Edificio en la Sagrada Familia
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La presión vecinal crece contra el narcopiso de la Sagrada Familia de A Coruña: "Es insufrible"
La Asociación de Vecinos se suma a la lucha contra el trapicheo de drogas en el barrio, antes de que termine "en una tragedia" o en "algo muy grave"
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Hace año y medio, los vecinos de la Sagrada Familia se plantaron frente a un narcopiso para exigir que se llevaran su negocio a otra parte. Se trataba del número 11 de la calle homónima al barrio. Organizaron una cacerolada frente a sus puertas, pero no sirvió de nada. A pesar de que la policía se llevó a los hermanos esposados en más de una ocasión, a las pocas semanas volvían. Y así hasta entonces.
La pasada noche del lunes, los vecinos, que veían desde sus ventanas el trapicheo constante de drogas, con algunos incluso consumiendo en la vía pública, volvieron a reunirse. Sin aviso ni convocatoria, salieron hasta en pijama para frenar lo que consideran ya una situación "insufrible".
Hasta ahora, la Asociación de Vecinos se había mantenido al margen, confiando en que las autoridades hicieran su trabajo. Sin embargo, la paciencia se ha agotado. "El problema es la justicia", asegura Juan Rodríguez, presidente de la entidad.
En varias ocasiones, los hermanos que ocupan el inmueble fueron detenidos y conducidos esposados, pero siempre vuelven. "Son propietarios, y parece que eso los blinda. No hay manera de echarlos. Los conocemos desde niños, pero ya no se aguanta más", lamenta Rodríguez.
"Los vecinos han llegado al tope"
El presidente reconoce que al principio la asociación no compartía la idea de protestas en la calle. Apostaban por trasladar pruebas y testimonios a la Policía y dejar que actuaran los cuerpos de seguridad. "Hemos entregado vídeos, audios, toda la información posible. Pero después de año y medio, la gente ha llegado al tope. Es imposible seguir así", explica.
La frustración es compartida también por los agentes. "Ellos hacen su trabajo, cumplen con su labor, pero llegan al juzgado y los ponen en la calle. La misma cara de tonto que se le queda al policía se nos queda a nosotros, los vecinos. Es una burla", denuncia.
Un barrio al límite
El ambiente en la Sagrada Familia es de tensión permanente. "Esto va a acabar en una tragedia, en algo muy grave. Consumir, consumen delante de ti; viene gente de fuera, hasta de pueblos, a drogarse allí. Es un desastre total", advierte Rodríguez.
Aunque su papel como presidente le obliga a mantener la vía institucional, confiesa lo que muchos piensan: "Si no representara a la asociación, te digo la verdad, cogería un palo y los correría. Es insufrible".
Confianza en la Policía, desconfianza en la justicia
La Asociación mantiene una buena relación con la Policía Nacional, la Policía Local y con el Concello. "Jamás pondré en duda su trabajo. Lo que falla es la justicia. Llega un juez y los pone en la calle", critica.
Mientras tanto, no ven otra salida que insistir. "Voy a volver a llamar a Seguridad Ciudadana, a la Policía, al Concello. No tenemos otra vía, aunque parezca dar palos de ciego. Tenemos que seguir hasta encontrar una solución", concluye Rodríguez.
El barrio, convertido en uno de los puntos más conflictivos de la ciudad, teme que la paciencia vecinal se agote del todo. Y advierte el presidente: "Esto no va a acabar bien. Y cada día estamos más cerca de que pase una desgracia".