Por mucho que los tiempos que vivimos y el avance tecnológico permitan una nueva forma de comunicación, por expresivo que quiera ser un Ejecutivo, no hay que ser muy avispado para convenir en una realidad fundamental: para la Moncloa la línea entre política y propaganda es muy fina, quizá demasiado. Basten dos palabras comodín: "resiliencia" y "cogobernanza", para demostrar que lo fundamental para el Gobierno es la imagen y el relato.

Ejemplos de esta conversión del propio Consejo de Ministros sobran. Desde el equívoco en redes del ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska felicitando, desde la cuenta del Ministerio al ex ministro Salvador Illa a la inauguración hoy lunes de un tramo del Corredor Mediterráneo en plena campaña electoral catalana revelan algo. Acaso que la maquinaria propagandística del Gobierno de España no cesa.

Que la inauguración de un tramo del Corredor Mediterráneo en plena campaña electoral catalana no iba a pasar desapercibido lo demuestra el escrito que el PP ha presentado en la Junta Electoral Central (JEC).

En él, los populares han pedido que la JEC "proceda, de manera urgente, a hacer recordatorio y advertencia" al Gobierno de su obligación de "mantener una estricta neutralidad" y de respetar lo establecido en el artículo 50.3 de la LOREG, que prohíbe la realización de actos de inauguración de obras públicas durante la campaña electoral.  

Ley Electoral

En este punto conviene recordar el artículo 50 de la Ley Electoral, que estipula claramente que queda "prohibido cualquier acto" financiado "directa o indirectamente por los poderes públicos" que contenga alusiones a "los logros obtenidos" o expresiones coincidentes con los eslóganes. 

De hecho, la norma es taxativa cuando se refiere a la prohibición de "cualquier acto de inauguración". Que el Gobierno se pueda amparar en que no es una inauguración sino una "presentación pública", más allá del resquicio semántico y legal, ejemplifica esta descarada estrategia de márketing a la que Pedro Sánchez parece abonado.

No por la posibilidad de sortear la Ley con subterfugios queda impune la voluntad de erosionar la legalidad. Más aún cuando en la convocatoria de prensa ya se detalla intencionadamente el coste de las obras del tramo de AVE y se anuncia, además, la presencia del presidente del Gobierno y del ministro José Luis Ábalos.

Argumentos al separatismo

No es de recibo, pues, que con estas trapacerías los socialistas intenten aupar a su candidato en las autonómicas catalanas. Si bien hay que decir en defensa de Illa que las proclamas en particular y la operación propagandística en general no son responsabilidad suya, sino de una querencia irrefrenable del Gobierno de emplear cualquier recurso para su campaña de imagen.

Muchas líneas rojas - éticas y estéticas- se han venido cruzando, y con estas maniobras los socialistas pueden quedarse sin argumentos sólidos frente al independentismo y su uso y abuso de los presos en la calle y de las pancartas en edificios públicos. Que luego nadie se queje. La confusión entre Gobierno y las siglas no puede ir adquiriendo estatus de normalidad.