Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar.

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar. Efe

LA TRIBUNA

¿Por qué millones de españoles odian España?

La idea de una España "históricamente fracasada", como muchas otras leyendas urbanas, será prácticamente imposible de neutralizar a corto o medio plazo. 

15 febrero, 2024 02:38

Esta es la pregunta que el historiador Rafael Núñez Florencio se hace en un reciente libro muy recomendable, El mito del fracaso español. Una historia del derrotismo en la España actual.

Ya el título sugiere que Núñez Florencio niega la mayor, ese presunto fracaso que hundiría sus raíces en la decadencia del Imperio español y que llegaría hasta nuestro días.

Y coincido con él plenamente.

'El mito del fracaso español', de Rafael Núñez Florencio.

'El mito del fracaso español', de Rafael Núñez Florencio.

Sugiero que los jóvenes que comparten la idea del falso fracaso español pregunten a sus padres y abuelos sobre el indudable progreso en libertad y bienestar vivido en España en los últimos 60 años. El tema del fracaso español es antiguo y recurrente. Y se ha convertido en leyenda urbana. Si lo contradices eres un raro o un derechista. Recuerdo que en 1975 el historiador catalán Jordi Nadal tuvo un enorme éxito con su libro El fracaso de la revolución industrial en España.

Y aunque Nadal limitó ese fracaso hasta el año 1913, lo cierto es que la industrialización, aunque más tardía que en Inglaterra o Francia, fue exitosa en varias provincias y regiones españolas. Hasta el punto de que en 1975 España era la décima potencia industrial del mundo.

La contradicción entre el título del libro y la evidencia era enorme. Pero la idea del "fracaso" era un enganche ideal para la crítica social y política al final del franquismo.

La leyenda urbana consolidada tiene una consistencia y perdurabilidad enorme. Aunque un estudio riguroso demuestre su falsedad, resulta casi imposible acabar con ella.

Voy a poner un ejemplo.

La frase "vaya tropa" atribuida a Romanones tras no obtener ningún voto en su candidatura a la Real Academia de la Lengua no existió nunca, por el simple hecho de que Romanones nunca fue candidato.

Da lo mismo. Políticos y escritores lo seguirán repitiendo, y hasta detallando vivencias y pormenores del enfado del conde.

Lo cierto es que España pasó de la Vespa con sidecar de los años 50 al Seat 600 en los años 60. De una dictadura autoritaria en los 70 a una democracia plena en 1978. La normalización (OTAN, Unión Europea, el euro) se produjo plenamente en las décadas de los 80 y 90 y al inicio del siglo XXI.

España ejerce un atractivo sin igual en visitantes y nuevos residentes ingleses, americanos, rusos y comunitarios desde hace décadas.

Miles de inmigrantes hispanoamericanos irregulares sufren innumerables penalidades por asentarse en España y muchos otros extranjeros se juegan la vida en el Mediterráneo y en el Atlántico por alcanzar las costas del paraíso español.

Y, sin embargo, millones de españoles desafectos reniegan de la patria común en un caso singular que extraña a los ciudadanos sensatos y a numerosos extranjeros admiradores de España.

El relato de satisfacción y complacencia nacional imperó al final del siglo pasado y al inicio del presente siglo hasta que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero alumbró la memoria histórica coincidiendo con una profunda crisis económica desde 2008 hasta 2015.

Aunque la derrota de ETA fue palmaria, el impulso secesionista catalán mitigó la consolidación de la unidad nacional, con múltiples voceros de una profunda crisis política que desde entonces se ha ido incrementando.

En este marco, cientos de libros de historiadores, politólogos y periodistas, así como de artículos de opinión, movieron en pocos años el tradicional péndulo español desde el éxito del "España va bien" al desastre del "España no puede ir peor".

¿Cómo se explica este cambio? ¿Esta preponderancia del relato del fracaso?

"La extrema izquierda ha terminado por convertirse en ridícula compañera de viaje de supremacistas vascos y catalanes"

Por un lado, los nacionalistas catalanes y vascos, tanto los moderados como los radicales, fundamentan su delirante proyecto secesionista en el desastre de España. La extrema izquierda, por su parte, ha terminado por convertirse en ridícula compañera de viaje de supremacistas vascos y catalanes.

Una izquierda radical, que nunca aceptó la reforma política del régimen de Franco hacia una monarquía parlamentaria, ha conseguido arrastrar a una izquierda moderada y socialdemócrata que canta alegremente la Internacional, el himno antinacional del mayor sistema genocida de la Historia.

El libro de Núñez Florencio está plagado de referencias y luminosas reflexiones. Uno de los capítulos que más me llama la atención es el dedicado a negar la existencia de las dos Españas, encarnadas en la oposición, a veces a muerte, de dos élites enfrentadas junto a una población que no se siente concernida por los odios de unos contra otros. Incluso al inicio de la Guerra Civil de 1936.

Sin caer en el extremo opuesto, el de considerar toda la historia de España como un éxito o un milagro, debemos realizar los estudios con rigor y criticar los problemas estructurales evidentes con el ánimo de la reforma o la mejora.

La hipercrítica del fracaso y del desastre para obtener réditos políticos y electorales provoca la parálisis, el ensimismamiento y la depresión generalizada.

La desafección e incluso el odio hacia España de una parte de la opinión pública (promovida por políticos y escritores subvencionados) es una realidad con la que hay que contar. Mucho me temo que, como en el caso del resto de leyendas urbanas, ese odio sea prácticamente imposible de neutralizar a corto o medio plazo.

Habrá por tanto que conllevar ese lastre. Pero España siempre ha conseguido sobrevivir a las peores crisis. Estamos vacunados de exaltados.

Como señala Núñez Florencio: "La idea de fracaso en la historia de España no es sólo inútil e injusta, sino falsa. En tiempos de polarización y nuevas intolerancias necesitamos seriedad y rigor, pero también fuertes dosis de autoestima".

*** Guillermo Gortázar es historiador. Su último libro es 'El secreto de Franco. La Transición revisitada'.

Más en opinión

Blog del Suscriptor
Pere Aragonès.

Los hijos (presuntamente trans) de los otros

Anterior
Revista de prensa.

Las negociaciones entre el Gobierno y Puigdemont, según cada periódico

Siguiente