Pep Guardiola, Jorge Javier Vázquez, la infanta Sofía y Gerard Piqué.

Pep Guardiola, Jorge Javier Vázquez, la infanta Sofía y Gerard Piqué. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

La infanta futbolera, los negocios de Piqué y la caída de Jorge Javier

Gerard Piqué, la infanta Sofía, Pep Guardiola y Jorge Javier Vázquez; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

14 mayo, 2023 02:07

Gerard Piqué

Gerard Piqué.

Gerard Piqué. Guillermo Serrano Amat

En todas las casas hay una televisión para el futbol y otra para Sálvame o MasterChef. El padre está en el salón viendo la final de copa y la madre en el cuarto de estar haciendo solitarios o viendo las últimas películas de Netflix, si es que queda alguna, pues con la pandemia nos las cepillamos todas. Que me perdone Gerard Piqué, pero tal y como están las cosas, donde pongan una buena peli que se quite todo lo demás, incluyendo el futbol. El exdefensa del Barça ha vivido una larga historia sobre el césped, pero ya tenía ganas de cambiar y cambió. Ahora ha firmado un contrato con Mediaset para salir en Cuatro a dúo con Ibai Llanos. Se supone que juegan a la Kings League y a la Queens League, que debe de ser como las quinielas

Piqué es un hombre de empresa, se le ve a la legua. Fundó Kosmos Global Holding y le gusta invertir dinero, pero sobre todo, ganarlo. Un chico con criterio político, social y mediático. Su juguete es Twitter y su pasión, los hijos. También hay cosas que no le gustan, como es el caso de algunos programas de televisión, verbigracia Sálvame. El día que se hizo pública la noticia de la desaparición del programa, Gerard estaba feliz y se hubiera dicho que batía palmas con las orejas. Según el futbolista, era un programa nocivo. Y perjudicial para la sociedad.

Claro que hay gustos para todo. Ese mismo día, Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, declaró que de algunos programas había que valorar su utilidad, como es el caso de Sálvame, que hace proclamas antifascistas, antirracistas y anti-homofóbicas. Durante años lo han hecho y ha sido muy eficaz. Es una pena que se carguen el programa. Malditas elecciones.

Sofía de Borbón

La infanta Sofía.

La infanta Sofía. Guillermo Serrano Amat

El fútbol siempre da para más, nos guste o no. El mismo día de la coronación de Carlos III Sevilla celebró la final de la Copa del Rey (el nuestro, no el de Inglaterra) enfrentando a Osasuna y el Real Madrid en el estadio de la Cartuja. Dicen que Felipe VI es poco muy futbolero, pero aquel día dio un ejemplo asistiendo puntualmente a todas partes. Primero, a la coronación en Westminster, con paseíllo incluido y desfile bajo la lluvia, que para eso llevaba Letizia un sombrero muy apropiado. Recordaba a las campesinas de los arrozales asiáticos. Estaba magnífica, su Majestad la Reina.

Avanzada la mañana, el Rey regresó a España para asistir en Lugo al acto central del Tour del Talento, premio de investigación científica concedido por la Fundación Princesa de Girona. El ganador resultó ser Marc Schneeberger, por sus aportaciones en el descubrimiento de una nueva región del cerebro

El Rey regresó a Madrid para recoger a su hija Sofía y trasladarse a Sevilla, donde asistieron a la final de Copa. No creo que el Rey gozara de mucho entusiasmo durante el encuentro. Aunque de jovencito se le atribuyó afición atlética, con el tiempo todos hemos sospechado que se trataba de una afición falseada. La infanta Sofía, en cambio, se aficionó al futbol un verano que fue con su hermana a EEUU para estudiar y hacer deporte. Allí descubrió el futbol. Ahora, la infanta no se priva de contarle a todo el mundo su pasión por el futbol de chicas. Conoce los nombres de las jugadoras más famosas (Alexia Putellas, Mapi León y Aitana Bonmatí) y seguramente sueña que corre por la banda con un balón en los pies.

[La ilusión de la infanta Sofía en su cita futbolera con Felipe VI para ver la final de la Copa del Rey]

La final tuvo todas las características de un espectáculo. Hacía tiempo que no se veía algo así. En el estadio, una impresionante pantalla ofrecía los movimientos de una multitud teñida de rojo que se manifestaba en la Plaza del Castillo pamplonica. El personal levantaba los brazos y saltaba. Parecía que de un momento a otro iba a resucitar el mismísimo Hemingway bañado en vino.

Dentro y fuera del estadio de la Cartuja, sendas multitudes brincaban a juego con aglomeraciones concentradas en otros puntos del mapa. Pamplona estaba en todas partes. San Fermín era uno y múltiple.

Resumiendo: ganó el Madrid, aunque daba la impresión de que estaban más contentos los navarros. El rey Felipe y la infanta Sofía parecían como de cera. La televisión suele abstenerse de enfoques comprometidos, de ahí que a lo largo del partido no viéramos a Felipe VI ni a la infanta Sofía hacer una sonrisa de más o una mueca de menos. Para pillarlos en toda su crudeza habrá que esperar a otra ocasión.

Pep Guardiola

Pep Guardiola.

Pep Guardiola. Guillermo Serrano Amat

Estos días los futbolistas han dado mucho juego. Ronaldo no se fue de Arabia Saudí, aunque le faltó un pelo. Si el portugués persiste en sus bravuconadas, puede que los prebostes del equipo tomen una decisión implacable. No creo que a los jeques del club les haga mucha gracia el constante sobeteo de Cristiano con sus zonas nobles. Cristiano y Georgina tendrían que ser más cautos y no exhibirse tanto. En algunos países, a la que te descuidas te cortan el cuello.

Pep Guardiola no es Ronaldo, pero desde que es entrenador no se anda con rodeos. Es serio, escueto, aficionado a los trajes de corte estrecho y a la elegancia firmada por Armani, Dior, Prada y Disquared. Habla cuatro idiomas y es amante de la poesía, el cine y la arquitectura.

Hace unos días jugó en el Bernabéu contra el Real Madrid, pero no pasó del empate y dejó la cuenta pendiente para el miércoles que viene en Manchester.

Guardiola tiene una biografía interesante. Cuando yo le conocí, aún no era entrenador y se dedicaba a hacer reportajes para MediaPro. Aquel día estaba en Madrid, en el hall del teatro de la ópera esperando a que llegara Zapatero para entrevistarlo. Lo recuerdo con el pelo cortado al uno como un nadador olímpico, y una bandolera cruzada sobre un abrigo de cheviot, al estilo de los culturetas de la época. El tiempo ha pasado. Guardiola sigue entrenando, pero su vida ha cambiado mucho. Tiene tres hijos que le sacan un palmo y vive mitad en Barcelona, mitad en Manchester. Pese a su fuerte ramalazo nacionalista, viaja de vez en cuando a Madrid, donde tiene muy buenos amigos. Por ejemplo, los Trueba.

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez.

Jorge Javier Vázquez. Guillermo Serrano Amat

Jorge Javier es el hombre más divertido de la tele, y también el más descarado y el menos aprensivo. Estudió Románicas en la Universidad de Barcelona. Luego hizo teatro en Madrid y sin más preámbulos se fue a Los Ángeles a vivir del cuento, digo del canto. Decidió entonces que le vendría bien dar la vuelta al mundo para aprender geografía. Allá que se fue, con los libros de Gil de Biedma y la maleta a cuestas. Dio varias veces la vuelta al mundo sediento de cultura. En Asia hizo parada y fonda en Birmania. Y en Laos creyó haberse encontrado con Luis Roldán disfrazado de monje color azafrán. Se detuvo mi amigo en Luang Prabang, aunque por muchos faldones que levantaba, no hallaba rastros del otrora director general de la Guardia Civil, en vista de lo cual emprendió viaje a África, donde vio manadas de elefantes antes de que el emérito y sus amigos los abatieran sin escrúpulos.

De regreso a casa recibió la noticia de la desaparición de Sálvame. Asustado, reunió a los colaboradores del programa que tanta grandeza habían dado a las tardes de Telecinco (Lydia Lozano, Kiko Matamoros, Belén Esteban, Terelu Campos, Antonio Montero, etcétera) y los sometió a un implacable casting. Una de dos: o ganaban los colaboradores o ganaban los dueños de la pastizara. Todo hay que decirlo. Los colaboradores son infinitamente más creativos.

['Sálvame' se despedirá una semana después de lo previsto e inicia con humor su cuenta atrás]

Todos van a echar de menos Sálvame: los que lo hacen y los que lo ven. Y por supuesto, los que ya no están, como es el caso de Mila, la mujer que hacía la croqueta a la velocidad de la luz. Mila nos dejó en pleno subidón de nostalgia y siempre permanecerá con nosotros.

Jorge Javier vive con varios perros y un burro en uno de los barrios más exquisitos de Madrid. Allí no dejará de hacer novelas, canciones y gimnasia de todos los colores.

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