La apabullante e incontestable victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid ha generado un terremoto político de consecuencias todavía imposibles de prever. A su victoria casi absoluta, que le permitirá no depender de Vox y gobernar en solitario, se suma la salida de la política de Pablo Iglesias, es decir, el final de Podemos.

Ayuso se ha quedado a cuatro escaños de la mayoría absoluta, pero sus resultados son incluso más meritorios que los de Gallardón, AguirreCifuentes en su momento porque estos se produjeron sin rivales como Ciudadanos o Vox compitiendo por el voto del centro y de la derecha.

Ayuso ha superado a sus antecesores y ha generado un tsunami de complicidades entre los madrileños inimaginable hace sólo dos años. 

La mala noticia de la noche es la no entrada de Ciudadanos en la Asamblea. Porque el triunfo de Ayuso, incontestable, deja el proyecto de Inés Arrimadas al borde del colapso. El hundimiento del centro, al que han contribuido tanto los propios errores de los naranjas como el asalto a su espacio y a sus votantes por parte de PP y PSOE, es sin duda alguna la peor de las consecuencias que dejan estas elecciones

Vox, marginal

Mucho más positivo ha sido el arrinconamiento de Vox en la marginalidad. El partido de Santiago Abascal ha logrado salvar los muebles tras el huracán Ayuso, pero su formación queda reducida a la irrelevancia en Madrid, circunstancia que tendrá repercusiones en el resto de España. Vox es consciente de ello y el discurso de ayer de Abascal, tan beligerante como fuera de foco, lo demuestra. 

Vox es uno de los grandes perdedores de las elecciones madrileñas junto con Ciudadanos, Podemos y el PSOE. Porque aún obteniendo un gran resultado, el PP ha quintuplicado sus resultados. Madrid no es España. O no toda España. Pero el PP sabe ahora que la amenaza de Vox no es existencial, sino poco menos que coyuntural.

Ayuso ha señalado el camino para que el PP vuelva a la Moncloa. Lo ha hecho generando una bicefalia de facto en el PP, algo inevitable dada la amplitud de su victoria y la percepción de que estas no eran unas simples elecciones autonómicas, sino un duelo entre la presidenta de la Comunidad y el presidente del Gobierno.

Si Pablo Casado logra transmitir la idea de que Vox no gobernará jamás en España (algo evidente para cualquier español razonable) y consigue captar el voto útil de la derecha, sus posibilidades de llegar a la presidencia se incrementarán de forma drástica. 

Una izquierda nacional

La victoria de Ayuso obligará al PSOE a replantear su estrategia nacional y su política de apoyos. Esa que le hace depender de extremistas, populistas y nacionalistas cuyo objetivo no es el bienestar y el progreso de todos los españoles, sino el de la destrucción de la democracia constitucional y de lo que ellos llaman el régimen del 78

Con un Podemos en fase de liquidación, el PSOE necesita ahora que surja una izquierda constitucional y nacional que le evite depender de radicales. Es decir, una izquierda similar a lo que fue UPyD en su momento.

Pero Más Madrid no es una izquierda constitucionalista y nacional, sino republicana y federalista, y además es un partido estrictamente madrileño. Podemos, poco más ya que un cascarón vacío, estaba concebido como el vehículo personal de un Pablo Iglesias que ha abandonado el escenario político. Su papel será irrelevante en el futuro. 

Como Aznar

La de Ayuso ha sido una victoria al modo de las de José María Aznar. El protagonismo de Miguel Ángel Rodríguez, el gran estratega de esta victoria, no es casual y representa un elemento de continuidad. Como Aznar, Ayuso ha planteado una campaña basada en ideas y valores, pero a la vez con un sentido pragmático del ejercicio del poder.

El resultado ha sido el aglutinamiento de un amplio espectro de votantes, desde el centro e incluso el centroizquierda hasta la derecha conservadora pura y dura, pasando por supuesto por el liberalismo, la ideología con la que Ayuso confiesa sentirse identificada. 

Aunque el fenómeno Ayuso no es exportable al resto de España, marca tendencia. Ahora, el PP configura un gran ticket electoral con Casado y la presidenta madrileña. Ayuso ha conseguido derrotar a Pedro Sánchez y ha cumplido su compromiso de sacar a Pablo Iglesias de la política.

Lo que ocurra a partir de ahora en España será, indudablemente, consecuencia de su victoria de ayer.