Telefónica desplegará en cuatro meses el 5G para dar cobertura al 75% de la población española. Un movimiento que marcará un antes y un después en la era de las telecomunicaciones en España, y que permitirá dar un paso de gigante en la digitalización de la economía española.

Un hito en el que cabe destacar el papel del presidente de la operadora, José María Álvarez-Pallete. Hace apenas un mes presentaba su Pacto Digital, en el que se comprometía a estar en el mercado antes de final de año con un despliegue comercial que permitiera que una parte sustancial de sus clientes pudiera acceder a esta tecnología... y ha cumplido. Y no sólo eso: en ese mismo compromiso se cifraba el reto de que en 2025 la fibra óptica cubriese el 100% de nuestro territorio.

Servicios básicos

La disponibilidad del 5G es vital, y más en la coyuntura actual en la que el coronavirus ha acelerado todos los planes de digitalización previstos para los próximos años. Prácticamente, nos ha hecho avanzar una década en tan sólo unos meses. Por ello, la respuesta de tecnológicas como Telefónica (y que también están dando otras en España) debe ser contundente y rápida.

Digitalizar la economía es esencial para la recuperación post Covid-19, y en ello el papel de esta tecnología será esencial. Pero también traerá consigo cambios que para muchos resultan inimaginables en este momento y que redundarán en la mejora de nuestras vidas. Por ejemplo, permitirá la llegada de la cirugía en remoto (y que un médico en Washington nos opere a través de un robot en un hospital de Madrid), pero también el coche conectado, el control en tiempo real de las infraestructuras críticas o  la domotización de nuestros hogares.

Y ayudará también, y no hay que olvidarlo, a acelerar la implantación del teletrabajo que representa, según la EPA, un 16% de la actividad laboral.

El reconocimiento

Avances, todos ellos, que era importante anticipar para estar preparados cuando llegara el momento de aplicarlos. Ha llegado el momento del 5G, y Telefónica ha hecho su parte. Ahora sólo queda que la tecnología permita también que todos los ciudadanos puedan disfrutar de ella, y para ello será vital que existan en el mercado terminales que tengan un precio asequible para que la compra de teléfonos con 5G sea masiva.

Es verdad que esta tecnología, como todos los avances de fuste, cuenta con una minoría de detractores que se fundamentan en bulos: ni el 5G produce cáncer, ni coronavirus, ni afecta al medio ambiente, ni supone una herramienta para el espionaje.

Implantar esta tecnología que parece de futuro cuando afrontamos una pandemia casi medieval requiere el reconocimiento de toda la sociedad hacia las operadoras. Sería injusto no ponderar esta realidad y este esfuerzo.