USC "no hay que caer en un discurso negativo. Eso es comenzar a perder".

El silencio tras la muerte de Franco

El 20 de noviembre de 1975, cuando Franco murió, Emilio Grandío tenía 8 años. Ahora, con su perspectiva como historiador, entiende las sensaciones que vivió entonces.

"Cuando murió Franco tenía 8 años. Me acuerdo del último testamento de Franco, los tres días sin cole... La sensación de silencio"

Emilio Grandío, Catedrático en Historia Contemporánea de la USC

"Me acuerdo del último testamento de Franco, los tres días sin cole... La sensación de silencio", explica porque, en aquel entonces, "no se podía hablar de determinadas cosas libremente". Tras la muerte del dictador, profesiones como la de periodista o librero podían ser todavía motivo de detención.

En un momento de cambio, el silencio convivía con una sensación "de libertad. Hoy en día hay un autocontrol, sobre todo por parte de la juventud, que mueve el futuro de todas las sociedades, porque el mundo cambió aceleradamente. Pero entonces teníamos esa sensación de que todo era posible".

En perspectiva, Grandío acaba con una conclusión positiva de los últimos 50 años: "Fue el mejor medio siglo de la historia contemporánea de España".