Gente esperando en el aeropuerto de A Coruña

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La odisea de los pasajeros de un vuelo A Coruña-Barcelona: llegada a destino tras más de 11 horas

El avión debía haber salido del Aeropuerto de Alvedro a las 09:10 de la mañana, tras varias acumulaciones de retrasos y falta de información por parte de la compañía, consiguió despegar sobre las 20:10 horas

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Los pasajeros del vuelo de Vueling con destino a Barcelona vivieron ayer una auténtica aventura de más de once horas de espera en el Aeropuerto de Alvedro en A Coruña. El avión, que debía haber despegado inicialmente a las 09:10 horas de la mañana del pasado miércoles, no lo hizo debido al impacto de una bandada de pájaros durante la ruta anterior. Finalmente, la aeronave salió del aeropuerto coruñés a las 20:10 horas, con un retraso importante.

Aunque la aeronave consiguió tomar tierra a primera hora de la mañana sin problemas, uno de los animales quedó incrustado en el motor, lo que obligó a una revisión técnica y provocó que el vuelo de vuelta se retrasara inicialmente hasta las 13:03 horas. Sin embargo, la falta de personal técnico capaz de solucionar la incidencia generó toda una odisea de horarios fallidos.

Inicialmente, la salida se pospuso a las 13:03 horas, posteriormente para las 16:20, y posteriormente se comunicaron nuevas previsiones para las 18:50. Pero ninguna de ellas llegó a cumplirse. A las 19:00 horas, los pasajeros seguían esperando. "Ahora dicen que saldremos a las 19:30", comentaba una usuaria.

Finalmente, el avión despegó de Alvedro sobre las 20:10 horas de la tarde, con 11 horas de retraso. "Muchas personas perdieron escalas, vuelos o incluso hoteles y transportes varios. Por no hablar de entrevistas. Fue un caos total", señalaba otra usuaria a Quincemil.

Un retraso y un problema de organización por parte de la aerolínea. Desde el primer momento los afectados denunciaban la falta total de información y de personal por su parte. De hecho, esta usuaria quería destacar que la culpa no debía caer en la tripulación de la empresa: "Varias personas que trabajaban en ese avión también han perdido vuelos que tenían programados para volver a sus casas y el retraso les ha afectado igual que a nosotros".

Como consecuencia de tantas horas de espera, muchas personas se habían marchado porque ya no les compensaba viajar: "Había muchos asientos vacíos", dice otra usuaria afectada. También cuenta que finalmente tuvieron que mandar otro avión y que, al llegar a El Prat, había una persona de la aerolínea esperándolos para ayudarlos a gestionar las reclamaciones.

A lo largo del día, Vueling les dio dos bonos de comida. "Uno de seis euros por la mañana y otro de doce euros", explica la joven. "Fue una locura, pero al menos, los que quisimos volar, conseguimos llegar a Barcelona. A mí me trastocó una reunión que tenía por la tarde, pero salvé el resto de los días de mi viaje", dice.

Por último, la usuaria cuenta que la guinda del pastel al llegar a Barcelona fue que a todo el mundo en el aeropuerto le empezó a sonar en el móvil por la alerta meteorológica por inundaciones. "Fue como, ¿Bueno qué, qué más tiene que pasar hoy ya?", concluye entre risas.