Luis de Pablo, compositor.

Luis de Pablo, compositor.

OBITUARIO

Luis de Pablo, la música que se apoya en sí misma

Luis de Pablo, uno de los compositores españoles más importantes del último siglo, ha muerto a los 91 años.

11 octubre, 2021 14:40

Nacido en Bilbao en 1930 y fallecido ayer a los 91 años, Luis de Pablo fue uno de los grandes representantes, si no el que más, de la vanguardia musical española. Ese vanguardismo, apoyado en una más que sólida formación, contrastaba con su talante de una llaneza típicamente vasca. Sintió precozmente la vocación musical, lo que parecía condición sine qua non para dedicarse a este arte. A los cuatro años, confesaba, tuvo ya la necesidad de escuchar y hacer música, no tanto de interpretarla.

Y se abrió paso, como tantos de su generación, en la cultura en general, luchando contra los elementos. Su infancia fue un piano en la casa familiar que nadie tocaba, una gramola y algunos discos con un poco de todo, programas de ballets y ejemplares de La Ilustración Francesa que atendían más a otras artes que a la música. Conoció, así, a sus diecisiete o dieciocho años, antes la vanguardia plástica y literaria que la musical. Y se preguntó dónde estaba la música que correspondía a esas nuevas formas de expresión.

La respuesta a esa pregunta juvenil puede ser su propia trayectoria. Aunque amaba a Beethoven y a Wagner, siempre sintió una atracción muy grande por formas de expresión no tradicionales. La década de los 50 fue de formación y absorción, estudiando música y comprando partituras. Algunas, las que más le interesaban, arrumadas en sótanos de tiendas, porque no eran fácilmente vendibles entonces en España.

La ventaja es que, cuando se encontraban (cosas como los Preludios de Debussy), mantenían los precios de los años 20. Así, con una dedicación que él mismo calificó de propia de Sherlock Holmes, hizo su biblioteca musical. Y aprendió mucha música (el serialismo) en las partituras antes de escucharla interpretada.

Un concepto esencial de la poética de Luis de Pablo es que la música, el arte que más depende del tiempo, se apoya en sí misma. No hay que preguntarle al autor lo que ha querido decir. “Leñe, lo que usted oye; si pudiera decirlo con palabras sería poeta”, explicaba en una charla en la Fundación Juan March hace más de diez años. En el Otoño de Vivaldi no está el jabalí corriendo, por más que se diga. La música tiene un poder autónomo de expresión. En términos saussirianos, la música sólo tiene significante, no significado.

Le interesó la poesía del 27 y su uso del verso libre y una métrica no tradicional para llevar eso a la música

Otra base de su poética es que la música necesita una dosis de contraste, porque el tiempo psicológico está hecho de contrastes de tensión, y es fundamental saber crear ese tipo de contrastes y que so esté al servicio de una comunicación puramente sonora. Si el serialismo le parecía que, a la larga, producía una cierta monotonía, él se apoyó mucho en los intervalos, la distancia entre las notas, buscando intervalos en constante cambio, pero reconocibles. Así encontró un lenguaje propio que le permitió hacer una larga obra, ya que se trata de un sistema suficientemente flexible y, por ello, capaz de evolucionar.

Lo suyo fue una aproximación distinta a lo que se ha llamado música española, lejos tanto de la zarzuela como del folclore. Lo que había hecho Falla ya estaba hecho y bien, no se trataba de volver a eso. A él le interesó la poesía del 27 y su uso del verso libre y una métrica no tradicional, para llevar eso a la música. Por otro lado, su conocimiento de lenguas, de la fonética y la rítmica de otros idiomas, le proporcionó también una herramienta útil para la música.

“La primera urgencia de un compositor es buscar la forma de ordenar expresivamente el material sonoro; eso es un maravilloso desafío porque nos obliga a usar toda nuestra capacidad imaginativa”, dijo en la charla citada.

Con esas bases, Luis de Pablo ha hecho una obra que está en el corazón de la vanguardia musical española. Desde su actividad juvenil en grupos como Nueva Música, Tiempo y Música o Música abierta, hasta sus grandes composiciones: óperas como Kiu o la última, El abrecartas, próxima a estrenarse en el Teatro Real, Radial, la primera que estrenó fuera de España, Polar… La gran atracción que sentía por la literatura, perfectamente compatible con su poética musical, le hizo componer obras basadas en textos de gente como Mircea Eliade, Mishima, Vicente Molina Foix o Primo Levi. Obras suyas fueron dirigidas por nombres tan de primera fila como Pierre Boulez o Bruno Maderna.

Es autor también de obras teóricas importantes (como Aproximación a una estética de la música contemporánea y Lo que sabemos de la música) y promotor, entre otras muchas actividades de una bienal de música contemporánea en Madrid, que no tuvo continuación, en los años 60, de unos Encuentros de arte en Pamplona, con José Luis Alexanco y el mecenazgo de la empresa Huarte, en los 70, o de la puesta en marcha, en los 80, del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea.

Una faceta importante de su trabajo fueron las bandas sonoras para películas como La busca, La caza, Ana y los lobos, El espíritu de la colmena, Pascual Duarte o A un dios desconocido. Estaba en posesión de distinciones como el Premio Nacional de Música, el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, el Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria o el León de Oro de Música en la Bienal de Venecia, en reconocimiento a toda su carrera.

*** Luis de Pablo de Costales nació el 28 de enero de 1930 en Bilbao, y murió en Madrid el 10 de octubre de 2021 a la edad de 91 años.

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