La condena sin ambages del Parlamento Europeo a Marruecos por usar la entrada masiva de personas en Ceuta como arma diplomática es un logro extraordinario para España y para la Unión, que se compromete a asegurar el control de sus fronteras.

La histórica resolución aprobada con el apoyo de los cuatro grupos principales de la Eurocámara (socialdemócratas, conservadores, liberales y verdes) recuerda al régimen de Marruecos que la frontera europea por el sur comienza en Ceuta y Melilla, y que cualquier ataque contra España es un ataque contra Francia, Alemania y el resto de los Estados miembro.

Para enfado de Rabat, que ha llegado a acusar al Gobierno español de “europeizar un problema puramente bilateral”, los europarlamentarios han apelado al Convenio de Naciones Unidas sobre derechos de los niños como base para censurar el inaceptable uso de menores como método de extorsión.

La firmeza europea pone contra las cuerdas a Marruecos, que tiene en la UE a su principal socio comercial: a Europa dirige el 66,7% de sus exportaciones y de ella recibe el 53,1% de sus importaciones. Además, Marruecos es el tercer país más beneficiado por los fondos comunitarios de cooperación internacional.

El cambio de Biden

Los socios europeos se han alineado con España el mismo día que la Administración Biden anticipaba su cambio de postura respecto al Sáhara Occidental, desmarcándose del anuncio que en su día hizo Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre este territorio. 

Ni siquiera la torpeza diplomática de la ministra de Exteriores, González Laya, de aceptar a hurtadillas la hospitalización en Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, podía justificar las represalias de Marruecos. 

La Eurocámara ha encontrado en el desprecio a los derechos de la infancia la herramienta más efectiva para trasladar un mensaje contundente a Marruecos. Por eso recuerda en su resolución que el régimen alauí puso “en peligro evidente” la vida de más de un millar de menores, a los que se convenció incluso con mentiras de la oportunidad de cruzar ilegalmente a España.

Sin duda, la defensa que eurodiputados nacionales como Jordi Cañas (Cs) han hecho de esta causa ha sido esencial para dar ajustada respuesta a lo que era un chantaje intolerable. 

El gesto de Francia

Merece también mención especial la solidaridad de la Francia de Emmanuel Macron, dada su innegable influencia histórica y económica sobre el reino magrebí, que ha asumido el problema como lo que es, un asunto “europeo”.

Poniendo el foco sobre el drama ceutí, Le Monde dedicó un editorial al desinterés inicial de la UE en el uso de los migrantes como arma de presión por parte de Marruecos, en contraste con la preocupación que en Bruselas viene despertando Turquía.

Para contrapunto de este éxito de España en la UE queda la postura populista de Vox, que no apoyó la resolución y que exigió medidas más contundentes, en su intento de convertir la política exterior en aspavientos y maximalismos. Consideramos, al contrario, que la mejor salida a la crisis con Marruecos, un país vecino y clave para el control de la migración y el terrorismo, es la que ha dado este jueves la Eurocámara.