Sanidad ha difundido este miércoles un plan farragoso y de dudoso cumplimiento para celebrar las Navidades de la Covid: reuniones de un máximo de 10 personas,  movilidad restringida, toque de queda a la 1.30 en los principales festivos -con la posibilidad de incluir o no el día de Reyes-...

Se permite reunir a "dos grupos de convivientes", pero se introduce además la figura difusa del "allegado". Las autoridades madrileñas ya han adelantado que no están de acuerdo y advierten de la imposibilidad de controlar los cierres perimetrales.

Protocolo sencillo

Frente a este embrollo, la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, ha propuesto un protocolo sencillo. Consiste en confinarse una semana antes y otra después de las celebraciones navideñas, con los colegios cerrados y los adultos teletrabajando. 

Eso evitaría la maraña de restricciones en las fiestas y evitaría el riesgo de contagios. También daría un respiro a los servicios hospitalarios, ya que disminuiría las visitas a Urgencias. Además, antes de recuperar la actividad normal, habría tiempo para practicar los test que fueran necesarios.

Desorientación

Conviene estudiar ya la propuesta de la UE. En un momento en que el ciudadano español medio muestra hartazgo y desorientación por la multiplicidad de normas -que cambian cada semana y en función del territorio-, la idea de Bruselas se impone por su sencillez y lógica aplastante.

Sería una forma de no echar por tierra los últimos datos epidemiológicos, que tras el esfuerzo restrictivo de noviembre ofrecen margen al optimismo. La incidencia sigue bajando y ninguna región está por encima de los 400 casos por 100.000 habitantes. No hay que bajar la guardia... y hay que escuchar más a Bruselas.