Pegasus no es el final de Pedro Sánchez. ¿O sí?

Queridos oyentes, hoy vamos a hablar de arte. En concreto del arte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para escurrir el bulto. Para barrer debajo de la alfombra y seguir adelante con una sonrisa, como un superviviente, como el buscavidas.

Siempre se las arregla para hacerlo. Nunca le ha temblado el pulso para soltar lastre, para traicionar a sus amigos o para pactar con el demonio si el botín, la Moncloa, lo justifica.

Cada oyente tendrá su opinión sobre el presidente. Lo considerará un héroe o un villano, un maestro de la política o de la antipolítica. Pero les aseguro que hoy no estamos aquí para analizar las virtudes o los defectos de Sánchez.

Hoy estamos aquí para discutir si el mago se ha quedado sin trucos, sin chistera y sin cartas. Si hay tanto polvo bajo la alfombra que la mesa ya cojea. Si las revelaciones de Pegasus, si el Catalangate y el Sánchezgate, marcan el principio del fin del presidente.Me acompañan Cristian Campos, jefe de Opinión de EL ESPAÑOL, y Alberto D. Prieto, subdirector y corresponsal político de EL ESPAÑOL.

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