Proyecto en la antigua fábrica de La Cros.

Proyecto en la antigua fábrica de La Cros. Concello de Culleredo.

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¿Qué pasa con La Cros? Culleredo (A Coruña) busca un nuevo uso para este emblemático lugar

A orillas de la ría de O Burgo, tras dejar de servir como fábrica, los grupos políticos y agentes sociales discuten cómo darle un nuevo uso a esta estructura. Fue uno de los referentes industriales del entorno

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Pasear por el paseo marítimo de O Burgo, en Culleredo (A Coruña), hace que prácticamente te veas obligado a mirar hacia los restos de lo que, en su día, fue una majestuosa fábrica.

La Cros sigue ahí, con su esqueleto recordando lo que antaño supuso desde el punto de vista industrial, pero con una realidad latente: su parcela se consume mientras el tiempo avanza y sus usos no se desatascan.

El cemento armado con el que se construyó su estructura ha sobrevivido al paso de los años, las pandemias y todos los acontecimientos que han tenido lugar en la historia.

Su nombre procede del apellido de su fundador

La Cros nace en el año 1931, el de la proclamación de la Segunda República que duraría hasta 1936. Toma su nombre del apellido de su fundador, Amadeu Cros i Nubiola. No obstante, su construcción arranca en 1929.

La extensión inicial fue de 20 hectáreas, dado que no solo era la fábrica, sino que siguió las costumbres de la época de albergar instalaciones anexas destinadas a mejorar las condiciones de vida de sus empleados.

Los primeros productos en producirse fueron fosfatos de cal, ácido nítrico, ácido clorhídrico, sulfato de cobre, sulfato de sodio y otros compuestos químicos.

El desarrollo con el paso de los años

La historia de esta industria sigue avanzando en 1942, cuando se suma a la denominada "Unión Española de Explosivos".

El paso de los años derivó en que su producción se enfocara a químicos derivados de la industria conservera y ácido sulfúrico.

La crisis del petróleo provoca una primera turbulencia. Varios años después se fusionó con Explosivos Río Tinto, formando la Ercros, su último uso. Posteriormente, cerró sus puertas para no volver.

En búsqueda de nuevos usos tras su cierre

Fue avanzado el siglo XXI cuando la corporación municipal dirigida por el fallecido Julio Sacristán empezó a barajar diferentes usos para esta parcela, imponente, a orillas de O Burgo.

Tras descontaminarla, su esqueleto quedó a la vista, vallado para protegerse, pero a la intemperie tanto administrativa como física.

El primer proyecto fue un centro cultural, para el que se persiguió financiación del gobierno de España, en unos años donde la crisis del ladrillo hizo mella en el presupuesto público. No fue posible y esta idea quedó abandonada en un cajón.

Unos años después, el gobierno local trató de darle una nueva vida con el desarrollo de un proyecto museístico de la mano de una fundación, otro plan truncado por el paso de los días.

La idea actual

Este verano, el pleno municipal aprobó el cambio de tipología de suelo, pasando de comercial multiuso y docente a urbanístico dotacional.

Todo ello por un proyecto que está en proceso: el de que se pueda levantar en su esqueleto el Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial (Cetim).

Repartido en varias naves en la zona de Alvedro, su traslado allí generaría grandes beneficios a la hora de optimizar procesos y, además, daría una vida extra a este esqueleto.

Cetim es una fundación privada sin ánimo de lucro, pero de interés público. Fundada en 2011, opera desde 2013 y está vinculada a la UDC. Cuenta con nueve laboratorios, zonas piloto, un centenar de profesionales y más de seis millones de euros de facturación.