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Galicia

El consumo de droga con benzodiacepinas aumenta en Galicia

La Fundación Galega contra o Narcotráfico alerta de que repercute especialmente en "jóvenes menores de edad"

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El consumo de drogas realizadas con benzodiacepinas, como el Krakubi ha aumentado en los últimos años en Galicia, especialmente entre los más jóvenes, incluso menores de edad. Así lo advierten tanto la Fundación Galega contra o Narcotráfico como el Proxecto Home Galiica.

En declaraciones a Europa Press, Fernando Alonso, gerente de la fundación, explicó que este incremento se ha dado desde el fin de la pandemia.

El Krakubi, más conocido como "droga de los pobres" se consigue tras la mezcla de benzodiazepinas —como el Rivotril— con hachís, alcohol o pegamento. El Rivotril, explicó el psiquiatra del CHUS Mario Páramo, es un tranquilizante que se usa principalmente como antiepiléptico, pero también como ansiolítico y que, como "todas las benzodiacepinas", puede "producir adicción".

De acuerdo con Páramo, después de la pandemia hubo un "pequeño aumento", entre el 10 y el 15%, de consumo de ansiolíticos en general, sedantes e hipnóticos.

Concretamente, en cuanto al consumo de Krakubi, Alonso señala dos partes del problema. Por un lado, el tráfico del medicamento hacia Marruecos, que es dónde proviene originariamente la sustancia estupefaciente, y, por otra parte, el consumo en la calle que "se incrementó después de la pandemia".

Comunmente, personas que toman otros estupefacientes también consumen esta droga. Alonso señala que "no se inician con esto, lo que buscan es una experimentación de nuevas sensaciones y alteraciones de las percepciones".

Además, Fernando Alonso advirtió de que esta sustancia es consumida principalmente por "jóvenes, por menores de edad". "Esto no se lo toma un señor, sino un joven que busca sensaciones nuevas", incidió Fernando Alonso, al tiempo que apuntó que ese consumidor joven es un "agravante" ya que son los "más vulnerables".

Combinación de drogas

Por su parte, la directora de Proxecto Home Galicia, Ofelia Debén, coincidió en que el consumo de las benzodiacepinas como sustancia estupefaciente "está acompañado" de otras drogas.

"Está unido a otros consumos de estupefacientes, no como droga exclusiva o la que más preocupa a las personas que quieren iniciar un proceso de rehabilitación", concretó.

En Proxecto Home cuando realizan, a las personas que empiezan a dejar una adicción, cuestionarios para saber cuál es la droga más preocupante o la droga base consumida. De esta forma, en un "porcentaje alto de los casos" se observa una "mala utilización" de benzodiacepina.

Las drogas depresoras "son recurrentes" para acompañar a otras, pero las sustancias estupefacientes estimulantes son las más consumidas y la edad en la que hay un "comportamiento aditivo manifiesto" suele ser "a partir de los 23/24 años".

Ofelia Debén alertó de que hay una realidad que, en su opinión, "sí es preocupante" ya que la sociedad tiene una visión de "no pasarlo mal y no sufrir". "En muchos momentos, el no sufrir se acompaña de medicación que, a veces, se dan con excesiva prontitud", lamentó.

En este sentido consideró que la sociedad actual es "muy hedonista" y que cuando una persona está mal "no le facilitan" los instrumentos propios para ser capaces de hacer frente a situaciones de estrés o ansiedad.

"Posiblemente, a raíz de la pandemia esa tendencia se agravó ya que hubo un cambio social, en muchos sentidos. Todo se centra en la línea de no sufrir", esgrimió.

La sociedad normaliza el trapicheo

Desde la Fundación Galega Contra el Narcotráfico, tal y como informa la agencia, también se puso el foco en un cambio social en la visión del pequeño camello. "La sociedad rechaza el gran tráfico de droga, pero parece que se olvidan de que esos quilos están en la calle y se convierten en el trapicheo diario, en el pequeño tráfico que forma parte de la 'normalidad' y que se ve 'como algo normal'", lamentó su gerente.

En este sentido, Fernando Alonso pidió "repensar" el modelo de ocio que "se quiere tener como sociedad" ya que, el actual, "está muy vinculado" al consumo de sustancias estupefacientes en el tiempo libre.

Ese consumo, continuó Fernando Alonso, se tiende a ver como "algo normal" y que, teóricamente, lo hacen para "pasarlo bien" y el que no consume es el "soso o el aburrido" del grupo.

Asimismo, desde la fundación relacionan el consunmo de drogas con "muchísimos" episodios de violencia.

Para hacer frente al consumo de estupefacientes piden que, al igual que se debe reaccionar políticamente también se debe hacer de forma social. "Es un problema que nace de la sociedad", lamenta.

Por su parte, Ofelia Debén ante esta problemática y para retardar lo máximo posible los problemas aditivos hizo hincapié en la prevención. "Haciendo una buena prevención comunitaria es lo que ayuda a tener buenos pensamientos, tomar buenas decisiones en el momento en el que se enfrentan a probar y a experimentar", sentenció.