Entrevista a tres mujeres en profesiones masculinizadas

Entrevista a tres mujeres en profesiones masculinizadas Quincemil

Galicia

Mecánica, electricista y cantera: la experiencia de tres gallegas en profesiones masculinizadas

Por este 8M, Día Internacional de la Mujer, entrevistamos a Laura Murua (cantera), Ana María Aonso (electricista) y Raquel Remuiñán (mecánica) para que nos cuenten su experiencia en tres profesiones tradicionalmente asociadas a los hombres 

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En 1908, se promulgó en España una norma social que establecía un listado de profesiones prohibidas a las mujeres. A día de hoy, esto sería impensable en nuestro país y, sin embargo, la brecha de género (la medida de la distancia entre la situación de mujeres y de hombres respecto a la contratación y las personas demandantes paradas inscritas en los Servicios Públicos de Empleo) es más que patente en determinados empleos. 

Según el Observatorio de Igualdad y Empleo, entre las actividades económicas con mayor presencia de hombres están: metalurgia, reparación de maquinaria, ingeniería civil, construcción de edificios, venta y reparación de vehículos de motor y transporte terrestre, con una brecha de género superior al 70%. Además, pesca y acuicultura adolece de una brecha superior al 80%.

En cuanto a las ocupaciones que destacan por su masculinización con una brecha por encima del 90% son: albañilería, mecánica de vehículos de motor, conducción de camiones, carpintería, mecánica eléctrica, bomberos, soldadura, carpintería metálica y reparación de líneas eléctricas.

Catálogo ocupaciones para visibilizar la brecha de género en el empleo del segundo semestre 2024.

Catálogo ocupaciones para visibilizar la brecha de género en el empleo del segundo semestre 2024. SEPE

Por esta razón, en este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hemos hablado desde Quincemil con tres mujeres que se mueven en ámbitos de trabajo generalmente relegados al hombre, o con mayor presencia masculina. 

Cantería

Laura Murua,  cantera.

Laura Murua, cantera. Cedida

Laura Murua es de Pontevedra y tiene 65 años. Con 25 años empezó a formarse como cantera tras conocer a Antón Castro, un profesor que la animó, y después de que también su marido empezase a estudiar en la escuela de Cantería de la Deputación de Pontevedra (desde este año, CFPI de Cantería de la Xunta de Galicia).

¿Dónde y cuándo empezaste a trabajar?

Justo al terminar de estudiar (por entonces, eran cinco años). En O Carballiño, en una empresa que acababa de abrir, buscaban a un cantero y contrataron a mi marido (ya que estudiamos en la misma escuela), pero casualmente necesitaban también a alguien que pudiese trabajar la talla. Cuando les dije que yo sabía, esperaron unos meses hasta que terminé los estudios y después me incorporé.

¿Cuántas mujeres estudiabais cantería por entonces?

En aquel momento, eramos tres. Después empezaron a venir más.

¿Se produjo un cambio, entonces?

No hubo mucho cambio, pienso. Entrábamos alguna de vez en cuando. De ellas, quedamos tres trabajando en la cantería, las demás se pasaron a otras profesiones. 

¿A qué te dedicas principalmente?

En este momento estoy a las puertas de la jubilación, pero sigo haciendo cosas por mi propia cuenta, principalmente escultura, especialmente ahora que tengo más tiempo. 

Anteriormente me dedicaba a la restuaración de Patrimonio. En la Catedral de Santiago, por ejemplo, trabajé en la resturación de la torre sur y el cimborrio. Allí había mucha gente, pero en cantería estaba sola. 

Escultura de Laura Murua.

Escultura de Laura Murua. Laura Murua

¿Dirías que es un trabajo más masculinizado?

Sí, en general en la cantería, sí. Sin embargo, hay una excepción en el trabajo de la restauración de obra pública, en el que incluso puede que haya más mujeres que hombres. Depende mucho de la especialidad, nosotras tenemos una especialidad y ellos otras, aunque en muchas ocasiones se compaginan.

¿Qué le dirías a una niña que quiere dedicarse a la cantería?

Que lo sea, como si quiere ser cualquier otra cosa. Es un trabajo duro a nivel físico, hay que estar expuesta a trabajar en el exterior, tanto con frío como con calor y tragas polvo, a pesar de usar mascarillas... Pero lo importante en los trabajos es la vocación. Si puedes tener la vocación por el medio, es lo principal, sino lo normal es acabar dejando.

¿Esta era tu vocación?

Sí que era. He tenido muchos altibajos y a veces te cansas, pero siempre he tirado por esto porque es lo que me tira. Incluso ahora, aunque vaya a retirarme, eso no significa que vaya a dejar de coger una piedra o que vaya a dejar de modelar. Ahora haré cosas más artísticas, para mí misma. 

Electricista

Ana María Alonso, electricista.

Ana María Alonso, electricista. Cedida

Ana María Alonso, natural de Valdoviño, es electricista por cuenta propia en Ferrol y nos cuenta su experiencia como profesional del sector de material eléctrico. Un sector en el que consiguió su primer contrato en febrero de 2003 y al que regresó tras probar en otras profesiones, como ayudante de cocinera.

A qué edad decidiste empezar a formarte como electricista y por qué? ¿Cuáles eran tus motivaciones?

A los 18. No quise hacer carrera porque había repetido COU, siempre tuve muy buenas notas y me decepcioné. Me hablaron muy bien de un ciclo superior de Mantenimiento de Equipos Industriales y decidí matricularme. Tenía mucha salida sobretodo en energía eólica.

Cuando te decidiste por profesionalizarte en este empleo, ¿cuál fue la reacción en tu entorno más cercano?

Mi padre tenía la esperanza de que unos de sus hijos hiciese carrera, y yo era la única que tenía posibilidades, no le gustó. De todas formas quiso que hiciese la selectividad, por si cambiaba de opinión.

Cuando decidí hacerme autónoma, las miradas decían "estás loca". Pero pasa el tiempo y todos se alegran porque salió bien. Por lo menos de momento.

¿Recuerdas cuántas mujeres estudiabais el ciclo formativo de Electricidad?

Dos, la otra chica después hizo una ingeniería electrónica

¿Cuál es tu rutina diaria en el trabajo? ¿Qué sueles hacer cada día?

Pues cada día es distinto, organizas el trabajo con antelación y empiezas la semana. Siempre aparece alguna avería que revienta lo planeado. Para mí, las averías son lo primero, sobre todo en negocios.

Hago todo tipo de instalaciones eléctricas de baja tensión, porteros y videoporteros, calefacciones, puestos de recarga para coches eléctricos, tramitaciones de CIE, subvenciones... Todo lo que vaya surgiendo.

¿Y qué es lo que más te gusta hacer?

Lo que más me gusta es cuando te encuentras con una avería, la alegría del cliente cuando lo reparas.

"Sigue siendo un campo masculino, igual que todos los trabajos en obra"

Ana María Alonso, electricista

¿Tenías referentes femeninos dentro de este campo de trabajo?

No conocía a ninguna mujer electricista.

¿Conoces a más mujeres electricistas?

Personalmente no, sé que en As Pontes hay una empresa que gestiona una chica y que también sale a trabajar.

¿Crees que sigue siendo un campo de trabajo masculinizado?  

Sigue siendo un campo masculino, igual que todos los trabajos en obra.

¿A qué lo achacas?

Lo achaco a la tradición, fue así durante muchísimos años y se tardará años en que deje de serlo. 

¿Recomiendas la Formación Profesional? 

Recomiendo la FP 100%, y más en la situación actual. No hay operarios, así que ahora es muy fácil colocarse al salir del ciclo.

¿Qué le dirías a una niña que quiere dedicarse a este trabajo?

Adelante, se puede. Yo vivo de ello. Yo firmé mi primer contrato en febrero de 2003, empecé en una obra enorme con muchos hombres de distintas profesiones trabajando allí. Siempre me respetaron. Pasaron más de 20 años y deseo pensar que las mentes van a mejor.

Mecánica

Raquel Remuiñán, mecánica y empresaria.

Raquel Remuiñán, mecánica y empresaria. Cedida

Raquel Remuiñán es propietaria del taller de coches Talleres Remuiñán en A Coruña. Se trata de un taller familiar que nació en 1988 de la mano de su padre y que ella gestiona hoy en día, siendo también la que se encarga de los cambios de aceite, las revisiones de los frenos y los filtros o de arreglar las averías.

¿A qué edad decidiste empezar a formarte como mecánica? ¿Cuáles eran tus motivaciones?

Mi padre es mecánico y por esta razón estuve toda mi vida vinculada a este mundo, por inculcación suya. Es algo que siempre he llevado dentro. Yo estudié la carrera de Turismo en la Universidad, pero cuando empecé a trabajar en ese mundo, vi rápidamente que aquello no era para mí. No me gustaba. Necesitaba usar las manos.

¿Cuándo empezaste a trabajar en el sector? 

Siempre he estado en el taller con mis padres. Recuerdo ir al taller para ayudar a mi madre a meter los albaranes en el ordenador, para estar en la oficina o, simplemente, para andar por allí entre los coches. En 2010, tras abandonar el turismo, volví al taller. Al principio, hacía trabajos sencillos ya que la experiencia es muy necesaria, y poco a poco empecé a hacer más cosas.

¿Y desde cuándo diriges tú misma el taller?

Hace cuatro años, en el momento en el que él se jubiló. 

¿Cómo es ser autónoma y llevar un negocio?

Es muy complicado. Lo cierto es que no dedico a la mecánica el tiempo que quisiera dedicarle, ya que paso horas atendiendo clientes, haciendo pedidos o presupuestos, facturando... Los autónomos tenemos que hacer, además, mucho papeleo. Algunos sábado me voy al taller para sacarme el gusanillo de la mecánica. 

"Es complicado no tener referentes pero, hoy en día, todos y todas tenemos cabida en este mundo y más ahora con la electromecánica, que hay un mundo enorme que conocer y estudiar"

Raquel Remuiñán, mecánica

¿Tenías referentes femeninos dentro de este campo de trabajo? 

No, la verdad. Yo siempre quise estudiar mecánica y mi padre me decía que no porque era muy duro. Además, yo nunca veía a mujeres trabajando en los talleres e imaginaba, entonces, que las mujeres no debíamos hacer estos trabajos. A día de hoy, cuando estoy en el taller y viene una niña que me dice que quiere ser mecánica, me emociona. 

¿Qué le dirías entonces a una niña que quiere ser mecánica? 

Que pruebe, que lo haga si quiere y no condicionada por su género. Es complicado no tener referentes pero, hoy en día, todos y todas tenemos cabida en este mundo y más ahora con la electromecánica, que hay un mundo enorme que conocer y estudiar. 

¿Crees que sigue siendo un campo de trabajo masculinizado? 

Es un tema controvertido y no me gusta afirmar que sí deliberadamente. Es cierto que cada vez hay más mujeres en el sector y, sin embargo, la mayoría de ellas se formaron y consiguieron experiencia por influencia de familiares. Están en el taller familiar porque son hijas de mecánico.

¿Tienes trato con otras mujeres mecánicas?

Sí, nos vamos conociendo poco a poco, a través de las redes. Además, somos como clones porque no hay mucha ropa de mecánico para mujeres, por lo que vamos todas igual vestidas con nuestra camiseta negra del Decathlon.