Alicia López Calviño, al volante de un taxi en Puerta Real, entre las taxistas Mari Veira y Maricarmen Valiño.
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La pionera del taxi en A Coruña y sus sucesoras: "Nos encanta nuestro trabajo, nos da libertad"
Alicia López Calviño fue la primera mujer que condujo un taxi en la ciudad, en 1978. Hoy hay medio centenar en un gremio con más de 500 licencias, con algunas taxistas veteranas con dos décadas de experiencia
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Cuando Alicia López Calviño se subió a su taxi el primer día de trabajo, el propietario de un negocio junto a la parada de la calle Torre que la había visto llegar al final de la fila de coches a la espera de clientes esperó a que ella, al volante del 227 de Tele Taxi, llegase al inicio de la misma para cerrar la puerta de su comercio y subir al vehículo. "Lléveme a Puerta Real", le pidió, y al llegar a su destino le dijo: "lléveme de vuelta a mi tienda". "No me dijo nada más en todo el camino".
Esto ocurrió en 1978, y esta fue la primera carrera de quien aquella mañana se convertía en la primera mujer en conducir un taxi en A Coruña. Hoy hay medio centenar de mujeres taxistas en la ciudad dedicadas a un trabajo con 522 licencias y que hace más de cuarenta años solo desempeñaban hombres. Hoy, 8 de marzo, de alguna manera las taxistas reivindican haber consolidado una ocupación en la que ellas ya no son un elemento extraño, un compañero distinto.
Porque Alicia, pionera como mujer taxista, sí fue al principio recibida como una intrusa. "Mi cuñado tenía la licencia del taxi y se ofreció a dármela si primero tenía rodaje. Me había sacado el carné, me marché un año y medio a vivir a Vigo y tenía experiencia en conducir. Al regresar a A Coruña acepté el taxi y lo primero que me dijo mi cuñado fue: 'ni se te ocurra bajar del coche cuando llegues a una parada'", recuerda.
Cuenta haber recibido aquel consejo porque enseguida se encontró con que, salvo excepciones, muchos compañeros le dirigían "comentarios inapropiados", les molestaba que una mujer se dedicara a lo mismo que ellos. "Yo estaba encantada con lo que hacía, me gustaba mi trabajo y era fácil, y a ningún cliente que tuve le pareció mal que condujese una mujer".
"Me preguntaba por qué otras mujeres no se dedicaban a lo mismo", admite Alicia López, que prefería los turnos de la mañana a los de la tarde porque en los primeros había continuos desplazamientos "al hospital, al puerto, al aeropuerto, a las empresas" y en los segundos había "más farándula".
"Una chica que conocí entonces le preguntó a su marido si le parecía bien contratar a mujeres taxistas, él le dijo que sí y ella le preguntó por qué no la contrataba a ella entonces; 'porque tú eres mi mujer', le respondió. Pues esa mujer quiso ser igual, empezó después también con un taxi y le encantó", recuerda la pionera coruñesa de las taxistas.
"Lo primero que me dijeron al conducir el taxi fue: 'ni se te ocurra bajar del coche cuando llegues a una parada'. Había compañeros que hacían comentarios inapropiados"
López Calviño solo condujo este transporte público nueve meses, luego cambió a otro trabajo que también la gustaba. Pero rememora que cuando gobernaba Carlos Negreira en A Coruña (2011-2015) un año fue recibida en el Palacio de María Pita como una de tantas precursoras femeninas (una notaria, una ginecóloga, una desactivadora de explosivos...) "en ámbitos tradicionalmente ocupados por hombres".
"En el taxi no eres hombre ni mujer, eres persona"
Alicia López Calviño se ha puesto al volante de un taxi esta semana, aunque fuera solo para revivir antiguas sensaciones junto a dos mujeres que han seguido sus pasos: Maricarmen Valiño Balado, de Radio Taxi, y María de los Ángeles Veira Mosquera, también de Tele Taxi como ella. Las dos van camino de los veinte años de experiencia recorriendo las calles de A Coruña en sus vehículos. Forman parte de ese grupo de unas 50 mujeres que trabajan en un sector mayoritariamente masculino.
Alicia López Calviño, entre las taxistas veteranas Maricarmen Valiño Balado y Mari Veira Mosquera.
Al contrario que Alicia, estas taxistas aseguran que no tuvieron "problemas de compañerismo" por irrumpir en "un gremio de hombres". Comparten además el "placer" por su trabajo, una ocupación que les da "libertad". "Te tiene que gustar conducir y hablar con la gente", coinciden.
Mari, como conoce todo el mundo a Veira Mosquera, era profesora de autoescuela, "otro mundo de hombres", y empezó en su taxi cuando había "solo diez mujeres o menos". "Nunca sentí la diferencia, es un trabajo como cualquier otro que pueden hacer hombres y mujeres. Cada vez entramos más mujeres, jóvenes solteras o casadas que pueden conciliar". "En el taxi no hay hombres o mujeres, hay personas", reivindica.
Tratar con el cliente puede resultar complicado en ocasiones, incluso un riesgo para la seguridad. En la profesión se dan casos de inseguridad, "porque no sabes a quién llevas". Mari lo vivió solo una vez, cuando la agarraron del cuello; reaccionó "rompiéndole un TPV al hombre en la cabeza".
"Las que hemos llegado lejos demostramos que lo hacemos igual que los hombres, que podemos trabajar de noche o de día"
Peor lo pasó Maricarmen Valiño al ser atracada y apuñalada por un cliente que subió a su taxi. "Y continué conduciendo, lo ocurrido no pudo cambiar mi forma de vida". Esta mujer se convirtió en taxista tras perder su anterior trabajo y no ser contratada para los que luego buscó. Admite que ella sí notó diferencia de trato, pero no entre sus compañeros sino en los clientes.
"Había gente que no subía contigo al coche, incluso mujeres que no se fiaban. Pero las que hemos llegado lejos demostramos que lo hacemos igual que los hombres, que podemos trabajar de noche o de día", defiende esta taxista, satisfecha porque su trabajo le permite "interactuar con la gente" y, sobre todo, le da "libertad".
"Ahora es más difícil conducir en A Coruña"
Obras, peatonalizaciones, cambios en la circulación, reducción de la velocidad. Las profesionales del taxi en activo concuerdan en que cuando empezaron no eran tan complicado movilizarse en su vehículo por las calles de A Coruña. Las ciudades se transforman, mejoran sus servicios en general, lo que no siempre facilita conducir en ellas.
"Es que la ciudad es la que es, es un istmo, y si peatonalizas por donde antes circulabas o cortas el tráfico por obras, das más vueltas, llegas tarde a recoger un cliente o tardas más en dejarlo. Ellos tienen prisa y nosotros nos ralentizamos", repasa Valiño.
Otro cambio que advierten las profesionales del taxi es la creciente demanda actual, lo que con frecuencia provoca esperas para poder subirse a un coche. "Notas que cada año hay más eventos o más actos en el centro de la ciudad, más conciertos, competiciones deportivas... y la gente prefiere no moverse en su coche, por lo que usa más bus urbano o taxi", dice Veira. "Y se dan momentos puntuales en los que las centralitas se colapsan y es más difícil encontrar uno libre".