Esta semana hemos contemplado un suceso que retrata lo difícil que es ser un buen ciudadano, y es por nuestro bajo conocimiento del protocolo. Todos sabemos qué ha sido y la multitud de preguntas sin respuesta que nos asaltan.

En el caso de que coincidan, ¿quién prevalece, el alcalde o el jefe de la oposición? ¿Puede la jefa de protocolo bloquear a un ministro, o no se puede tocar como al portero en el área pequeña? Imaginemos que el ministro se hubiera zafado del primer bloqueo, ¿puede esa persona emplearse con más contundencia?

Suponiendo que el bloqueo hubiera sido ilegal, ¿el jefe de Estado Mayor de la Defensa debería haber empleado la fuerza adecuada para impedirlo? ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué no se lo ordenó su jefa, la ministra? ¿Hay VAR en casos confusos de protocolo?

Y surgen más cuestiones. En el caso que hubieran acudido todos los ministros, ¿cómo se organiza el estrado? Y en esa línea, si algún ministro acude a tu boda, ¿dónde se sienta? ¿Quién paga su cubierto?

Este asunto ha provocado, además, una consecuencia inesperada. Todas las urgencias de los centros de salud se han llenado de opositores con crisis de ansiedad al imaginar que les caerá el tema completo, con veinte o treinta preguntas trampa. 

-----------------------------

Detrás de esta viñeta están Benjamín y Mercedes. Son padre e hija. Benjamín dirige el estudio Arquitectos San Lorenzo 8. Mercedes es ilustradora y diseñadora gráfica. El texto queda a cargo de Paula, la hija mayor, que se dedica a la seguridad alimentaria. La idea de cada semana: un asunto de familia.